Educación rusa: la madre del nacionalismo y la historia su rehén | El Nuevo Siglo
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Domingo, 4 de Septiembre de 2022
Mario F. Hurtado

El primero de septiembre comenzó el nuevo año escolar ruso, que tiene como fondo los siete meses de la guerra del país contra Ucrania. Una guerra que parece no tener fin y que, como otras de la región, parece ir cayendo en el olvido por el desgaste.

La región oriental del Ucrania ha sido históricamente rusa, sus habitantes, el idioma y las conexiones culturales. El interés de Ucrania de ingresar a la OTAN fue visto como una declaración de guerra por el gobierno ruso y siete meses después la ocupación militar rusa del oriente de Ucrania sigue, el ingreso a la esa alianza militar trasatlántica de Ucrania está detenido y la población civil de ambos países siguen sufriendo de las decisiones arbitrarias y poco tolerantes de ambos países.

En ese contexto es interesante entender por qué el presidente ruso Vladimir Putin dio la apertura oficial al nuevo año escolar el pasado jueves. Lo hizo desde el enclave de Kaliningrado, la única parte de Rusia que está completamente rodeada por la Unión Europea.

El origen de ese enclave es el siguiente: hasta 1945 fue territorio alemán, fue la famosa ciudad de Konigsberg, la ciudad del reconocido filósofo alemán Immanuel Kant. En 1946, los rusos la anexionan a su territorio, pero bajo administración de Rusia, en una época donde existía la Unión Soviética. Sin embargo, cuando se desmoronó, Lituania se independiza y bloquea el acceso directo a este territorio ruso, así queda entre Polonia y Lituania, y hoy es la región rusa más afectada por los bloqueos de la Unión Europea.

En este enclave Putin ha exigido izar la bandera rusa como una acción obligatoria para todas las escuelas de país más grande del mundo. Allí mismo indicó que todos los colegios deben tener una cátedra de educación patriótica, que se extenderá a los territorios ucranianos controlados por Rusia.

El presidente ruso expuso unos temas polémicos sobre lo que debe ser la educación escolar, algunos de ellos fueron: educadores para “servir a la patria” sin esperar nada a cambio, editar los libros de historia para que tengan información “fidedigna” que indique por ejemplo que Ucrania nunca tuvo su propio estado y la mayor parte de su historia hizo pare de Rusia.

En esa narrativa que se propone para las escuelas indica que la nación rusa nació en Kiev y que, por ello, los rusos tienen derecho de “proteger” las tierras desde donde se expandieron los pueblos eslavos de norte.

La tensión se hizo notar en redes sociales cuando se anunció que, todos los lunes, las clases comenzaran con la de patriotismo. Para los críticos no son más que lecciones de propaganda para el gobierno. Más cuando el ministerio de Educación ruso presentó un guion de cómo deben ser las clases, donde se debe conocer la historia de Rusia bajo la aprobación oficial de la versión por parte del gobierno, e incluir la actual campaña militar que desarrolla el país acompañado de textos, videos y canciones.


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Se indica en la norma que los profesores deben presentar videos y testimonio de los combatientes rusos, para que los estudiantes comprendan que los militares son los héroes de la patria y que los habitantes de las tierras ucranianas de oriente, las auto proclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk son rusos y por lo tanto deben volver a su madre patria.

Se espera que con las clases los estudiantes lleguen a conclusiones como “la felicidad de la patria es más valiosa que la propia vida” o “Por la madre patria no da miedo morir”, según los objetivos planteados por la metodología del Ministerio de Educación ruso.

Esa dependencia oficial ha informado que cada escuela tendrá un consejero director encargado de supervisar la clase, lo que se considera volver a la represión de los tiempos soviéticos cuando cada escuela tenía un comisario político que ejercía el control ideológico y la represión en las instituciones educativas.

Para algunos gremios de docentes del país, existe una gran preocupación sobre la represión que representa esta forma de adoctrinamiento, que llamaron abiertamente “Proyecto ideológico del Kremlin”, que invita al fanatismo y recurrir a las armas para resolver la diferencias. Para los profesores el auténtico patriotismo no se puede construir bajo una atmósfera de odio, miedo e imposición. Y algunos profesores piden que no sea obligatoria esta nueva cátedra.

Para el gobierno, la anexión de las tierras ucranianas comienza por la escuela, la enseñanza de la historia y las clases de patriotismo. Es así como el gobierno ruso inició el año académico en 1.300 escuelas de Donetsk y Lugansk, que están bajo el autogobierno de fuerzas prorrusas. De igual forma, tomó el control de algunas escuelas en ciudades como Járkov, Jerson y Zaporiyia.

Las escuelas también tendrán el acompañamiento de la Guardia Nacional para garantizar la seguridad, se reforzará la enseñanza del ruso y verán clases en ucraniano, pero con nuevos libros de texto editados bajo el control de gobierno ruso.

Para el gobierno ucraniano la rusificación de las escuelas en los territorios ocupados es el primer paso para su anexión definitiva y amenazó a que los profesores que trabajen con el programa educativo ruso serán acusados de colaboradores de los invasores y acarrearán consecuencias penales. Es así como los profesores también se convierten en armas de control político y de la guerra.

Hoy enseñar en Rusia o en Ucrania es un peligro que puede costar la vida, si se piensa diferente.

*Especialista en educación

@hurtadobeltran