El gobierno francés, que no ha logrado un acuerdo con los sindicatos tras cinco semanas de huelga por la controvertida reforma de las pensiones, anunció que hará "propuestas concretas" el sábado para encontrar un "compromiso".
"Hemos hecho avances", declaró el primer ministro francés, Edouard Philippe, tras reunirse el viernes con los sindicatos.
"Mañana mandaré por escrito a las organizaciones sindicales y patronales propuestas concretas que podrían ser la base de un compromiso", añadió Philippe, quien se reunirá por la noche con el presidente Emmanuel Macron.
Laurent Berger, secretario general de la CFDT, planteó también la posibilidad de un acercamiento al afirmar que el primer ministro había mostrado señales de "apertura" con respecto a la controvertida propuesta de hacer que los franceses trabajen hasta los 64 años, para obtener una pensión completa, dos años más allá de la edad oficial de jubilación.
No obstante, otros sindicatos, que piden el retiro total de la reforma, se mostraron menos optimistas y llamaron a "amplificar las manifestaciones y huelgas".
Francia lleva cinco semanas inmersa en un conflicto social contra una reforma del sistema de las pensiones, impulsado por el presidente Emmanuel Macron, que ha provocado la huelga de transportes ferroviarios más larga en la historia del país.
Profesores, médicos, enfermeros, abogados y hasta bailarines de la Opera de París se han sumado a la huelga contra esta reforma que pretende también eliminar los 42 regímenes de pensiones que existen actualmente, organizados por profesiones, y fusionarlo en uno único.
En las últimas semanas el gobierno ya ha hecho una serie de concesiones al personal policial y militar, así como a los pilotos y controladores aéreos, permitiéndoles seguir jubilándose de forma anticipada.
- Manifestaciones y bloqueos -
Los sindicatos convocaron una nueva jornada de manifestaciones en todo el país el sábado para seguir manteniendo la presión sobre el ejecutivo.
El jueves, 452.000 personas, según el ministerio del Interior, 1,7 millones, de acuerdo a los sindicatos, se manifestaron en toda Francia, por cuarta vez en cinco semanas, en rechazo a la reforma, una promesa electoral de Macron, que tachan de "grave regresión social".
"Tenemos que intensificar nuestras acciones y otros sectores tienen que tomar el relevo", dijo Benoît Teste, del sindicato de maestros FSU.
El sindicato de mano dura CGT, el más grande entre los trabajadores del sector público, comenzó esta semana a bloquear las refinerías y los depósitos de combustible, lo que despierta temores de una escasez de combustible.
Llamó también a bloquear a partir del lunes próximo dos importantes centros de gestión de billetes en la región parisina, por donde pasan más de un cuarto de los billetes en circulación en el país.
Los servicios ferroviarios y el metro de París funcionaban parcialmente el viernes, pero se prevé una mejora en el tráfico ferroviario el sábado.
En Marsella, la principal estación de trenes estuvo paralizada durante dos horas el viernes, después de que un grupo de un centenar de huelguistas descendiera a las vías del tren.
Las pensiones son un tema delicado en Francia, donde la población está muy apegada a un sistema de reparto conocido, hasta ahora, por ser uno de los más protectores del mundo.
Varias encuestas muestran que el apoyo de la opinión pública a los manifestantes se ha erosionado en los últimos días, oscilando entre el 44% y el 60%.