No parece una persecución política. Es difícil calificar de esta manera los siete procesos que cursan en la justicia argentina contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Uno de ellos, los “cuadernos de las coimas”, llevó al juez Claudio Bonadio a dictarle prisión preventiva por presuntamente ser la jefa “de una asociación ilícita”. Además, la acusó de recibir dádivas en 22 hechos y de cohecho pasivo (cobrar coimas) en cinco más.
Publicada este lunes, la investigación concluye que ella con su esposo, montaron una “organización delictiva conformada por funcionarios públicos, quienes valiéndose de medios oficiales” lograron “la percepción de sumas de dinero ilegítimas por parte de diversos particulares” entre 2003 y 2015.
Para llegar a esta conclusión, Bonadio tuvo que estudiar a lo largo de 47 días las numerosas pruebas que demostraban los vínculos de la exmandataria con la organización ilícita, entre ellas los “cuadernos de la corrupción”, una serie de anotaciones hechas por Oscar Centeno, exconductor del Ministerio de Planificación.
En esas anotaciones, Centeno relata minuciosamente cada movimiento que hizo, dónde recogía el dinero y en qué lugar lo depositaba. Según la investigación, la destinataria solía ser la Presidenta, pues los paquetes recogidos siempre se dejaban en la casa presidencial y en los despachos adscritos a esta.
La semana pasada miembros del círculo de la expresidenta denunciaron que los “cuadernos de la corrupción” no tenían información válida porque no se había comprobado dónde estaba el dinero. Sin embargo, el exsecretario de Obras Públicas del gobierno Kirchner dijo en entrevista con La Nación que Cristina Kirchner era “la dueña de los 9 millones de dólares del depósito”.
Esta declaración parece haber ayudado para que Bonadio adelantara el anuncio de “prisión preventiva”, dictado este lunes. Adicional a este, el juez le embargó 4.000 millones de pesos (100 millones de dólares) por sus supuestos casos de corrupción en la adjudicación de obras públicas que involucran varios empresarios argentinos.
Fernández de Kirchner, sin embargo, permanece en su casa de Buenos Aires, cobijada por los fueros, tanto de expresidenta como de senadora. Momentáneamente, esta figura le asegura un bloqueo procesal, que solo puede ser levantado por el Congreso de mayoría peronista, su facción política (divida en dos).
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Desafuero
Son siete los procesos en contra de Cristina Fernández de Kirchner. Los más conocidos, por su relevancia mediático, han sido los “cuadernos de la corrupción” y otras dos causas, como el supuesto encubrimiento de iraníes por sus vínculos en el atentado contra el centro judío AMIA, en 1994, y el favorecimiento a empresarios amigos, entre los que está el primo de Mauricio Macri, Angelo Calcaterra, quien recibió contratos público a cambio de dádivas.
Pese a las numerosas causas en la justicia, la expresidenta sigue gozando de los fueros parlamentarios, un seguro que ha permitido que Carlos Menem esquive cualquier investigación.
El magistrado Bonadio, en una resolución de 551 páginas, en la que describe en detalle la asociación ilícita, también le pide al Congreso que levante el fuero de la hoy Senadora por Unidad Ciudadana y este “se homologue por la Cámara federal de apelaciones”.
Acorralada por los presuntos casos de corrupción, Cristina Kirchner cuenta con un apoyo mayoritario en el Parlamentario, que eventualmente blindaría el desafuero pedido por el Magisterio. Miguel Ángel Pichetto, jefe del peronismo en la Cámara Alta, ha dicho que descarta cualquier posibilidad de levantar el fuero.
Ha advertido que se trata de “la etapa de instrucción, una etapa preliminar donde hay elementos, pero que no configura la responsabilidad penal, entonces es imposible producir el desafuero y la detención de un Senador, Presidente, Ministro”.
Líder del peronismo en la última década, Cristina Fernández, pese algunas divisiones con ciertos sectores de esta corriente política, goza del suficiente apoyo para bloquear cualquier desafuero. En ese sentido, su detención no se puede materializar, por ahora.
Macri no, Kirchner no
En medio de los casos de corrupción de Kirchner la economía argentina no ha dado ninguna señal de recuperación, a la espera de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acepte los ajustes ya anunciados por Macri para hacer efectivo el préstamo pedido al organismo.
Molestos por la devaluación del peso y la inflación que no para, lo argentinos no le han dado el visto bueno al programa de financiación de la deuda presentado por Macri. Pero la oposición liderada por Kirchner tampoco les satisface, tras los numerosos escándalos de corrupción conocidos esta semana.
“Cada uno de los que siguen y apoyan al macrismo y al kirchnerismo valora factores diferentes que no se deterioran (…) Los casos de corrupción del kirchnerismo sostienen a los macristas y la mala situación económica reafirma la fe de los kirchneristas”, explicó el consultor Federico Aurelio al Clarín.
Los partidarios de la expresidenta le han pedido que anuncie que va aspirar a la presidencia en las elecciones de finales de 2019. Como estiman algunos expertos, creen que la economía no reportará mejoría hasta ese año, por lo que ven una oportunidad de oro para que vuelva al poder o al menos aspire a la Casa Rosada.
Para otros ya va llegando el momento para que Kirchner nombre un sucesor por los numerosos problemas judiciales. Este escenario termina siendo muy parecido al de Lula, meses antes de que fuera procesado por sus vínculos con Odebrecht.
La expresidenta no tiene el mismo peso político que el brasileño, hoy desde la cárcel, y determinante en las presidenciales de octubre.