Juntos es la palabra en común y que desde hace semanas más se pronuncia en la política francesa ya que mientras para los seguidores del reelecto presidente Emmanuel Macron es un lema, para su rival de izquierda, Jean Luc Melénchon, es el sustento del inédito frente unido que logró de cara a las legislativas que arrancan este fin de semana.
Previstas para dos vueltas (12 y 19 de junio) estas nuevas citas en las urnas de los franceses son consideradas por el conglomerado izquierdista como una tercera vuelta ya que, como se sabe, Mélenchon quedó a las puertas del balotaje que fue ganado por la candidata de la ultraderecha, Marine Le Pen, que por tercera vez buscaba llegar al Elíseo.
En la jornada del pasado 24 de abril, el centrista Macron se convirtió en el primer jefe de Estado francés en ser reelegido para un segundo mandato desde 2002, con un 58,55% de votos. Y, ahora, para cumplir la anunciada agenda programática requiere conservar la mayoría absoluta de diputados, la que podría estar amenazada no tanto por el repunte de la izquierda sino por una alta abstención.
"¡No se decidió nada (en la presidencial)…" sostiene Mélenchon ahora como líder de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), la alianza, inédita en los últimos 25 años, de ese espectro político. Su principal argumento es el contexto de la reelección del presidente. Para la izquierda, los electores votaron por él para impedir la llegada al poder de Le Pen, no por sus ideas.
Y es por ello que pretenden convertir las legislativas en una "tercera vuelta", con el objetivo de arrebatar la mayoría en el parlamento a la alianza centrista ¡Juntos! de Macron, impedir que pueda aplicar sus reformas (entre ellas aumentar la jubilación de 62 a 65 años) y, hasta forzar la cohabitación política.
Consciente de ese riesgo, el que advierten analistas y encuestas, Macron ha participado activamente en la campaña la que, sin embargo, no despierta el interés de gran parte de los franceses por considerar, según expresa Brice Teinturier, politólogo de Ipsos France, “que se tiene la sensación de que todo se dijo en la elección presidencial”.
Además, todas las encuestas han coincidido en señalar que “Juntos” será la más votada y aunque Nupes tenga el proyectado avance de la intención de voto, lograrían un máximo de 230 legisladores.
Macron y su alianza de derecha, centro derecha y centro izquierda necesitan 289 escaños del total de 577 que forman el Parlamento para mantener la mayoría absoluta. Aunque los guarismos varían según la firma encuestadora, en el peor de los escenarios sacaría un improbable de 250 curules y, en contrario, no menos de 315.
La encuesta realizada por Elabe y publicada el pasado miércoles, da a la alianza oficialista entre 275 y 315 diputados, seguida del frente de izquierdas de Jean-Luc Mélenchon (155-180) y la ultraderecha de Le Pen (35-65).
La divulgada ayer por Ifop-Fiducial para la cadena LCI TV señala que la formación liderada por La República en Marcha podría hacerse con una horquilla de entre 250 y 290 en la Asamblea Nacional, un leve descenso frente a la estimación inmediatamente anterior, mientras que la izquierdista estaría entre los 195 y 230 escaños.
Otros sondeos, entre ellos el de Ipsos-Sopra, proyectan un máximo de 200 escaños para las izquierdas aglutinadas por Mélenchon en una sola candidatura.
"Nos lo tomamos en serio, porque tanto en los medios como en los sondeos Jean-Luc Mélenchon es el único que existe actualmente más allá de la mayoría presidencial", explicó recientemente Aurore Bergé, del partido oficialista.
"Nuestras posibilidades de ganar son muy altas", dijo Mélenchon (70 años) que intenta que el actual presidente pierda su mayoría absoluta y sueña -aunque consciente de que es altamente improbable- alcanzarla él con su frente unido. De ocurrir esto último podría ser nombrado primer ministro, retornando al país a la cohabitación política, lo que no ocurre desde hace dos décadas cuando el conservador Jacques Chirac gobernó el quinquenio (1997 a 2002) con el premier socialista Lionel Jospin.
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Esa hipotética situación pondría a Macron y sus aliados de centro en un complicado escenario, porque requerirán unir fuerzas para sacar adelante sus proyectos y regulaciones, ya sea formando una coalición como recabando los votos necesarios en cada ocasión.
Ello, por obvias razones, harán más difícil gobernar y forzarán al Elíseo negociar y adquirir compromisos ante cada proyecto de ley que busque tramitar con éxito. Por otra parte, formar una coalición de gobierno podría implicar entregar carteras a partidos rivales, cuyas diferencias van más allá del tinte político, son programáticas.
Otro aspecto a considerar tanto para la primera vuelta de este fin de semana, como para la segunda el próximo es la abstención, ya que según los sondeos podría superar el récord del 51,3% registrado hace cinco años.
“En este contexto de campaña de baja intensidad, apenas la mitad de los electores tiene previsto por ahora ir a votar”, sostiene el Vincent Tiberj, de Sciences Po Burdeos, quien agrega que “esto afecta a los electores intermitentes, los menos ricos, los menos diplomados, las clases populares, los más jóvenes y, por tanto, más al electorado de Agrupación Nacional (extrema derecha) y la Nupes".
Vale destacar que todas las mediciones sobre intención de voto dan igualados en la primera vuelta del domingo al oficialismo y a la izquierda, pero para el balotaje del 19 de mayo, “Juntos” de Macron sacarían notoria ventaja, obteniendo así muchos más diputados.
Desde su reelección, que confirmó un panorama político dividido en tres bloques -izquierda radical, centro y extrema derecha-, Macron multiplicó los guiños hacia la izquierda moderada para intentar atraerla. Ello se hizo evidente en su cambio de gabinete el pasado 20 de mayo.
En esa línea, designó como primera ministra a Élisabeth Borne, destacada figura del centro-izquierda del oficialismo y dio la titularidad de la cartera de educación al historiador especialista de las minorías Pap Ndiaye.
Ndiaye "encarna (...) lo que queremos hacer, es decir, hasta qué punto la escuela de la República permite construir la igualdad de oportunidades", dijo Macron ayer durante una visita a Marsella.
En los pocos viajes que ha realizado, Macron ha hecho alusión a temas predilectos de la izquierda, como la salud y la educación, dejando en segundo plano su plan de pensiones, al que sin embargo ya le puso fecha: entrará en vigor a partir del verano de 2023, una vez surta el previsto trámite en un "Consejo Nacional de Refundación" en el que tendrán asiento fuerzas políticas, económicas, sociales e incluso "ciudadanos elegidos por sorteo".
Su contraparte, liderada por Mélechon multiplica los actos públicos de cara a las dos citas en las urnas y animada por la inédita alianza para volver a saborear la victoria ya que hace cinco años, cuando participaron en las legislativas lo hicieron por separado y no lograron ninguna de sus 10 circunscripciones.
"Mélenchon consiguió reunir todos los criterios de un candidato populista a ojos de los franceses: discurso de proximidad teñido de demagogia en un cuerpo autoritario y poderoso", escribió esta semana Jérémie Peltier, en una nota de la Fundación Jean Jaurès, para destacar algunos pronunciamientos salidos de lógica y tono como cuando el sábado aseguró “la policía mata" para denunciar la actuación policial.
Afirmaciones como esa lo han llevado a estar en el centro de las críticas no sólo del oficialismo sino inclusive del otrora gobernante Partido Socialista, que hace parte de la actual alianza y de algunos disidentes de la Nupes.
El ministro de Economía, Bruno Le Maire, cuestionó el ataque a la policía y calificó a Melénchon como el “Chávez galo”, advirtiendo de los riesgos del populismo.
En ese marco de polémica y alerta temprana para el oficialismo comenzaron las legislativas esta semana con la votación en el exterior que concluye este domingo, el mismo día que se verifica la primera vuelta. Y habrá que esperar hasta el 19 para conocer la nueva composición del Parlamento. /