El rombo de Merkel, más que un gesto, impronta de liderazgo | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 18 de Septiembre de 2021
Redacción internacional con AFP

CUANDO hace dos décadas presidía la democristiana CDU (centroderecha) y se perfilaba como futura gobernante, Ángela Merkel “no sabía dónde poner las manos” y tal vez sin pensarlo creó un ‘gesto’ con sus manos que con el paso del tiempo se volvió casi tan famoso como ella.

El llamado “rombo” que son sus manos juntas frente al estómago, pulgares y yemas de los dedos tocándose para formar un diamante se convirtió en un sello personal muy exitoso, al punto que tiene su página de WiKipedia, su emoticon, fue inmortalizado en el museo de cera Madame Tussauds de Londres y más recientemente el candidato socialdemócrata que aspira a sucederla, Olof Scholz, lo copió para aparecer en la revista Sueddeutsche Zeitung.

El de Scholz fue, sin duda, una jugada política no sólo para reconocer los 16 años de buen gobierno de la líder conservadora, sino para transmitir un mensaje velado de que sería como ella, lo que de inmediato generó una airada reacción tanto del partido conservador como de la canciller misma quién dijo que existían “enormes diferencias” en el modelo político y la concepción gubernamental entre ella y el socialdemócrata.

La fotógrafa Claudia Kempf dijo que el “rombo” de Merkel, ahora icónico, tenía su origen a principios del año 2000 porque no encontraba una postura cómoda.

"Las dejaba colgadas al lado de su cuerpo, lo que la hacía parecer impotente. O las unía y entonces le dije: 'Así parecéis la hija de un pastor'", explicó en 2009 la fotógrafa del periódico Rheinische Post.

Sin embargo, años más tarde, la canciller Merkel entregó su propia versión de cómo surgió este gesto, un hallazgo personal según ella.

"Siempre hubo la duda de saber dónde poner los brazos, así me vino la idea", dijo pocos meses antes de las elecciones legislativas de 2013.

Según ella, este "rombo" demuestra "quizás un cierto amor por la simetría", lo que recuerda el estilo de gobierno de Merkel, marcado por el pragmatismo, la búsqueda del consenso, pero también criticado por la falta de visión política en determinados momentos.


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"Culto a la personalidad"

En 2013, Merkel, que abandonará en pocos días su cargo como canciller tras 16 años al frente del gobierno alemán, aspiraba a ser reelegida por tercera vez.

Entonces, la CDU basó su campaña en esos comicios en torno a la personalidad de la canciller.

Un cartel gigante, de 20x70 metros y que se inspiraba del famoso gesto, fue colgado en la estación central de Berlín.

En él aparecía una imagen de las manos de Merkel haciendo el rombo, acompañada por 2.000 imágenes de manos y con el eslogan: "El futuro de Alemania entre buenas manos".

Esta campaña indignó a sus rivales por su carácter personalista y en las redes sociales llegaron a caricaturizar a Merkel como si fuera Mao.

Sus adversarios socialdemócratas denunciaron un "culto a la personalidad monstruoso y vacío de contenido". "Si esto es la política, hemos caído muy bajo", criticaron los verdes.

No obstante, la dirigente, conocida como "Mutti" (madre) por los alemanes, se impuso con claridad en esos comicios y desde entonces su gesto se convirtió, según el diario británico The Guardian, "en una de las posiciones de manos más reconocibles en el mundo".

El "rombo" dispone de su propio emoticono ("<>") y página en Wikipedia y en el famoso museo de cera Madame Tussauds en Londres la canciller fue representada haciendo ese gesto.

"Pienso que el rombo fue adoptado primero de manera inconsciente, luego el público detectó su efecto distintivo y empezó a utilizarlo conscientemente como una marca", explicó a la AFP Jochen Hörisch, especialista en comunicación en la universidad de Múnich.

Según este profesor universitario, autor de un ensayo sobre las manos, el "rombo", "transmite tranquilidad y a diferencia del puño cerrado o de la mano tendida no da señales emocionales", lo que le permite generar una sensación intermedia "entre proximidad y distancia".

Se dieron numerosas interpretaciones de este gesto, desde que representa un "puente" o un "tejado protector" hasta confabulaciones conspirativas que lo consideraba una prueba de que forma parte de los Illuminati, una supuesta organización secreta que dispone de las riendas del poder.

La marca del "rombo" se ha vuelto tan fuerte que otras personalidades políticas alemanas, incluso adversarios de la dirigente conservadora, como lo reseñamos, buscaron imitarlo.

Lo único cierto es que esa figura que arma con sus manos, con una postura erguida, un rostro generalmente serio y un acento fuerte por su idioma, pero suavizado por su voz dulce y pausada, relieva el mensaje, generando tranquilidad y credibilidad.

Y si en 2013 ese cartel gigante rezaba literalmente “El futuro de Alemania entre buenas manos” es verdad sabida que lo cumplió a cabalidad, dejando no sólo un importante legado sino como se dice popularmente, poniendo la vara muy alta para quien la suceda.