Los sirios votaban ayer en legislativas en un país arrasado por la guerra y sumido en una gran crisis económica.
Se trata de las terceras elecciones parlamentarias desde que en 2011 empezó la guerra que dejó ya más de 380.000 muertos y obligó a millones de personas a abandonar sus hogares, mientras que el régimen de Bashar al Asad y sus respaldos son objeto de sanciones occidentales.
Más de 7.400 colegios electorales abrieron sus puertas en las zonas gubernamentales, según la comisión electoral. Las urnas cerraron, tras una prolongación de cuatro horas decidida por la comisión electoral. Por primera vez, las elecciones también tendrán lugar en antiguos bastiones de la rebelión.
El partido Baas, en el poder desde hace medio siglo e íntimamente ligado al clan Asad, suele ganar estas legislativas, que se organizan cada cuatro años para elegir a 250 diputados, mientras que la mayoría de los opositores viven en el exilio o fuera de las zonas controladas por el régimen.
El presidente Asad y su esposa Asma votaron en Damasco, anunció la presidencia siria publicando fotos de la pareja que llevaba mascarillas de protección.
La oposición en el exterior fustigó con firmeza lo que tildó de "mascarada"
"El régimen no conoce lo que son elecciones desde que tomó el poder hace 50 años, todo lo que se organiza bajo el nombre de elecciones son mascaradas... bajo un estricto control de seguridad y militar", denunció Nasr Hariri, líder de la principal coalición de oposición siria en el exilio.
Otra figura opositora, Obeida al Nahhas, acusó al régimen de "brindar los cargos a sus más leales. Añadiendo, "la era de la dictadura y la tiranía transformó las elecciones en un evento oportunista... que las vacía de su verdadero contenido democrático".
En la capital, Hanan Sukriye, de 29 años, una empleada del ministerio de Finanzas, afirma votar por primera vez en su vida.
"Mi voz no marcará la diferencia, pero si nos reunimos todos para elegir a los buenos candidatos seguramente habrá cambios", dijo.
Por su parte Jaled Al Shaleh, de 50 años, asegura que votará por un candidato "de confianza capaz de transmitir al parlamento las quejas, que siempre fueron económicas, antes, durante o después de la guerra".
Inicialmente previstos para abril, los comicios se retrasaron dos veces debido a la pandemia, que afectó a 496 personas y causó 25 muertos en las zonas gubernamentales, según datos oficiales.
Entre los 1.658 candidatos se encuentran empresarios. Desde hace varias semanas, las calles de la capital se vieron invadidas por sus retratos y sus lemas de campaña.
Durante las legislativas de 2016, la tasa de participación fue del 57,56% entre los cerca de nueve millones de electores.
Según la comisión electoral, se habilitaron mesas de votación por primera vez en Guta Oriental, un enclave anteriormente controlado por los insurgentes, a las puertas de la capital.
También se podrá votar en los territorios reconquistados en la provincia de Idlib, último gran feudo yihadista y rebelde del noroeste, que sigue estando en el punto de mira del régimen.
El gobierno de Al Asad encadenó en los últimos años varias victorias, gracias al apoyo militar de Rusia e Irán, y ya controla más del 70% del país, fragmentado por la guerra.