El senador demócrata moderado Joe Manchin mostró su fuerza política ayer, advirtiendo a la Casa Blanca y a los legisladores estadounidenses que regresaban de vacaciones de verano que podría hundir el inmenso paquete de gastos de 3,5 billones de dólares del presidente Joe Biden.
Washington ha pasado las últimas semanas consumido por los disturbios geopolíticos, incluida la caótica salida de Estados Unidos de Afganistán, así como el vigésimo aniversario de los ataques del 11 de septiembre.
Pero el Congreso regresa al trabajo esta semana enfocado en la agenda doméstica, y en una serie de apariciones en programas de entrevistas Manchin hizo sonar las alarmas sobre lo que considera gastos excesivos en lo que la mayoría de los demócratas ven como la propuesta de inversión pública más trascendente en generaciones.
"¿Cuál es la urgencia?", dijo Manchin en el programa de CNN State of the Union, y enfatizó que aún no se han gastado decenas de miles de millones de dólares de las masivas inyecciones federales del año pasado y principios de 2021 para ayudar a la economía a recuperarse de la pandemia de coronavirus.
El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, dijo recientemente que avanzará "a toda velocidad" para impulsar el plan Build Back Better ("Reconstruir mejor") de Biden.
El histórico dispositivo presidencial ampliaría los programas de la red de asistencia sanitaria a los más desfavorecidos, como Medicare, financiaría medidas radicales contra el cambio climático y proporcionaría dos años de escuela universitaria gratuita.
Manchin lanzó a Schumer una advertencia contundente. "Él no tendrá mi voto sobre los 3,5" billones de dólares, dijo, sugiriendo que podría estar más dispuesto a un paquete de 1,5 billones. Agregó que los legisladores deberían reducir la velocidad y reevaluar el proyecto presidencial.
"No hay prisa", insistió en el programa Meet the Press de NBC. "¿No creen que deberíamos debatir un poco más, hablar de ello y ver lo que tenemos por ahí?".
El Senado ya aprobó un proyecto de ley de infraestructura de aproximadamente un billón de dólares para mejorar carreteras, puentes, puertos y sistemas de agua potable, que obtuvo el apoyo de todos los demócratas y de 19 republicanos.
Pero los republicanos están unidos contra el proyecto de ley de inversión social más grande de la historia del país, advirtiendo que acrecentaría la deuda nacional y la inflación.
Un solo voto negativo de un demócrata en el Senado, donde demócratas y republicanos tienen 50 escaños cada uno, enterraría efectivamente la propuesta.
Eso le da a Manchin, y a su colega centrista Kyrsten Sinema, quien también ha expresado su oposición al plan de 3,5 billones de dólares, una capacidad extraordinaria de presión sobre un plan que no puede permitirse contratiempos si quiere ganar el apoyo de todos los sectores del Partido Demócrata.
Ese ya es de por sí un gran desafío.
Varios progresistas de la Cámara de Representantes han dicho que se opondrán al proyecto de ley de infraestructura si el paquete de gastos sociales por 3,5 de dólares no es votado.
El líder de la izquierda demócrata Bernie Sanders, que preside el Comité de Presupuesto del Senado, criticó como "absolutamente inaceptable" la amenaza de Manchin de condenar el proyecto de ley.
"No creo que sea aceptable para el presidente, para el pueblo estadounidense o para la abrumadora mayoría de las personas que integran el caucus demócrata", dijo Sanders a CNN, y agregó que las enormes inversiones públicas son cruciales para "las necesidades enormemente insatisfechas de las familias trabajadoras".
"El proyecto de ley de infraestructura y el plan presupuestario más amplio han estado inextricablemente vinculados desde que comenzaron las negociaciones" y "sería algo terrible para el pueblo estadounidense si ambos proyectos de ley fracasan", destacó.