Pekín tenía todo calculado. Una vez Donald Trump se posesionara como presidente, acompañado de la plana mayor de “Sillicon Valley”, una start-up china iba anunciar el mayor desarrollo tecnológico de los últimos tiempos, poniendo en aprietos al gobierno en Washington con un lanzamiento que eleva las tensiones geopolíticas entre las dos potencias.
DeepSeek, un sofisticado modelo de inteligencia artificial chino, capaz de competir con OpenAI, Gemini de Google y Meta IA, las empresas que dirigen San Altman, Tyler Winklevoos y Mark Zuckerberg, fue presentado esta semana.
Su lanzamiento rompe con la hegemonía de los productores de tecnología norteamericanos, unidos bajo un oligopolio que les ha permitido competir en la industria de la tecnología ‒y más exactamente en inteligencia artificial‒ de manera amistosa ante la escasa, casi nula, competencia internacional.
Ventaja competitiva china
Entre risas y miradas cómplices, la plana de Sillicon Valley, liderada por Elon Musk, estuvo tranquila la primera semana de Trump. No era para menos, el presidente que recién vuelve a la Casa Blanca les ha dado toda la libertad y el protagonismo para que con sus innovaciones tecnológicas Estados Unidos supere, por amplia diferencia, a China, India y Europa.
Aunque persiste, la superioridad tecnológica de Estados Unidos ha quedado mermada por DeepSeek, cuya ventaja competitiva sobre otras compañías de IA es clara por su modelo R1, un agente igual de ágil y rápido como el conocido ChatGpt, que responde cualquier pregunta sobre el PIB de un país o complejas respuestas matemáticas.
Los norteamericanos han dicho que la start-up china podría haberse basado en el código de OpenAI con el que se desarrolló el agente de ChatGpt. “Somos conscientes de los indicios de que DeepSeek podría haber destilado indebidamente nuestros modelos y los estamos estudiando, y compartiremos la información cuando sepamos más”, dijo Liz Bourgeois, portavoz de OpenAI.
La posible copia de modelos hace parte de algo mucho más grande que es la facilidad cómo China ha logrado producir R1 y el bajo precio que le ha costado. En medio de tensiones por los chips, producidos en Taiwán mayoritariamente (un aliado de Washington), DeepSeek ha necesitado muchos menos chips que OpenAI para producir los modelos avanzados.
La empresa china, además, gastó 5,6 millones de dólares en la producción de su tecnología, mientras que los modelos norteamericanos han costado en promedio mil millones de dólares, apalancados por la financiación de bancos como SoftBank, que la semana pasada se unió con OpenAI y Oracle para crear StartGate, una empresa que busca revolucionar la producción de inteligencia artificial.
Al bajo costo de producción y los pocos chips que necesitó DeepSeek para desarrollar R1, a los emporios tecnológicos en Estados Unidos también les preocupa que los chinos han dejado el código abierto, revolucionando la producción de IA al compartir abiertamente su código para que todos los desarrolladores del mundo puedan usarlo en sus proyectos de inteligencia artificial.
Duro golpe
No es por nada que, como dijo el analista de IA, José María Lasalle, el lanzamiento de DeepSeek pueda definirse como un “Pearl Harbor” tecnológico. Si bien no han caído bombas, el modelo R1 chino está cambiando todos los planes de los magnates de la tecnología en Estados Unidos.
El 16 de septiembre de 2022, durante la conferencia “Special Competitive Studies”, el asesor presidencial, Jack Sullivan, explicaba los planes de EE. UU. en inteligencia artificial. Entre muchas cosas que dijo, Sullivan hizo énfasis en que “Washington jamás permitiría a China liderar la innovación sobre IA porque la supervivencia geopolítica del país está subordinada a su desarrollo”.
Con DeepSeek operando en las pantallas del mundo de manera tan disruptiva como lo hizo TikTok, China está cada vez más cerca de competirle por igual con Estados Unidos, que está siendo víctima de su modelo pública-privado de producción de IA.
El mismo año en que Sullivan daba la conferencia de competitividad, la administración de Joe Biden aprobó el “Chips & Science Act”, con el que centralizó en la Casa Blanca la planificación de los modelos de IA, por el “riesgo grave” para la seguridad nacional y la economía.
Los dueños de las tecnológicas, ávidos de libertad, criticaron la medida, y desde entonces han buscado que se rescindiera la decisión de Biden, algo que, como en otros frentes, Trump hizo con una orden ejecutiva la semana pasada que desregulariza el control de la IA por parte de la Casa Blanca y le deja todo el espacio a Altman, Zuckerberg y Musk para que desarrollan nuevos modelos.
Nunca es tarde, pero esta medida llega cuando China ha lanzado una tecnología que en casi todos los frentes puede ser superior a OpenIA, salvo en su nivel de certeza sobre temas políticos en China ‒no los responde, según The Atlantic‒.
DeepSeek, igualmente, ha democratizado la producción de inteligencia artificial al dejar el código abierto. Esta decisión golpea el corazón del modelo de negocio de las empresas de tecnología norteamericanas que se basan en la idea de “winner takes it all” (los ganadores se llevan todo) con la que han podido consolidar un rentable oligopolio a partir del código cerrado.
Ahora bien, los magnates de la tecnología en Estados Unidos podrían favorecerse del código abierto en la medida en que millones de desarrolladores en el mundo empezarán a desarrollar IA que luego Microsoft, Google o Copilot podrían comprar, esto; sin embargo, implica un giro total en su modelo de negocio y abre la puerta a graves riesgos de seguridad nacional.
Como en la carrera armamentística y nuclear, la potencia que logra imponer los términos bajo los cuales se produce termina siendo la más poderosa.
China ha lanzado un modelo de IA que es más barato, más eficiente y más democrático. La industria manufacturera ya hace tiempo se fue a China, aunque Trump busca que vuelva a Estados Unidos. Con ese objetivo, ahora le surge otro desafío: los chinos también producen tecnología a menor costo, y es buena. ¿Cómo Estados Unidos puede competir contra el código abierto y los bajos costos de producción?
Empezando su segunda administración, Trump ya se encuentra con una China que lanza DeepSeek para darle una bienvenida cargada de tensiones geopolíticas. Todo fue calculado, solo esperaban que se posesionara para dar a conocer este nuevo modelo de inteligencia artificial.
* Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.