LOS pocos puntos de respaldo popular que logró a finales de febrero por su liderar las sanciones occidentales contra Rusia por su ‘ofensiva militar especial’ en Ucrania, los perdió en una semana el presidente Joe Biden, por la galopante inflación que no logra detener. Y aunque es un coletazo global tanto de la pandemia del covid-19 como de la actual guerra, preocupa el costo político que puede tener en el futuro cercano.
Usualmente, los presidentes estadounidenses sueñan con lograr una tasa de desempleo históricamente baja, pero para el presidente Biden, un mercado laboral tenso es también sinónimo de una inflación cada vez más preocupante, que se vaticina le costará caro al Partido Demócrata en las elecciones de medio término, este noviembre.
La popularidad del mandatario cayó en los últimos meses por culpa de la inflación, incluso aunque la tasa de desempleo bajó progresivamente. "En cuestiones políticas, nada más importa" que el alza de los precios, afirmó Charlie Cook, fundador de la publicación Cook Political Report.
La inflación a 12 meses se situó en su punto más alto en cuarenta años, en 8,5% en marzo, en un año, contra 7,9% en febrero, según el Índice de Precios al Consumo (CPI en inglés), publicado el pasado martes.
El principal responsable de esta subida de precios es la gasolina, que se ha disparado especialmente tras la invasión de Ucrania, máxime con la decisión del mandatario demócrata de cerrar las importaciones a los combustibles rusos. En solo un mes registró un aumento de 18.3%.
El índice CPI de precios al consumidor de marzo es el primero que abarca el impacto provocado por la guerra y las sanciones occidentales contra Moscú, que también han hecho que trepen los precios de la energía y los alimentos en todo el mundo.
"El alza de precios de las materias primas vinculada a la invasión de Ucrania por Rusia está en la base de esta cifra de inflación muy elevada", explicó la gobernadora del banco central estadounidense Lael Brainard, mientras que la jefe economista de Oxford Economics, Kathy Bostjancic, indicó que el conflicto "alimentó la inflación galopante vía el alza de precios de la energía, de los alimentos y de las materias primas, agravados por problemas en las cadenas de aprovisionamiento".
La vivienda y la alimentación también empujan el alza generalizada de precios, según el informe oficial, que al mismo tiempo destaca que los de vehículos usados que por meses estuvieron en alza, cedieron 3,8% en marzo.
El crecimiento del empleo es sin embargo una medida tradicionalmente relevante para medir el éxito presidencial, y la Casa Blanca ha intentado atraer la atención de la opinión pública sobre los logros en el mercado del trabajo.
Los pedidos semanales de subsidios de desempleo están en su nivel más bajo en cinco décadas y la tasa de desempleo casi volvió a su nivel previo a la pandemia.
Pero, como resaltó Cook, estos argumentos no calan entre la población mientras el alza de los precios, jamás vista en cuatro décadas, afecta la gasolina, los alimentos, las rentas y otros gastos.
Apoyo, en caída libre
Por las anteriores razones, la popularidad del mandatario demócrata continúa en picada. La tasa de aprobación ronda ahora el 42,4%, según el recopilador de sondeos FiveThirtyEight, mientras que el de otro referente de las encuestas, RealClear Politics, lo ubica en 40.6.%. Ambos con base en mediciones de las dos primeras semanas de abril.
Gestión del presidente Biden
Encuestadora Aprueba Desaprueba
Rasmussen 41% 57%
Reuters 41% 58%
Economist 46% 49%
Político 41% 55%
Quinnipiac 35% 55%
CNBC 38% 53%
Fuente: RealClearPolitics
En cuanto a la percepción sobre el manejo del país, el promedio es de 27.5% que creen que “va en la dirección correcta” contra 64.9% que señalan que es equivocado.
Dirección del país
Encuestadora Correcto Equivocado
Reuters 25% 64%
Economist 28% 60%
Político 31% 69%
Rasmussen 30% 64%
Harvard 34% 58%
NBC 22% 71%
Fuente: RealClearPolitics
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Así las cosas, a siete meses de las elecciones de medio mandato, cada vez se hace más plausible que los demócratas pierdan su endeble control de una, o quizás las dos, cámaras del Congreso.
"Los precios elevados impiden que los estadounidenses sientan el boom de Biden", declaró Will Marshall, presidente del Progressive Policy Institute, un centro de estudios de centroizquierda.
Biden asumió el cargo en un momento en que el desempleo iba en descenso tras haber crecido a 14,7% en el apogeo de la pandemia, después de que las empresas despidieran en masa a sus trabajadores por el covid-19.
Bajo su mandato, la tasa de desempleo cayó regularmente a lo largo de 2021 y alcanzó 3,6% el mes pasado, apenas por encima de su nivel anterior a la pandemia.
Paso en falso
Los sondeos muestran que los estadounidenses culpan a Biden. Cerca de dos tercios de los estadounidenses desaprueba la gestión de la economía del mandatario, según una investigación de la Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research, publicada el mes pasado.
Por su parte, el instituto de sondeos progresista Navigator afirmó que más estadounidenses creen que la economía pierde empleos en lugar de generarlos.
Para RealClear Politics, las más bajas notas sobre la gestión de Biden son en el manejo económico, que al promediar cuatro mediciones este mes ubican el respaldo en 36.1%, una caída de casi 23 puntos porcentuales frente al mes anterior.
Gestión económica
Encuestadora Aprueba Desaprueba
Economist 43% 51%
CNBC 35% 60%
Político 37% 57%
Quinnipiac 37% 59%
Harvard 35% 65%
NBC 33% 63%
Fox News 33% 63%
Fuente: RealClearPolitics
La tasa de inflación elevada es la consecuencia de penurias mundiales de componentes, y de la política de bajas tasas de interés defendida durante mucho tiempo por la Reserva Federal, así como de las inversiones y subsidios de gobierno que hicieron crecer la demanda de los consumidores estadounidenses.
Pero la administración de Biden también dio pasos en falso en sus prioridades con el Congreso, subrayó Marshall.
Aunque logró el respaldo de ambos bandos para renovar las infraestructuras del país, el dirigente demócrata no logró la adopción por el Congreso de Build Back Better, su amplio proyecto de refundación de los servicios sociales.
"Con el tiempo, el mercado del trabajo en ebullición debería ser una ventaja para el presidente", afirmó el experto. "Pero en este momento, la gente no hace esa conexión y la inflación es parte del problema".
Para limitar el alza de los precios, el banco central estadounidenses (Fed) está aumentando las tasas de interés, y numerosos economistas piensan que el pico de inflación debería aplanarse a lo largo del año.
Pero quizá llegue demasiado tarde para Biden.
Sus dos predecesores en la Casa Blanca vieron a sus partidos perder el control de la Cámara Baja durante la primera elección de medio mandato. Y el actual presidente podría sufrir el mismo destino, predijo Cook.
"¿Veremos realmente una reducción significativa de la inflación de aquí a que inicie la votación entre finales de septiembre y octubre? No creo que sea realista", advirtió.
Calificativos a Putin
En las últimas semanas, el presidente demócrata se ha convertido en el acusador directo, y con fuertes términos, contra Putin por el elevado número de víctima civiles en su guerra con Ucrania.
Biden ha tildado a su par ruso de "criminal de guerra" y "carnicero" que no debería "permanecer en el poder", y además lo considera culpable de "genocidio", unos calificativos cada vez más duros que no sólo pilla desprevenidos a aliados y colaboradores, sino que no han sido de buen recibo en gran parte de sus gobernados.
Cuando el presidente de Estados Unidos se dirigió el pasado martes hacia donde estaban los periodistas que lo esperaban antes de su regreso a Washington, tras una visita al estado rural de Iowa, surgió una pregunta: ¿cree que Vladimir Putin comete un "genocidio" en Ucrania?
Un poco antes, casi de pasada, durante un discurso sobre inflación y biocombustibles, el comandante en jefe de Estados Unidos usó por primera vez ese término, cuando dijo que “el presupuesto de tu familia, tu capacidad para llenar el depósito, nada de eso debería depender de que un dictador declare la guerra y cometa genocidio al otro lado del mundo".
Esas palabras, de las que dijo no arrepentirse y que casi de inmediato fueron aclaradas por la Casa Blanca, llevaron a que fuertes aliados suyos como el francés Emmanuel Macron y el alemán Olaf Scholz marcaran distancias, específicamente indicando que se debe hablar de ‘crímenes de guerra’ y que una escalada en la guerra verbal no beneficia las de por sí débiles negociaciones ruso-ucranianas.
En su momento, Biden aclaró, que "los abogados, a nivel internacional" decidirán sobre la calificación de genocidio, que el derecho internacional define como un "crimen cometido con la intención de destruir en todo o en parte a un grupo nacional, étnico, racial o religioso".
Y así como al referirse a la guerra se ve un indignado Biden, al interior de su país se le cuestiona su “debilidad” frente a la misma pero, sobre todo, el manejo de la economía que hoy comienza a ‘asfixiar’ a millones de ciudadanos./Redacción internacional con AFP