CON un resultado que superó los vaticinios de las encuestas y las expectativas más optimistas de la oposición conservadora, los chilenos dieron un rotundo no en las urnas al propuesto texto de una nueva Constitución, complicando de paso la agenda programática del presidente izquierdista Gabriel Boric.
La intervención del gobierno izquierdista ni la intensa campaña tanto de convencionistas, parlamentarios y sectores afines al proyecto lograron que los indecisos se decantaran por el anhelado “apruebo” en el referendo que se verificó ayer y que, por ser obligatorio, tuvo una alta participación.
Anoche, con el 99,4% de los votos escrutados, el "rechazo" casi que duplicaba al “Apruebo”. Así, alcanzaba el 61,9% frente al 38,10%, según el boletín de la autoridad electoral, donde también se aprecia que el no a la nueva Carta Magna se impuso en gran parte del país.
Esa paliza al gobierno y al texto con el que se pretendía enterrar la Constitución vigente que si bien fue heredada de la dictadura de Augusto Pinochet ha tenido varias reformas para adecuarla con las cambiantes situaciones del paso del tiempo no la preveía nadie. Vale recordar que si bien todos los sondeos indicaban una amplia ventaja -desde meses atrás- al “rechazo”, ubicaban el mismo en un máximo del 50%.
El resultado de ayer evidenciaría que el número de indecisos, que rondaba el 15% según las mismas encuestas, finalmente se decidió por la no aprobación en la jornada democrática que tuvo una participación de casi 14 millones de los 15.1 millones que estaban convocados a las urnas.
José Antonio Kast, quien perdió la elección ante Boric el pasado diciembre en la segunda vuelta, aseguró que el aplastante triunfo del "rechazo" a la propuesta de nueva Constitución es también una "derrota" del gobierno del izquierdista.
"Presidente Boric: esta derrota es también su derrota", dijo Kast, al celebrar la holgada victoria del rechazo, al tiempo que dijo que “este es un triunfo transversal, no de unos pocos; es un triunfo rotundo".
Por su parte Javier Macaya, presidente del partido ultraconservador UDI, sostuvo que "es una derrota a la refundación de Chile". Sin embargo, no cerró la puerta a otra reforma constitucional. "Vamos a continuar (...) con el proceso constituyente, vamos a cumplir nuestro compromiso", prometió en una rueda de prensa rodeado de seguidores del "rechazo" que festejaban.
"Tremenda paliza del rechazo sobre el apruebo. Nadie anticipó esta distancia de más de 20 puntos porcentuales", indicó entre tanto la socióloga Marta Lagos, fundadora de la encuestadora Mori, que calificó el resultado como "fracaso estrepitoso".
La realización del referendo sobre una nueva Carta Magna, tras la gran revuelta social de 2019 en reclamo de mayor justicia social, había contado con el apoyo de casi 80% del electorado en un plebiscito de octubre de 2020 que abrió el proceso constituyente.
Dos años después, el "Apruebo" venció casi únicamente entre una mayoría de chilenos en el exterior, donde había unos 100.000 electores inscritos.
El nuevo texto, de 388 artículos y elaborado durante un año por una Convención Constitucional, consagraba un "Estado social de derechos", en respuesta a reclamos expresados en las masivas manifestaciones de octubre de 2019.
Los elementos que más divisiones provocaron del proyecto fue haber consagrado la plurinacionalidad indígena y haber incluido en su nuevo catálogo de derechos sociales el aborto, el derecho a la vivienda "digna" en un texto con un marcado énfasis medioambiental que sin embargo mantenía el modelo de economía de mercado.
Un hecho que exaltaron los medios de comunicación fue que los actos de cierre de campaña el jueves en la capital de este país de casi 20 millones de habitantes, dieron dos fotos que contrastan con los pronósticos.
La fiesta callejera del "apruebo" había convocado entre 250.000 y 500.000 personas, según los organizadores, mientras el acto de cierre del "rechazo" consistió en un evento de apenas no más de 400 personas.
La socióloga Marta Lagos había anticipado que la foto de Santiago, donde finalmente también ganó el "rechazo", no significaba que el 'apruebo' ganara porque "tiene mucha desventaja en el sur y en el norte del país", zonas que sufren violencia e inseguridad, específicamente los conflictos con los indígenas Mapuche que reclaman tierras y el incesante ingreso de migrantes sin papeles que se han tomado las calles de varias ciudades.
Entre tanto, el analista de la Universidad de Santiago, Marcello Mella, sostuvo que “la contundente victoria del rechazo se explica por el temor de una gran mayoría de que la propuesta constitucional anulara del todo a la oposición política, además de la falta de gradualidad en la implementación de las medidas que se proponían”.
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¿Otro proceso constituyente?
Con el presagio de la derrota -aunque no tan contundente- el presidente Boric anticipó en la mañana de ayer que convocaría a la "unidad nacional" tras sufragar en su natal Punta Arenas. Tras el escrutinio, sin duda un golpe tan frentero como fuerte a su gobierno que como se recordará fue catapultado por el estallido social que abrió la puerta a la nueva Constitución, anoche sostuvo que “me comprometo a poner todo de mi parte para construir un nuevo itinerario constituyente".
En tono sereno, llamó a las fuerzas políticas a poner inmediatamente "a Chile por delante" y pidió que se respeten las discrepancias profundas que expuso el proceso. Pero invitó a la ciudadanía a superarlas y, "ahora sí, ponernos de acuerdo"
El pueblo chileno mostró "que quiere y valora a su democracia, que confía en ella para superar nuestras diferencias y avanzar, y eso lo confirma este proceso electoral que ha tenido la mayor convocatoria de ciudadanos y ciudadanas en las urnas en toda nuestra historia", sostuvo el presidente.
"Hago, por tanto, un honesto llamado a todas las fuerzas políticas a poner a Chile por delante de cualquier legítima diferencia, y acordar a la brevedad los plazos y bordes (límites) de un nuevo proceso constitucional".
Esa es la intención del joven mandatario izquierdista, pero como dice el refrán popular “del dicho al hecho hay mucho trecho” y el panorama se vislumbra políticamente muy complejo, tal cual lo analizó para EL NUEVO SIGLO, Fernando Cvitanic, profesor chileno de Democracia, Globalización y Conflicto y de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Sabana, en entrevista publicada este domingo.
Cvitanic indicó que “considerando que buena parte del programa de Boric se edificó bajo el supuesto de que ganaría el “apruebo”, sin duda un resultado en contrario sería un reversazo para su agenda y hasta para su gobernabilidad”.
De igual forma vaticinó que no ve muy viable “que se vuelva a adelantar una nueva Asamblea Nacional Constituyente, esperar porque se vuelva a redactar un texto y convocar nuevamente a elecciones porque la ciudadanía está desgastada y se está aburriendo de este vilo que ha sido la nueva constituyente”.
Esa vía, de plano, fue descartada anoche por el presidente Boric en su pronunciamiento posreferendo al hacer un abierto llamado al Congreso.
"Contarán conmigo plenamente para la tarea de facilitar este entendimiento del que, por cierto, el Congreso Nacional deberá ser el gran protagonista", dijo a un parlamento que integran un 50% de políticos de derecha y el resto se reparte entre independientes, socialistas y demócratacristianos, que también quedaron fraccionados en este proceso constituyente.
Agregó que la decisión de este domingo "exige que trabajemos con más empeño, con más respeto y cariño, para arribar a una propuesta que nos una como país…El maximalismo, la violencia y la intolerancia deben quedar a un lado".
Más allá del llamado gubernamental a la unidad nacional y a su insistencia de una nueva Carta Magna, pero vía Congreso, el resultado plebiscitario evidenció un Chile muy dividido y hasta desilusionado con la joven promesa de la política, el presidente Gabriel Boric, quién ha visto caer en picada su popularidad desde el primer mes de mandato.
Los chilenos viven ya su “día después” en medio de alta incertidumbre política y creciente tensión social. /Redacción internacional con agencias