El empresario Germán Efromovich fue detenido preventivamente en Brasil, junto a su hermano José, porque al parecer están involucrados en un caso de corrupción denominado Lava Jato o lavadero de autos.
El empresario de origen boliviano pero con nacionalidad colombiana y brasileña, fue involucrado en la mayor operación de lavado de dinero, donde las autoridades investigan supuestos fraudes en contratos celebrados con Transpetro, una subsidiaria de Petrobras.
De acuerdo con la Fiscalía brasileña “las medidas buscan profundizar las investigaciones sobre la participación de los dos empresarios en esquemas de corrupción en Transpetro, relacionados con contratos de construcción de navíos firmados por la estatal con el astillero EISA - Estaleiro Ilha S.A”.
Las investigaciones, que no involucran a Avianca, motivaron allanamientos en los domicilios de los hermanos Efromovich, así como en cuatro empresas de su propiedad en Brasil.
En virtud de la pandemia, cumplirán la prisión preventiva en sus domicilios, según el despacho judicial al que accedió la AFP.
Pagos
Según el relato de los investigadores, los empresarios habrían pagado sobornos de 28 millones de reales -unos US$15 millones al cambio promedio de 2008- a Sergio Machado, un expresidente de Transpetro, para obtener ventajas en contratos con la estatal, responsable del transporte y la logística de los combustibles en Brasil.
Según Machado, que colabora con la justicia, los sobornos fueron disfrazados con contratos de negocios ficticios. La Fiscalía estima que las irregularidades cometidas por los empresarios y Machado en el ámbito de Transpetro causaron a la estatal un perjuicio de más de 600 millones de reales.
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En 2016, Germán Efromovich admitió al periódico O Globo haber transferido 28 millones de reales a Machado entre 2009 y 2013, pero afirma que no se trató de ninguna maniobra ilegal, sino del pago de una multa contractual.
La operación Lava Jato ha develado desde 2014 un gigantesco esquema de corrupción mediante el cual políticos, empresarios y jerarcas públicos amañaban contratos para desviar dinero. Entre sus principales condenados figura el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).
Efromovich, que fue presidente de la Junta Directiva de Avianca, perdió en 2019 el control de la aerolínea tras una “serie de incumplimientos” de un acuerdo de préstamo con la estadounidense United Airlines, que entregó la administración de la empresa al socio minoritario Kingsland.
En Colombia
En Colombia, este empresario hizo su aparición a finales de 1999 quiso invertir en la industria petrolera, concretamente en oportunidades de exploración en Campo Rubiales.
Sin embargo, en 2004 tomó el control de Avianca, la segunda aerolínea más antigua del mundo con más de 100 años de historia. Efromovich no tuvo que hacer mucho esfuerzo para conseguir los US$64 millones y adquirir la aerolínea a precio de ganga. Inmediatamente, Efromovich y el equipo gerencial liderado por Fabio Villegas lograron transformar la compañía que en ese momento solo contaba con 37 aviones viejos y transportaba 6 millones de pasajeros al año.
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Como parte del proceso de recuperación, Avianca se acogió a la ley de quiebras de Estados Unidos, renovó y modernizó su flota a partir de 2007; en 2010 absorbió Taca, gracias a lo cual fortaleció su presencia en Norte, Centro y Suramérica, convirtiéndose en la segunda aerolínea de la región por tamaño, después de Latam Airlines, con una flota de 190 aviones, 30,5 millones de viajeros transportados el año pasado, 563.000 toneladas de carga y US$4.900 millones de ingresos, en 2018.
Sin embargo, la debacle para este empresario comenzó el 24 de mayo de 2019, cuando la empresa United Continental Holdings, matriz de la aerolínea norteamericana del mismo nombre, anunció un revolcón en la Junta Directiva de la compañía, relevando a Efromovich, quien ejercía como su presidente, y a su hermano, José, y nombrando a Roberto Kriete -accionista minoritario de Avianca con un 21,9%- en reemplazo del empresario y máximo accionista con el 78,1% de las acciones ordinarias con derecho a voto.
Ya en 2019, el empresario perdió el control de Avianca, aunque sigue siendo accionista.
Líos judiciales
En Colombia, Efromovich tuvo que afrontar varios procesos judiciales. Uno fue la compra en 2008 que hizo Germán Efromovich de la Hacienda de Bellacruz, ubicada en los departamentos de Cesar y Bolívar. Las 8.500 hectáreas fueron adquiridas al cuestionado exministro y exembajador Carlos Arturo Marulanda.
Otro de los casos que llegó a los estrados judiciales fue la denuncia por pánico económico qué Germán Efromovich interpuso contra el empresario salvadoreño Robert Kriete, presidente de la Junta Directiva de Avianca, por unas declaraciones en las que aseguró que la aerolínea estaba en quiebra. Efromovich argumentaba que las declaraciones de Kriete bajaron el precio de las acciones de Avianca. Esta investigación aún continúa en la Fiscalía General de la Nación.
En 2018, Efromovich también estuvo involucrado, al parecer, en un caso de corrupción con la compra de más de un centenar de aviones a Airbus. Según la Fiscalía Financiera Nacional francesa (PNF), un alto ejecutivo de Avianca -cuya identidad no ha sido revelada- solicitó en 2014 un soborno por las gestiones que realizó para que Avianca adquiriera la flotilla de aeronaves a Airbus.
Sobre esta situación en su momento, el empresario dijo que la adquisición “fue un proceso largo. Se hizo una licitación totalmente transparente, porque obviamente tanto Fabio Villegas -expresidente de la época de Avianca- como yo, queríamos conseguir lo mejor para la compañía”.
Aunque el pago no se concretó, el ejecutivo hizo la solicitud al fabricante por medio de una firma intermediaria y su pedido quedó registrado en correos electrónicos, detalló el informe judicial sobre el acuerdo logrado por la Fiscalía francesa con Airbus.
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“Si Airbus le pagó a alguien fue por pura imbecilidad, porque no había ningún motivo para hacerlo”, agregó Efromovich, precisando que habló a título personal y no en nombre de Avianca, donde no ostenta actualmente ningún cargo.
Una investigación realizada en conjunto por la FNF, la Oficina de Fraudes Graves británica y el Departamento de Justicia estadounidense, evidenció las corruptelas del grupo que incluían intermediarios ficticios o “regalos lujosos” a particulares y funcionarios para facilitar compras de aviones en siete países.