EN EL país donde se inventó el populismo moderno, Argentina, las elecciones del PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) han sido la antesala del descalabro. Para muchos, los peronistas, sea cual la versión del momento, casi siempre ganan y terminan posteriormente gobernando otros cuatro años entre especulaciones de default, inflación, marchas, fútbol… y asado. Un ciclo adictivo a las crisis, recargado por los K (Kirchner) y el neopopulismo.
Este domingo, sin embargo, puede empezar un “cambio de época”. Así la llama Héctor Guyot, columnista de La Nación, que describe las elecciones de este domingo como “las más dramáticas desde la vuelta de la democracia, con un país en la lona y una sociedad muy golpeada, pero paradójicamente estos comicios se presentan como los más inciertos en mucho tiempo”.
Los argentinos, o parte de ellos –estamos hablando del país donde también se inventó la famosa “grieta”, la separación por partes casi iguales de la sociedad– buscan “un rumbo”, en medio de la desorientación.
Ruptura o república
Para desafiar el populismo de los K, de los Kirchner, Cristina y Néstor, que han reeditado el peronismo en 20 años construyendo una versión moderna con las ideas del Siglo XXI, la oposición cuenta con tres candidatos de los cuales dos de ellos buscan este domingo ganar las primarias del PASO y convertirse en el aspirante de Juntos por el Cambio, la coalición que formó Mauricio Macri en 2019.
Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Laretta, con sus diferencias, representan una alternativa republicana, centrista y enfocada en romper la “grieta”. Apuntan a la reconstrucción de la economía entendiendo que antes deben ponerse de acuerdo con el poder corporativista de los sindicatos, gremios y demás sectores que operan a favor del populismo kirchnerista.
El gran desafío, para no desilusionar a un electorado que por poco se va por el “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, es saber hasta dónde se puede negociar con los poderes peronistas. Laretta ha propuesto, por ejemplo, que su vicepresidente sea Juan Schiaretti, el hasta junio candidato presidencial, gobernador de Córdoba y también, como no, peronista. Su intención ha sido “ampliar” el barco y robar votos de peronista que son anti-kirchneristas.
Bullrich, en cambio, ha apostado por el silencio; fue justicialista de joven –una línea del peronismo–. En sus filas, tal vez por eso, no ha incorporado seguidores de Perón, ni tampoco alza la voz con un grito que señale con el dedo, como Javier Millei, a toda la “casta”. Simplemente la exministra de Seguridad se rehúsa a caer en la “grieta”. Estrategia que, como indican las decisiones de Macri, máximo líder de la coalición, ha servido. En uso de su poder de veto, el expresidente rechazó la propuesta de Rodríguez Laretta de incorporar a Schiaretti en la coalición. Se puede ensanchar un poco, pero tampoco tanto.
Así no piensa el tercer candidato de la oposición, fuera de juego en las PASO por ya haber sido elegido por su partido, La Libertad Avanza, Javier Millei, que cree en la ruptura por encima de todo. Aborrece el statu quo y considera que, con el recorte de ministerios, privilegios, subsidios y otras prebendas, se puede reconstruir Argentina. Economista liberal y catedrático, pero ante todo polemista, el candidato ejemplifica una de las dos alternativas para ganarle al kirchnerismo, con un populismo libertario, que puede ser catalogado como de derecha. ¿Es que acaso el populismo es sólo de izquierda?
El antagonismo protagónico de su propuesta, que divide a los argentinos entre “casta” y “productivos”, muestra que Millei apunta a la genética populista, arraigada y poderosa, de los argentinos, pero con otras formas y símbolos. No se interesa por los ídolos del pasado, por Washington como enemigo, por la Eva y la Cámpora, por los bombos de las barras y los Piqueteros. Su manifiesto es económico. Es una adulación a la libertad de empresa y a la agencia del ciudadano. “Cerrar el banco central”, una de sus propuestas más sonadas, retumba entre sus seguidores, que apuntan acertadamente al Emisor como el responsable de la hiperinflación interanual del 114 %.
Son dos formas de concebir el antídoto para curar a la maltrecha Argentina. Una de ellas apela a un republicanismo que busca el respeto por las instituciones políticas, económicas y sociales. Ve posible un proyecto de reconciliación nacional centrado en la economía. Mientras otro, ante el encarcelamiento peronista, sólo cree en la libertad como símbolo único y excelso. Atrapados en una pesadilla kafkiana de burócratas, sindicalistas y mafias, lo único que queda es apelar a la autonomía del ciudadano.
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De las tinieblas
Pero al peronismo cuesta vencerlo. Está acostumbrado a los golpes como Carlos Monzón tras varios derechazos de Rodrigo “Rocky” Valdés. En las presidenciales de 2019 a Macri le ganó con un débil Alberto Fernández y hoy apunta hacer lo mismo, esta vez con el hábil Sergio Massa.
El hoy ministro de Economía es la carta del kirchnerismo, a pesar de que todos esperaban que el candidato fuera Juan Grabois, un fiel seguidor de Néstor y Cristina. Massa, sin embargo, parece más hábil. Sobre todo, es el más capaz de reeditar la candidatura de Fernández de 2019, en la que el peronismo centró su discurso en señalar a Macri como del responsable de la crisis por sus acuerdos para renegociar la deuda con el FMI y su empeño por recortar subsidios, así como privatizar unas pocas empresas.
En las últimas encuestas publicadas, la coalición de Juntos por el Cambio –Bullrich y Laretta unidos– obtiene un 34 % de los votos, seguido con el 31 % del Frente de Todos, de Massa, en tanto Millei aparece con el 17 %.
Con el candidato enfilado, una vez más el peronismo se resiste a dejar el poder. Pero ya no es el mismo de antes. A la “Jefa” (Cristina de Kirchner) ya no le caminan tanto las masas, mientras que los ídolos populares no parecen suficientes para llenar de contenido los bolsillos vacíos de los argentinos.
Una camada de candidatos opositores puede romper el hechizo populista bajo el dogma de la libertad o los principios republicanos. Al final de esta noche conoceremos quiénes son y cómo llegan para las elecciones presidenciales del 22 de octubre.
¿Qué se elige este domingo?
Las elecciones del PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) son la primera instancia en donde compiten precandidatos de varias coaliciones de partidos para definir su candidato a las elecciones presidenciales. En este caso sólo compiten los de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Laretta. Millei y Massa ya han sido escogidos por sus partidos y coaliciones. En estos comicios también se elige una parte del Senado. Igualmente, son las primarias para cargos locales y regionales.