El candidato republicano se impuso en la elección del gobernador del estado de Virginia el miércoles, según proyectaron las cadenas de televisión estadounidenses, en unos comicios considerados como un barómetro de las políticas del presidente estadounidense, Joe Biden.
Tras el recuento de más del 99% de los votos, el multimillonario Glenn Youngkin, sin experiencia política, aventajaba en 2,2 puntos al demócrata Terry McAuliffe, según las proyecciones de la prensa estadounidense.
McAuliffe, quien fue gobernador de Virginia hasta enero de 2018, había empezado la carrera como claro favorito, pero en los últimos días de la campaña los sondeos mostraron mucha igualdad entre ambos contendientes.
El hecho de que un multimillonario que se presenta por primera vez a unas elecciones derrote a un exgobernador con bastante popularidad es un varapalo para Biden de cara a las importantes elecciones de 2022, en las que se determinará el control del Congreso y numerosas gobernaciones.
"Ganamos", dijo a sus partidarios exultantes en mitad de la noche, refiriéndose a un "momento decisivo" que "cambiaría la trayectoria" de Virginia tras ocho años de control demócrata.
Youngkin, que ganó el voto rural tradicionalmente conservador, también obtuvo buenos resultados entre los bastiones demócratas del norte del estado.
Hasta el final, los demócratas quisieron creer en su posible victoria: "Seguiremos contando las papeletas porque todos los electores de Virginia merecen que su voto sea contado", dijo Terry McAuliffe ante sus partidarios.
"La lucha continúa", añadió el veterano político, que había recibido el apoyo de pesos pesados del partido durante la campaña, desde el siempre popular expresidente Barack Obama hasta el actual Joe Biden.
La elección era vista en todo el país como una guerra entre Biden y el expresidente Donald Trump, quien apoyó de inicio a Youngkin, cuya campaña se convertirá probablemente en un modelo para los republicanos de todo el país.
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- Guerra cultural -
Al principio de la campaña, Youngkin aceptó el apoyo de Trump y se abstuvo de criticar al expresidente. Pero también evitó deliberadamente situarse al lado del líder republicano, mal visto entre los independientes en gran parte de Virginia, o presentarse como un acólito suyo.
La pérdida de McAuliffe también habrá puesto nerviosos, casi con toda seguridad, a los moderados del Capitolio y hará que algunos dejen de apoyar el plan de Biden de 3 billones de dólares para impulsar la economía.
Este plan, centrado en el bienestar social y las infraestructuras, es fundamental en la agenda política del presidente, pero está sufriendo importantes contratiempos para ser aprobado en Washington.
El martes también se celebraron elecciones en otros estados. En la ciudad de Nueva York, el demócrata Eric Adams ganó la alcaldía, y el estado de Nueva Jersey se lo llevó su compañero de partido Phil Murphy.
McAuliffe se enfrentó a importantes adversidades en su intento de conseguir un cargo que ya ocupó hace cuatro años, ya que el partido mayoritario en Washington suele sufrir desgaste político durante el primer mandato de un presidente.
Youngkin, por su parte, tuvo que hacer equilibrismos, ya que la gran mayoría de los republicanos creen en las falsas afirmaciones de Trump de que las elecciones presidenciales que perdió ante Biden fueron fraudulentas, y en medio de ese ambiente, admitir la verdad tiene riesgos políticos.
En lugar de eso, el gobernador electo centró la conversación hacia temas locales de la "guerra cultural" como el aborto, la obligatoriedad de llevar máscara y la enseñanza de la historia racial de Estados Unidos.
Apoyándose en su imagen de candidato del establishment, McAuliffe, de 64 años, se vendió a sí mismo como alguien que recuperó empleos tras la crisis financiera mundial de 2008, y prometió repetirlo para la pandemia.