Los diálogos de desnuclearización entre Corea del Norte y Washington están en una crisis constante. Pyongyang sigue desafiando lo pactado, y Corea del Sur y Japón denuncian las violaciones de Kim Jong Un, mientras el presidente Donald Trump toma la crisis con calma.
El acontecimiento más reciente protagonizado por Corea del Norte fue la prueba de misiles en el Centro de Lanzamientos de Satélites en Sohae, un sitio que debió ser desmantelado hace tiempo según lo pactado por Washington y Pyongyang. Esa fue la segunda prueba de misiles en tan solo una semana. Además, las tensiones diplomáticas entre ambos Estados por el estancamiento del proceso se son notorias.
El presidente de los Estados Unidos se muestra optimista diciendo que aún hay esperanza y argumentando que la crisis se superará al encontrar otra manera de negociar. Trump continúa recayendo en su "amistad" con Kim para asegurar que el proceso está bien. Cuestión que es poco válida como argumento para la mayoría de los miembros de la comunidad internacional, así como para algunos líderes políticos del país norteamericano que han denunciado los últimos acontecimientos como un abierto desafío y una provocación.
"Las pruebas nucleares y de misiles no brindarán a la RPDC una mayor seguridad", dijo Kelly Craft, embajadora de Estados Unidos en las Naciones Unidas, refiriéndose al Norte por su nombre oficial, la República Popular Democrática de Corea.
Y agregó que "Confiamos en que la RPDC se alejará de una mayor hostilidad y amenazas, y en su lugar tomará una decisión audaz para comprometerse con nosotros".
Entre tanto, Japón y Corea del Sur siguen denunciando y ejerciendo presión diplomática tanto a los Estados implicados en el proceso de desnuclearización, como a los países de la comunidad internacional. A pesar de esto, sus acusaciones parecen no ser escuchadas.
Esta semana la Federación Rusa y China pasaron una propuesta al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para levantar las sanciones económicas impuestas al régimen norcoreano, tanto por el desarrollo de armas nucleares, como por las violaciones a los derechos humanos.
Desde que Corea del Norte y Estados Unidos establecieron una distensión en 2018, ambos Estados asiáticos han expresado cada vez más su apoyo para flexibilizar las sanciones. Según analistas, la propuesta oficial ante el Consejo de Seguridad representa un nuevo nivel de presión pública sobre Estados Unidos.
"No estamos apurando las cosas", ha señalado en Embajador ruso de la ONU Vassily Nebenzia. "El levantamiento de las sanciones no está directamente relacionado con el programa nuclear de Corea del Norte, este es un problema humanitario”, enfatizó.
Falta de voluntad política
Corea del Norte, por su parte, asegura que ya no hay nada que negociar y que Washington ha demostrado su falta de flexibilidad en la mesa de negociación para llegar a un acuerdo aceptable. Además, Estados Unidos y Corea del Norte han incrementado las tensiones entre los líderes al hablar mal de los mismos y de sus respectivos gabinetes.
“No necesitamos mantener largas conversaciones ahora mismo con Estados Unidos, y la desnuclearización se ha retirado de la mesa de negociación” declaró hace pocos días el mandatario norcoreano, Kim Jong Un.
Es evidente que las conversaciones se han estancado, que la crisis en la Península de Corea continúa y que está sigue amenazando la seguridad en la región de Asia Pacífico. Donald Trump dice que no va a terminar las sanciones económicas hasta que Corea del Norte no abandone su programa nuclear, y Kim Jong Un contesta que no terminará con los desarrollos nucleares hasta que no se acaben las sanciones internacionales.
Esta situación no es nueva. En los anteriores intentos por dialogar con los Kim y desnuclearizar la Península, los Estados involucrados han dado garantías y tratos benéficos para Pyongyang, y éste ha violado repetidamente lo acordado. Es por esto que Washington se ha rehusado a levantar las sanciones
¿Está Trump siendo demasiado permisivo?
Solo para 2017, Corea del Norte había realizado seis pruebas de misiles. Se le ha propuesto a Corea del Norte apoyar su economía así como contribuir a su crecimiento y estabilización. Además se han realizado varios encuentros entre las partes. La voluntad política es la gran ausente y aparentemente Washington no presiona lo sifuciente.
Pero, ¿Por qué Kim Jong Un se rehúsa a cooperar?
Puede haber varias razones. La primera de todas puede ser que nunca quiso culminar el proceso y la desnuclearización es una excusa para apelar a la flexibilidad en las políticas internacionales contra el régimen. Otra cuestión puede ser que no quiere terminar como Irán. Teherán accedió a terminar con sus propósitos y desarrollos nucleares. Sin embargo, las sanciones contra la República Islámica han sido casi constantes, la comunidad internacional continúa presionando a Teherán, y recientemente el mismo Estados Unidos decidió salirse del Tratado de No Proliferación Nuclear. Además, los intentos de intervencionismo contra Irán no terminan. Dadas estas condiciones, ¿Qué le garantiza al régimen norcoreano que Washington cumpla con lo acordado?
A pesar de haber iniciado los intentos por desnuclearizar Corea del Norte en 2018, la administración Trump no ha logrado mayores concesiones. El optimismo respecto a la desnuclearización de la península es cada vez menor, la preocupación por la continua violación a los derechos humanos continúa y las pruebas de misiles por parte de Corea del Norte también. En este punto, la desnuclearización no es visible a corto o mediano plazo.
Es evidente que lo que se ha llevado a cabo en la negociación no está funcionando. La siguiente cuestión a revisar es la posibilidad de plantear e implementar una estrategia que pueda llevar a ambos países a un acuerdo aceptable.