A pesar de la reciente muerte de su jefe máximo, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) está lejos de ser aniquilado y seguirá siendo durante años un enemigo temible, advirtieron este jueves funcionarios y expertos reunidos en París.
En el marco del simposio "Amenazas y desafíos después de la caída del 'califato'", organizado por el Centro de análisis del terrorismo y el Counter Terrorism Project, todos manifestaron su pesimismo.
"¿Dáesh (acrónimo árabe del EI) está liquidado? No lo creo", señaló Gilles de Kerchove, coordinador de la Unión Europea para la lucha contra el terrorismo.
"Se trata de una organización cada vez más descentralizada. Al igual que Al Qaida, se apoya en una serie de 'franquicias' en todo el mundo y es muy persistente", añadió.
"Antes de la debacle de su 'califato', tuvieron tiempo de invertir en la economía legal, como por ejemplo, propiedades inmobiliarias en Estambul o empresas en Irak", prosiguió. "Por lo tanto, mantienen sus ingresos y no tienen las mismas expensas que cuando gobernaban su 'califato'".
El EI conserva, según De Kerchove, alrededor de unos nueve mil combatientes, activos en células clandestinas, tanto en Siria como en Irak.
Para el director del Centro europeo de lucha contra el terrorismo (ECTC) de Europol, Manuel Navarrete, "Dáesh representa un peligro real y actual para la UE y el mundo".
Uno de los aspectos de este peligro es el regreso a los países de la UE de combatientes extranjeros que integraron las filas de la organización yihadista, subrayó.
"Recolectamos información: ¿quiénes son, dónde están, qué han hecho, cuántos han regresado? Estamos mejorando, pero lidiamos con un 'tsunami' de información y necesitamos mejores herramientas para analizar e identificar la amenaza", explicó.
- "No ganamos" -
A pesar de la victoria de la coalición internacional, que logró recuperar los territorios ocupados por el EI, no debemos olvidar que "las condiciones que permitieron el nacimiento de Dáesh todavía están allí, y esto es lo más preocupante", advirtió Gilles de Kerchove.
La comunidad y las tribus sunitas, en ambos países, aún se consideran oprimidas y en el futuro pueden verse tentadas por un movimiento yihadista, cualquiera sea su nombre, un mal menor en comparación con un poder central vergonzante, en Damasco o Bagdad.
Shiraz Maher, director del Centro internacional de estudio de la radicalización del King's College de Londres, recordó que aquellas ciudades en las que se implantó el EI, Raqa en Siria y Mosul en Irak, "siguen pobladas por sunitas empobrecidos y vulnerables, en tanto su situación empeora".
"El EI continuará operando libremente en estos sectores", afirmó. "No es una abstracción, es el caso mientras estamos hablando, continúan planeando ataques (...) No ganamos, inclusive estamos haciendo un trabajo muy malo", advierte.
De Kerchove indicó que en una reciente estadía en la provincia de Anbar, en Irak, cuya población es sobre todo sunita, escuchó las quejas de los jefes tribales, que se consideran "abandonados por Bagdad".
"No somos buenos para anticipar lo que va a ocurrir", señaló el coordinador europeo. "El EI estaba integrado por una mezcla de yihadistas locos y exoficiales del ejército de Sadam Husein, con apoyo de tribus sunitas. El problema es que ahora está ocurriendo lo mismo".
Peter Nesser, experto en terrorismo del Centro noruego de investigación sobre defensa, concluyó en que el "EI sigue siendo una organización terrorista temible, con combatientes y un formidable aparato de propaganda".
En su opinión, la ideología yihadista no se ha debilitado, al contrario, "ha atraído a más partidarios en los últimos años".