ANRES Villegas es colombiano, "católico, apostólico y practicante". Escarbando en sus antepasados descubrió que once generaciones atrás tuvo un ancestro judío sefardí. El hallazgo podría significarle un pasaje hacia una "vejez muy amable" en España.
Más de cinco siglos separan a este ingeniero industrial de la expulsión de cientos de miles de judíos de la península ibérica en 1492. Pero cuando España expidió una ley para facilitar la nacionalidad a los descendientes del éxodo, Villegas sacó dotes de genealogista en una carrera contrarreloj.
España dio un plazo de cuatro años, que venció el pasado 1 de octubre, para que los interesados justificaran su origen sefardí.
El ministerio de Justicia español calcula que al menos 10% (13.758) de las 132.226 solicitudes de nacionalidad que recibió desde que inició la convocatoria provienen de Colombia, solo superadas por las de México (19.869) y Venezuela (14.687).
"Me sueño viviendo en España, me parecería una vejez muy amable", dice a AFP Villegas, de 52 años. "Pienso un poco en el futuro, pienso un poco en mis hijos. En Colombia, a pesar de ser un país maravilloso, (...) todavía hay mucha brecha socioeconómica, cultural".
Por eso siguió el rastro a sus antepasados. Consultó registros eclesiásticos, que antes del siglo XX fungían como documento de identidad en Colombia. Luego, investigó en el tribunal de la inquisición de Cartagena si había procesos "por judaizante" contra alguno de ellos.
Y ¡eureka! Un ancestro de Villegas, el "capitán de milicias" Cristóbal Gómez de Castro, nacido en Antioquia (noroeste) en 1595, descendiente de españoles, fue "procesado por judaizante".
La Federación de Comunidades Judías de España certificó las pruebas en junio y ahora Villegas tiene un pie en América y otro en el Viejo Continente.
"Boom" sefardí
Para reparar "un error histórico", los diputados españoles aprobaron en 2015 una ley que agiliza la concesión de nacionalidad a quienes tengan pasado sefardí, que quiere decir "español" en hebreo.
Las estimaciones varían, pero -según historiadores- había unos 200.000 judíos en España antes de la expulsión. En su diáspora se afincaron principalmente en el norte de África, los Balcanes, Grecia, Turquía y Latinoamérica.
Se calcula que cerca de 3,5 millones de personas tienen pasado sefardí.
En América, el edicto de 1492 coincidió con la expedición de Cristóbal Colón, por lo que llegaron miles de "nuevos cristianos": judíos forzados a convertirse.
"No tenían conciencia" de que iban hacia una futura colonia de los reyes católicos, y luego "aparecen los tribunales de inquisición (...) que tenían como función castigar a los 'nuevos cristianos' que seguían practicando el judaísmo en secreto", explica Marcos Peckel, director de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia.
La genealogista Rocío Sánchez perdió la cuenta de los casos que atendió durante el último año de vigencia de la ley. En la Academia Colombiana de Genealogía "hace dos años recibíamos una consulta al mes (...), hoy son 80 o 100", explica.
Al comienzo la gente pensaba que era "una estafa" y fue "el voz a voz" de quienes iban adquiriendo la nacionalidad lo que provocó este "boom tardío" principalmente entre "jóvenes de 25 a 35 años", complementa.
Cada solicitante debe certificar su origen sefardí, demostrar vinculación con España y superar exámenes de conocimientos constitucionales y socioculturales.
Todo esto deben presentarlo ante un notario español, lo que Villegas hará el 25 de noviembre en Madrid. Dependiendo de los intermediarios, un solicitante colombiano paga entre 1.500 y 5.000 euros por el proceso.
"Me pareció retador", resume Villegas, quien hizo casi todo por su cuenta.
"Daño histórico"
Ángel Calderón recuerda con emoción el homenaje en Madrid tras la entrada en vigencia de la ley. Para entonces presidía la Federación Sefardí Latinoamericana.
"Que el rey de España, Felipe, nos diga cara a cara 'cuánto nos hicieron falta' y 'bienvenidos a casa' es algo que repara o quiere reparar un daño histórico injusto", explica este argentino de 78 años residenciado en Bogotá.
Antes de la ley, España concedía la ciudadanía a los judíos de origen sefardí, pero solo podían solicitarla tras dos años de residencia o a discreción del consejo de ministros. Muchas veces, debían renunciar a otras nacionalidades.
Frente al auge de colombianos buscando antepasados judíos, Calderón pide reflexión: "Espero que te pongas en nuestros zapatos y que conozcas la historia del por qué nos han perseguido".