LA COMPETENCIA por Palacio del Elíseo, que tendrá su primera meta el próximo 10 de abril, ya tiene ocho aspirantes, de los cuales y por primera vez en la historia de Francia a dos mujeres: la ultraderechista Marine Le Pen y la socialista Anne Hidalgo.
Le Pen es conocida por sus anteriores intentos presidenciales y en el anterior obtuvo la segunda mayor votación. Hidalgo tiene a su haber ser la primera mujer que conquistó la Alcaldía de París y ahora espera repetir la hazaña del conservador Jacques Chirac (1995), que de dicho cargo saltó al poder nacional. Sin embargo, ambas candidaturas se encuentran un muro férreo: el actual mandatario Emnanuel Macron que lidera todas las intenciones de voto para mantener las llaves del Elíseo tanto para la primera vuelta como para la segunda (24 de abril).
Sin embargo, vale aclarar que la izquierda realizará una consulta para definir una carta única, en la que se enfrentarán Jean-Luc Mélenchon (La Francia Insumisa), el ecologista Yannick Jadot, el comunista Fabien Roussel, el exsocialista Arnaud Montebourg, el exministro Stéphane Le Foll y la actual alcaldesa parisina, Hidalgo, entre otros. Con ello, la competencia presidencial se reduciría a cinco.
Ayer tanto esta última como Le Pen lanzaron sus candidaturas, en Ruán y Fréjus, respectivamente. La segunda figura por lo pronto con muy baja intención de voto, al contrario de la segunda.
"Humildemente (...) he decidido ser candidata a la presidencia de la República francesa", dijo la francoespañola Hidalgo prometiendo “una República descentralizada, más cercana a los ciudadanos", que pase página a un modelo que, a su juicio, "se desintegra".
"Hoy, estoy lista", ha proclamado la política socialista, considerada ya de antemano la candidata de los pesos pesados de su partido. Deberá enfrentarse a las primarias a final de este mes, pero el respaldo que le han brindado los líderes del partido -antes incluso de hacer oficial el anuncio- dan pie a pocas sorpresas.
El anuncio de la alcaldesa era esperado en Francia, habida cuenta de que ya se daba por sentado que daría el paso para intentar devolver a los socialistas al poder. Su principal aval son los más de siete años que lleva al frente del Ayuntamiento de París, desde donde ha impulsado un cambio de paradigma político que quiere ahora a todo el país.
Así anunció que presentará un plan específico en materia de medio ambiente y ha prometido un aumento de los salarios, durante un discurso en Ruan en el que ha abogado por una política basada en el "respeto" y ha lanzado mensajes específicos para las mujeres. No en vano, aspira a ser la primera mujer en ocupar el principal cargo político en Francia.
También esta dirigente política, de 62 años, ha dicho ser "consciente de la gravedad de la situación" y asumir "humildemente" un reto ante al que ha esgrimido sus orígenes españoles, recordando que llegó a Francia con dos años y que procede de una familia de clase trabajadora y origen republicano.
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En otro acápite de su discurso sostuvo que "Debemos transformar nuestro modo de vida, nuestra economía, porque el planeta es nuestro único refugio y la única fuente de vida", y reiteró su deseo de que "las clases medias, las categorías populares, los trabajadores precarios, los jóvenes, las personas con discapacidad recuperen la esperanza" gracias a una reforma de la educación.
Finalizó su acto de lanzamiento cargando contra los cinco años de presidencia de Macron porque, a su juicio, "dividió como nunca" a los franceses, "agravó" los problemas sociales y "dio la espalda a la ecología".
El inmediato reto de la alcaldesa de París, que marca entre un 7% y un 9% en los sondeos debe ser romper con su imagen de política capitalina y conquistar el resto del país, de las zonas rurales a ciudades medias, como demostró su reciente gira por Francia.
Gestión en París
Ana María Hidalgo (Anne) llegó a Francia en 1962, se crió en Lyon y más de medio siglo después se convirtió en la primera mujer alcaldesa de París. Ahora, esta hija de inmigrantes españoles busca alcanzar, contra todo pronóstico, la presidencia.
Sus primeros años de regidora no fueron fáciles. En 2015, varios ataques yihadistas contra el semanario satírico Charlie Hebdo, contra restaurantes y bares y contra la sala de conciertos Bataclan enlutaron la capital.
El incendio de la catedral de Notre Dame en 2019 marcó el final de su primer mandato. Un año después fue reelegida. "En tiempo de tormenta, es mejor tener al mando a un capitán que sepa navegar", dijo entonces.
Pese a sus reticencias iniciales, esta nieta de un republicano condenado a muerte por el dictador Francisco Franco también logró el sueño de sus antecesores: París fue nombrada sede de los Juegos Olímpicos en 2024.
Durante su mandato, en coalición con ecologistas y comunistas, la primera edil de la ciudad que da nombre a un acuerdo mundial clave contra el cambio climático lanzó una cruzada contra el uso de autos en París e impulsó el de bicicletas.
Los críticos a su gestión la culpan también de la suciedad de las calles, del deterioro de la imagen de una de las ciudades más visitadas del mundo y de la inseguridad, uno de los temas que emergen en la carrera hacia el Elíseo.
"Hidalgo es responsable de la explosión de la delincuencia de menores en París", dijo recientemente Rachida Dati, su rival de derechas a la alcaldía en 2020, a la radio RMC. "¿Usted cree que París está gestionado?", cuestionó.
Sus opositores denuncian su autoritarismo, aunque esta feminista critica a menudo que "la autoridad de un hombre se convierte en autoritarismo en una mujer". Sus partidarios defienden en cambio su capacidad de escucha y de unir.
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Su imagen de capitalina cercana a las élites y desconectada de los problemas del resto del país podría lastrar su carrera hacia el Elíseo, aunque desde hace meses recorre Francia para mostrarse como una política del pueblo y de los franceses.
Pero a su vez deberá reivindicar sus éxitos al frente de la capital de Francia, a falta de experiencia gubernamental más allá de formar parte de 1997 a 2002 de los equipos de ministros como la de Trabajo Martine Aubry.
La ‘mano dura’ de Le Pen
Casi que simultáneamente y en otro emblemático lugar francés, el sureño Fréjus, oficializó su candidatura la ultraderechista Marine Le Pen, de 53 años, quién semanas atrás pasó las riendas de su formación, Agrupamiento Nacional (RN), al número 2 del partido, Jordan Bardella.
Le Pen prometió un referéndum sobre la inmigración si resulta elegida y firmeza contra la criminalidad, asegurando que metería "a los delincuentes franceses en prisión y a los extranjeros, en el avión".
En el plano internacional, afirmó que Francia abandonaría el mando integrado de la OTAN y dijo, en alusión a la posición del país dentro de la Unión Europea, que "devolvería el poder a las naciones".
Pero el camino hacia las presidenciales sigue cargado de incógnitas: Macron todavía no confirmó si será candidato y tanto Los Republicanos (derecha) como los ecologistas deben escoger a sus candidatos.
Otra es saber si el polemista Éric Zemmour, famoso por su defensa de una identidad francesa y por sus críticas a la inmigración y al islam, optará al Elíseo, una candidatura que podría lastrar a Le Pen.