El presidente interino, Juan Guaidó, pedirá decretar “estado de alarma”. Maduro anuncia “ayudas”
Un nuevo elemento entró a jugar en contra del régimen dictatorial de Nicolás Maduro. Se trata del caos generado por el masivo apagón que tiene en la oscuridad a Venezuela desde hace tres días, y que ha llevado al líder opositor Juan Guaidó a anunciar que pedirá al Parlamento declarar el “estado de alarma”, con el fin de solicitar ayuda internacional.
“Para mañana (hoy) hemos convocado sesión de emergencia extraordinaria de urgencia del Parlamento Nacional para tomar acciones inmediatas con respecto a la ayuda humanitaria necesaria”, aseguró Guaidó, jefe del Congreso de mayoría opositora, en una rueda de prensa.
El también Presidente Interino, reconocido por 50 países, agregó que convocará “acciones de calle” para presionar la salida del poder de Nicolás Maduro, a cuyo gobierno culpa del monumental corte de electricidad que empezó el jueves a las 4:53 p.m. y es el peor registrado en este país de 30 millones de habitantes.
Sin luz, agua e incomunicados, los venezolanos enfrentan además la amenaza de que el apagón se prolongue indefinidamente. Según la ONG Codevida, por el corte energético han fallecido al menos 15 pacientes renales que no pudieron recibir diálisis.
Los hospitales que tienen generadores de energía los usan para emergencias. Guaidó asegura que 17 personas han muerto en centros médicos. El gobierno no ha informado de muertes.
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“Ha sido horrible. Todo oscuro. Solo funcionan algunas áreas con una planta eléctrica que llevaron porque la del hospital no funcionó”, dijo Sol Dos Santos, de 22 años, quien tiene a su niña hospitalizada en Caracas.
El país está paralizado con negocios cerrados y poco transporte, sin actividades laborales ni escolares. Entre la población, la preocupación aumenta porque la comida empieza a dañarse y el agua escasea, mientras largas filas se forman en estaciones de servicio ante el temor de que pronto falte el combustible.
“Estoy muy nerviosa porque esta situación no se resuelve, la poca comida que tenemos en la nevera se nos va a echar a perder. ¿Hasta cuándo vamos a soportar esto?”, dijo Francisca Rojas, una jubilada de 62 años.
La crisis energética se convirtió en el nuevo pulso por el poder entre Maduro y Guaidó.
Maduro denunció “ataques electromagnéticos” al “cerebro” de la hidroeléctrica de Guri, ubicada en el estado Bolívar (sur), la mayor de Venezuela y la segunda de América Latina, después de Itaipú (Brasil-Paraguay).
Guaidó, quien calificó esa versión de “hollywoodesca”, responsabiliza al gobierno por falta de inversiones y mantenimiento, y por la corrupción, ante recurrentes interrupciones del servicio eléctrico -principalmente en el interior del país-, que las autoridades denuncian como actos de “sabotaje”.
De mal en peor
La descomunal falla eléctrica viene a castigar aún más a una población que sufre por la escasez de medicinas y alimentos, y la hiperinflación.
Nadie puede retirar dinero de los cajeros ni usar ningún tipo de tarjetas, en un país donde las transacciones electrónicas son vitales incluso para operaciones pequeñas porque no hay dinero en efectivo.
Con un éxodo de 2,7 millones de venezolanos desde 2015 según la ONU, la incomunicación es también angustiante. Intentando captar señal de sus teléfonos móviles, muchos autos se estacionan al borde de la autopista Francisco Fajardo, la principal de Caracas, donde hay repetidores cerca.
“Tengo a mi hijo a y mi hermano fuera de Venezuela, y quieren saber de nosotros. Además, quiero ver noticias”, declaró la joven Bernardette Ramírez.
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En Caracas y su periferia, donde viven 6 millones de personas, seguía suspendido el Metro, lo que obliga a la gente a largas caminatas. Y decenas de personas están aún varadas en el aeropuerto internacional de Maiquetía por la suspensión de varios vuelos.
“El aeropuerto no tiene ni agua. He ido tres veces a ver si sale mi vuelo. Voy a Miami porque mi hermano sufrió un accidente, pero vuelvo”, aseguró Rossy Fernández, de 62 años, quien vive en el este de Caracas.
Sin solución a la vista
El servicio ha sido restablecido durante apenas algunas horas en estos tres días. Según la empresa eléctrica Corpoelec, el 40% de Caracas tiene luz. El corte afecta a la capital y 22 de los 23 estados del país.
En su primera aparición pública desde el comienzo del apagón, Maduro dijo el sábado ante una multitud de seguidores en Caracas que se había avanzado en la reconexión de casi un 70% del país, pero otro ataque -aseguró- “tumbó todo lo logrado”.
Ante la prolongación de la crisis, el presidente socialista anunció la distribución de alimentos subsidiados, agua y asistencia a hospitales.
El sábado, Guaidó había anunciado también ante miles de seguidores una gira nacional con diputados para definir la fecha de una movilización hacia Caracas.
“Los venezolanos tienen derecho a protestar porque este régimen está dejándo morir a los venezolanos. Señores de las Fuerza Armada, es momento de dejar de cubrir al dictador”, añadió ayer.
El presidente interino reiteró también estar dispuesto a autorizar la acción de una fuerza extranjera, al asegurar que “todas las opciones están sobre la mesa”, como ha dicho Estados Unidos sobre el eventual empleo de una acción militar en Venezuela.
El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, anunció que Venezuela denunciará a Estados Unidos por el apagón y presentará las “pruebas del sabotaje” a una misión de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU que visita el país.
La “agonía” de esperar
¿Podrá salvar la comida en la nevera? ¿Cuánto durará el agua que recogió en cubos? ¿Acabará el “toque de queda” de la delincuencia en la oscuridad? Son preguntas que atormentan a Yadira mientras espera que el suministro de electricidad sea normalizado en Venezuela.
“Es una agonía (...), el miedo que tenemos todos (...). No sabemos lo que va a pasar. Si no llega (la luz), ¿cuántos días más? ¿Hasta dónde vamos a aguantar?”, dice Yadira Delgado, de 49 años, en la sala del apartamento donde vive en Caracas con su madre y su hija adolescente.
Velas y lámparas de queroseno iluminan la vivienda en la planta baja del edificio en el que reside, donde su madre, Elvia Lozano, a sus 72 años, es conserje.
No es mucho lo que puede comprar. A sus demás problemas se suma la escasez de dinero en efectivo que sufren desde hace meses los venezolanos.
El billete de máxima denominación, 500 bolívares, equivale a apenas 15 centavos de dólar, insuficiente para una golosina. Ello obliga a transacciones electrónicas para prácticamente cualquier operación, por pequeña que sea, y sin electricidad los datáfonos no funcionan.
Los apagones en Venezuela se han vuelto habituales desde hace una década, en especial en estados occidentales como Zulia, Táchira, Lara o Barinas.
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