Este domingo empieza en Palenque (estado de Chiapas) la construcción del Tren Maya, un proyecto que ha defendido el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El inicio de la obra se realizó con un ritual en el que participan de una decena de pueblos originarios de Chiapas. La ceremonia fue encabezada por el mandatario.
El Tren Maya tiene previsto conectar los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, al sur del país, y tendrá 15 estaciones distribuidas en tres tramos: Selva (426 km), Caribe (446 km) y Golfo (653 km).
Además, atravesará 15 áreas naturales protegidas de la Península de Yucatán, que alberga más de 700 especies de vertebrados y más de 1.000 de invertebrados, como el Parque Nacional Tulum (Quintana Roo), las reservas de la Biosfera Yum Balam y Sian Ka’an (Quintana Roo) y Calakmul (Campeche), y las áreas naturales protegidas estatales de Balam-Ku y Balam-Kin (Campeche), entre otras.
El Gobierno federal destinará de su presupuesto MXN 6.000 millones (USD 296,5 millones), un 5% del total del valor de la megaobra, que oscila entre los MXN 120.000 y MXN 150.000 millones, es decir, entre USD 5.900 y USD 7.400 millones.
Esta iniciativa hace parte de los 18 proyectos prioritarios de la administración federal.
El megaproyecto que, según el mandatario, catapultará el desarrollo de las regiones por donde pasará, ha generado bastante polémica.
Especialistas y organizaciones ambientales han advertido sobre el riesgo que implica llevar a cabo la construcción del Tren Maya.
La Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar dijo en un medio local que cerca de 2.000 jaguares de la reserva de la biósfera de Calakmul están en riesgo.
Entre tanto, académicos y otras organizaciones consultadas por el diario El Universal aseguraron que se requiere una “manifestación de impacto ambiental” que defina la viabilidad de la obra de infraestructura.
Según Gustavo Alanís, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), además de los estudios de impacto ambiental, se debe considerar que hay áreas del trazado del Tren en las que no está permitido el cambio de uso de suelo forestal y que es necesario realizar consultas con pueblos indígenas locales y ejidatarios, un tipo de hacendado en México.
De los 1.525 kilómetros del Tren Maya, se construirá sobre 600 km ya existentes. Aún así se exigen los análisis de impacto.
“Aunque hay derecho de vía, se tiene que conocer la fragmentación que tendrá el ecosistema por la rehabilitación” de estos corredores, dijo la investigadora Beatriz Silva, de la Universidad Autónoma Metropolitana, en Ciudad de México.
La organización internacional Greenpeace también ha manifestado su preocupación por que el proyecto arranque sin que se cuenten con los requisitos ambientales previos, teniendo en cuenta su magnitud.
En la Península de Yucatán habitan 40 especies en peligro de extinción.