La Organización de Estados Americanos (OEA) elegirá a la persona que ocupará la Secretaría General durante los próximos cinco años, con el actual mandatario, el uruguayo Luis Almagro, y la ex ministra ecuatoriana María Fernanda Espinosa como únicas opciones para hacer frente a un escenario regional especialmente convulso.
Los 34 países activos de la OEA -Cuba forma parte del bloque hemisférico pero no participa en la toma de decisiones desde 1962-, incluida la Venezuela de Juan Guaidó, votarán eligiendo a su nuevo jefe con al menos 18 votos.
Hasta hace apenas unos días era una carrera de tres, entre Almagro, que representa al ala conservadora; Espinosa, de la corriente izquierdista; y el peruano Hugo de Zela, un veterano diplomático que aspiraba a representar a la rama moderada.
Sin embargo, el Gobierno peruano anunció que retiraba la candidatura de De Zela porque, a pesar de que "proponía una vía institucional favorable al diálogo y a los consensos regionales, no ha recibido el respaldo esperado".
La salida de De Zela de la competición por el trono de la Organización de Estados Americanos hace que se dé la inusual paradoja de que ninguno de los dos candidatos en liza cuenta con el respaldo de su propio país.
En el caso de Almagro, fue Colombia quien lanzó su candidatura. El anterior Ejecutivo de Tabaré Vázquez en Uruguay aclaró que no apoyaría su reelección porque "ha perdido las condiciones para ser secretario general", puesto que debería "buscar atemperar las diferencias entre países y fomentar el diálogo, no la confrontación".
El cambio de Gobierno en Uruguay, donde la coalición izquierdista Frente Amplio ha dado paso al Gabinete conservador de Luis Lacalle Pou después de quince años, ha propiciado también un giro en la postura del país sobre Almagro, que ahora sí tiene el apoyo de Montevideo.
Espinosa tampoco goza del 'placet' de Ecuador. Fueron San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda quienes la propusieron para el puesto. El Gobierno de Lenín Moreno ha optado por Almagro.
La extraña alineación de los países de origen de los candidatos se debe en gran medida a la polarización que ha generado en el continente americano la crisis política, económica y humanitaria que asuela Venezuela desde hace años.
Almagro ha sido una de las voces más contundentes contra el Gobierno de Nicolás Maduro, a quien tacha directamente de "dictador", mientras que Espinosa, ex ministra del Gobierno de Rafael Correa, está vinculada al 'chavismo'.
La contundencia de Almagro ante la crisis venezolana le ha valido el apoyo de numerosos países, incluido Estados Unidos, acercándolo a la reelección, si bien es un arma de doble filo porque también ha alejado a otros muchos que, aunque no serían partidarios de Maduro, quieren que la OEA se ocupe de otros temas.
Espinosa ha contado en una entrevista concedida a 'America's Quarterly' que pelear por la Secretaría General de la OEA no estaba entre sus planes pero que un grupo de países caribeños la persuadió porque "pensaban que era necesario un cambio de liderazgo".
"La organización necesita actualizar su agenda", ha afirmado, abogando por pactar una "agenda en positivo" con los temas que afectan a todo el continente, entre los que ha mencionado las migraciones y el cambio climático. "Tengo un lema, que es construir unidad en la diversidad", ha apostillado.
Espinosa ha reconocido, no obstante, que Venezuela seguirá estando encima de la mesa porque "preocupa a todos". "Pero no podemos seguir haciendo lo mismo y esperar un resultado diferente. Necesitamos abrir un nuevo capítulo en el que la OEA sea parte de la solución, no solo un actor", ha defendido