Carlos Ghosn, nacido en Brasil, destacó durante mucho tiempo entre los ejecutivos automovilísticos del mundo como un adicto al trabajo capaz de hacer que una empresa al borde de la quiebra vuelva a ponerse en pie rápidamente.
Como presidente de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi Motors, Ghosn, de 64 años, creó un imperio industrial, con 470.000 empleados que el año pasado vendieron 10,6 millones de vehículos de 122 fábricas de todo el mundo.
Pero el grupo parece ahora sometido a seria turbulencia después de que la policía japonesa arrestara a Ghosn bajo sospecha de no haber declarado la totalidad de sus ingresos a las autoridades fiscales japonesas como presidente de Nissan.
La junta directiva de Nissan informó este lunes que buscará su destitución tras una investigación de meses impulsada por un informante que descubrió "actos significativos de mala conducta".
Apodado el "Cost Killer" en Francia, Ghosn comenzó su carrera con el fabricante de neumáticos Michelin y, tras una temprana etapa en Brasil, fue rápidamente ascendido y se ganó la reputación por sus operaciones en Norteamérica.
A partir de ahí, fue contratado por Renault en 1996 para trabajar junto con el entonces director general Louis Schweitzer, donde ayudó a devolver la rentabilidad a la empresa.
Apenas tres años después, fue enviado para dirigir el recién adquirido grupo Nissan, con el reto de hacer lo mismo en un plazo de dos años. Lo hizo en uno.
Su labor lo convirtió en un héroe en Japón, donde existen incluso mangas dedicados a este suave hombre de negocios conocido por estar siempre despierto antes del amanecer tras dormir solo seis horas por noche.
"Un jefe tiene que tener 100% de libertad para actuar y 100% de responsabilidad por lo que hace. Nunca toleré ninguna excepción a ese principio, nunca aceptaré ninguna interferencia", dijo en una ocasión.
- Trotamundos -
Cruzar fronteras nunca fue un problema para Ghosn. Habla portugués, español, italiano, francés e inglés de manera fluida y tiene un buen conocimiento de japonés.
Nacido en Brasil el 9 de marzo de 1954 de padres libaneses, podía distinguir los tipos de coches solo por el sonido de sus bocinas a la edad de cinco años.
Con seis años, fue a vivir con su madre a Beirut, la capital libanesa, donde asistió a una escuela jesuita.
Más tarde, Ghosn se mudó a París donde se diplomó de dos de las universidades más elitistas de Francia, incluyendo la escuela de ingeniería Politécnica. Ghosn tiene pasaporte francés.
Tras devolver a Renault y Nissan una base financiera sólida, presionó con fuerza para desarrollar coches eléctricos, de los primeros en la industria.
Sin embargo, también preservó su parcela personal con su esposa y sus cuatro hijos.
"No llevo trabajo a casa. Juego con mis cuatro hijos y estoy con mi familia los fines de semana", dijo en una ocasión a la revista Fortune.
"Cuando voy a trabajar el lunes...llego con buenas ideas por estar recargado".
Sin embargo, los grandes ingresos generados por su éxito empresarial causaron a veces problemas, sobre todo con el gobierno francés, que posee el 15 por ciento de Renault.
Su remuneración combinada alcanzó los 13 millones de euros (14,8 millones de dólares) el año pasado, según la consultora de gobierno corporativo Proxinvest.
En 2016, el Estado francés se unió al 54% de los votantes en la reunión anual de los fabricantes de automóviles y se negó a autorizar un paquete salarial de 7,25 millones de euros para su puesto en Renault.
El consejo de administración de Renault anuló la votación, pero Ghosn aceptó posteriormente un recorte salarial después de que Emmanuel Macron, el entonces ministro de Finanzas de Francia, amenazara con intervenir con una nueva ley de compensación.
Desde entonces, las relaciones han mejorado, con la aprobación por el Gobierno de un nuevo mandato para Ghosn como presidente ejecutivo de Renault a cambio de un recorte salarial del 30%, y el nombramiento de Thierry Bollore, su esperado sucesor, como su adjunto.