Fernando de la Rúa, quien murió este martes a los 81 años, fue un dirigente político de escaso carisma y terminó sus días más despreciado que odiado por los argentinos que lo recuerdan como el presidente que abandonó la Casa Rosada en un helicóptero en 2001, dejando un país en llamas.
De la Rúa, fallecido el día en que se conmemora la independencia de Argentina, llegó a la presidencia en 1999, con 62 años, haciendo gala de una imagen parca y austera, antítesis del entonces saliente mandatario Carlos Menem (1989-1999), un peronista histriónico que había aplicado políticas neoliberales.
Nacido el 15 de septiembre de 1937, se formó en el Liceo Militar de Córdoba (centro), su provincia, donde se graduó de abogado a los 21 años con medalla de oro y luego se doctoró.
Se alineó desde joven en el ala más conservadora de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR), donde había enfrentado al exmandatario Raúl Alfonsín (1983-1989). Pero llegó al gobierno postulado por una coalición de centro-izquierda, al presentarse como "la fuerza moral frente a la frivolidad y el engaño".
Su tono monocorde y una supuesta falta de reflejos le costaron muchas críticas que intentó revertir con una recordada propaganda en la que él mismo repetía como una letanía: "Dicen que soy aburrido".
Los argentinos aún recuerdan su fallida aparición televisiva en el programa de entretenimiento televisivo más visto y conducido por el popular Marcelo Tinelli, cuando se lo vio perdido ante las cámaras sin poder hallar la salida por el decorado.
"Tinelli tuvo que ver con mi caída", aseguró De la Rúa en 2016, en alusión a la imitación que le hacía un humorista de ese programa.
- Perfil bajo -
Casado con Inés Pertiné -nieta, hija y hermana de militares-, tuvo tres hijos, Agustina, Antonio y Fernando, apodado Aíto.
Cultor del perfil bajo, el expresidente se abstuvo de comentar tanto sobre la relación de 11 años de su hijo Antonio con la famosa cantante colombiana Shakira como sobre la conflictiva separación que protagonizaron y que se zanjó en la justicia.
A los 35 años, en 1973, fue senador por la Capital Federal, un distrito tradicionalmente antiperonista y donde consolidó su carrera siendo diputado (1991-1992) y tres veces senador (1973-1976, 1983-1989 y 1992-1996).
En 1996, fue el primer alcalde de Buenos Aires elegido por voto directo, cargo hasta entonces designado por el presidente, y su trampolín a la Casa Rosada.
Pero poco afecto a las grandes definiciones, De la Rúa parecía a veces estar al margen de las decisiones políticas de su propio gobierno.
En una breve autobiografía escrita antes de llegar al poder, ubicaba entre sus pasatiempos "las plantas y las aves, la naturaleza y lo relacionado con ella, el cielo y el tiempo".
En un diálogo con AFP 20 días después de asumir, durante la celebración por la llegada del año 2000 en Ushuaia, se negó a hablar de política internacional y de su plan económico para referirse únicamente a la plaga de castores en esa región.
- Crisis y helicóptero -
El gobierno de De la Rúa comenzó a derrumbarse en 2000, cuando el vicepresidente Carlos "Chacho" Álvarez dio un portazo y renunció, en medio de un escándalo por una denuncia por un supuesto pago de sobornos a legisladores opositores para aprobar una ley de precarización laboral. Por esta acusación, el expresidente fue absuelto en 2013.
Pagó los platos rotos del endeudamiento de la llamada "fiesta menemista". En 2001, De la Rúa convocó a modo de salvador al exministro de Economía Domingo Cavallo, mentor de la convertibilidad con paridad cambiaria entre el peso y el dólar puesta en marcha en 1991 y de la política económica de Menem.
Pero un "megacanje" de deuda y el bloqueo de depósitos (corralito) colmó la paciencia de los argentinos y terminó empujando al abismo a su gobierno, acechado por el opositor peronismo. Tras su salida de la presidencia, Argentina declaró el default.
De la Rúa se consideró víctima de un "golpe civil" seguido de "una intensa persecución judicial, mediática y política", según escribió en su libro "Operación política. La causa del Senado".
El 19 y 20 de diciembre de 2001 se desató una revuelta popular cuya represión dejó más de 30 muertos en el país, cinco de ellos en los alrededores de la Plaza de Mayo, pleno centro de Buenos Aires. De la Rúa abandonó la Casa Rosada en helicóptero, tras firmar su renuncia. Por estas muertes fue sobreseído en 2014 por la justicia que apuntó a su equipo de seguridad.
Su caída fue un duro golpe para la UCR, una de las dos principales fuerzas políticas argentinas del siglo XX, que volvió al gobierno en 2015 como parte de la coalición Cambiemos que llevó a la presidencia a Mauricio Macri.