Tras dos debates entre 20 precandidatos, el partido que busca ganarle a Trump en 2020 tiene dos grupos claramente definidos. ¿Ganará la tendencia socialista?
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YA, con la profundización del discurso de raza, se sabía que la política en Estados Unidos venía cambiando. De ser centristas y poco ideológicos, los partidos, Demócrata y Republicano, ahora le apuntan a discursos con claras posiciones frente a la raza, el género y la inmigración, en el comienzo de una campaña presidencial marcada por estos temas.
Luego de dos debates que incluyeron 20 precandidatos, este martes y miércoles, los Demócratas han dejado claro que hay dos bloques que buscan dominar el partido con aproximaciones radicalmente diferentes.
La izquierda y el centro
En el “Estado de la Unión”, aquel discurso que dan los presidentes de Estados Unidos cada año ante el Congreso, el hoy jefe de Estado, Donald Trump, cerró con una frase de manera contundente: este país jamás será socialista. Para Bernie Sanders y Elizabeth Warren, precandidatos Demócratas, esta tesis no es cierta. Es, por el contrario, posible que la nación más poderosa del mundo tenga un candidato a la presidencia que se declare socialista y proponga una idea de nación que tome el concepto de la socialdemocracia de los países nórdicos, en Europa.
Tildados por sus rivales de vender “ideas irrealizables”, Sanders y Warren representan el bloque de izquierda del partido Demócrata, un término que suena raro en un país donde se evita definirse como comunista o socialista. Sin embargo, para estos senadores, hoy precandidatos, de eso precisamente se trata: de definir unas líneas muy claras frente a las finanzas, la gratuidad de servicios públicos y, por supuesto, la raza y la inmigración.
Esta visión del país no la comparte la mayoría del partido Demócrata, cuyos precandidatos moderados, como Joe Biden y John Delaney, dicen que conllevaría claramente a una derrota en las presidenciales del próximo año. Las dudas de estos dos, como de un porcentaje grande de los miembros de la colectividad es la viabilidad de virar hacia la izquierda.
Ya es claro, aunque mantenga varias diferencias con sectores conservadores del partido Republicano, que Donald Trump ha logrado que en su colectividad se priorice el discurso extremista por sobre el moderado. ¿Ha llegado, entonces, el momento de que pase lo mismo en los Demócratas? ¿Es así como pueden ganarle en 2020?
Aún no es claro cuál posición es la mayoritaria entre los Demócratas. Aunque Biden domina las encuestas entre los precandidatos, Sanders y Warren le siguen en el segundo y tercer lugar, y han logrado que los congresistas más sonados del partido se alineen con ellos. El pulso, como se ve, está en pleno auge y no parece que vaya a terminar antes de los comicios presidenciales.
Mientras se define el candidato único, proceso que culminará hasta junio del próximo año, los precandidato muestran diferencias en varios temas. Uno de ellos, y quizá el que más definió el debate del martes, es la aproximación que cada uno tiene frente a la gratuidad de la salud, a propósito de “Medicare”, el sistema de salud que montó Barack Obama. Varios moderados, como Beto O`rourke y Delaney, dijeron que el sistema no es viable y requiere modificaciones, algo en lo que parecen coincidir con Trump, quien, pese a su clara voluntad, no lo ha podido modificar.
Para Sanders y Warren, sin embargo, el sistema de salud debe ampliar su gratuidad, no solo atendiendo a millones de personas de manera gratuita en Estados Unidos sino también ampliando el régimen de medicinas gratis. Tras las revelaciones de The Washington Post la semana pasada, en las que el medio denunció una red de corrupción entre grandes farmacéuticas y médicos para recetar más medicamentos de los necesarios, conllevando a la implosión de la “crisis de opioides”, el ala socialista ha pedido que se tomen medidas al respecto y que la mayoría de medicamentos sean gratuitos.
En sentido contrario, otros precandidatos han optado por la moderación, una estrategia que eventualmente lograría jalar votantes de centroderecha cansados del discurso polarizante de Donald Trump. John Delaney, ganador del debate del martes entre los precandidatos Demócratas, criticó abiertamente el “Medicare” y las propuestas de los progresistas. “Podemos seguir el camino por el que nos quieren llevar el senador Sanders y la senadora Warren, con malas políticas como el 'Medicare para todos', todo gratis y promesas imposibles que van a repeler a los votantes independientes y hacer que Trump sea reelegido”, dijo el excongresista John Delaney.
La identidad
En la década de los 60, la lucha por los derechos civiles, la raza y la identidad marcaron la agenda política en un país que se vaticinaba en un tormentoso camino guerrerista en Vietnam. Figuras como Malcolm X y Martin Luther King colmaron las calles de gente para pedir derechos para las comunidades afroamericanas en un momento de profunda convulsión. Hoy el escenario no es igual, pero hay ciertas similitudes.
Una de ellas es que la política ha vuelto el tema racial un elemento central del discurso. No pasa un solo día en que Trump, ya en campaña, no haga mención a los migrantes, los “mexicanos” (todos los latinos) y, eventualmente, los afroamericanos. Esta semana ha seguido apuntando sus comentarios al “squad”, un grupo de cuatro congresistas de origen latino y afro, quienes lo han llamado racista. Al mismo tiempo, ha atacado a los dirigentes de Baltimore, de origen afro, llamando a la ciudad un lugar donde no hay nada.
La estrategia de Trump poco a poco es más clarividente. La raza y la identidad, luego de ocho años de Obama, parece que jugarán un rol más importante en estas elecciones que en las de 2016, aunque en estas, como lo demostró un estudio de la Universidad George Washington, llevaron a que los sectores blanco más desfavorecidos se inclinaran por él gracias a su discurso basado en la identidad blanca.
Falta ver si esa estrategia le funcionará para permanecer en la Casa Blanca otros cuatro años más, ya que haciendo uso de ella no logró ganar las elecciones de Medio Término, en 2018, cediendo la Cámara de Representantes a los Demócratas. Ya, en todo caso, la raza está en el centro de la campaña electoral y no parece que en ningún momento jugará un rol secundario.