Diecinueve meses después de las masivas protestas sociales que estallaron en Chile y que dejaron una treintena de muertos, los chilenos acuden este fin de semana a las urnas para elegir a los 155 representantes que escribirán la nueva Constitución y de inicio a un nuevo ciclo político.
El proceso comenzó el 18 de octubre de 2019, cuando el pueblo de Chile salió masivamente a las calles para protestar por el alza del precio del transporte público, unas protestas que se mantuvieron constantes durante varios meses y que canalizaron el descontento de la sociedad por la apabullante desigualdad.
Aunque las movilizaciones comenzaron a raíz de la subida del precio del transporte público, las demandas escalaron rápidamente y una de las principales era la redacción de una nueva Carta Magna, ya que la vigente en aquel momento databa de la dictadura de Augusto Pinochet, que cayó en 1990. Según explica la encargada de gobernabilidad del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile, Marcela Ríos, el asunto de la redacción de una nueva Constitución llevaba tiempo discutiéndose en Chile, aunque nunca se llegó a un acuerdo en este sentido.
Tras el creciente descontento social, el presidente conservador Sebastián Piñera abrió un diálogo político nacional que desembocó en un acuerdo para celebrar un referendo donde la ciudadanía determinara si estaba de acuerdo con iniciar un proceso constituyente para redactar una nueva Carta Política y para determinar el mecanismo para dicho proceso.
Fijado inicialmente para el 26 de abril de 2020 y pospuesto hasta el 25 de octubre por la pandemia, el 78,2% de los chilenos votaron 'sí' a la nueva Carta Magna, redactada por una convención constituyente, según eligió el 79%.
Ríos destaca el, hasta ahora, apego de la ciudadanía al proceso constituyente y ejemplifica sus palabras con el aumento en la participación en el plebiscito, que superó el 50 por ciento por primera vez desde que Chile aprobó el voto voluntario, y en el marco de la pandemia. La experta, que considera que "el proceso es la respuesta institucional a una crisis social y política", cree que está logrando "generar una esperanza y un reencantamiento con la política formal". "Es una ventana de oportunidad para recomponer la relación una relación rota entre las élites y los ciudadanos", resume.
Son más de 14 millones de electores -entre 19 millones de habitantes- los convocados este sábado y domingo a votar en medio de un clima marcado por las restricciones de la pandemia, que interrumpió, postergó y dificultó la campaña de los 1.373 candidatos que compiten en la que es considerada la elección más relevante en 31 años de democracia.
Aunque las movilizaciones comenzaron a raíz de la subida del precio del transporte público, las demandas escalaron rápidamente y una de las principales era la redacción de una nueva Carta Magna
"Con esta elección se definirán quienes escribirán una Constitución que probablemente se proyectará por 40 o 50 años", advierte Claudio Fuentes, académico de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales.
La elección de este fin de semana es "definitivamente" la más importante en democracia y está en juego un nuevo Chile, agrega.
Cada elector votará por cuatro cargos: un constituyente; un alcalde, un concejal y por primera vez los chilenos elegirán gobernador regional, otra señal de que se busca una sociedad más participativa en uno de los pocos países de la OCDE que no elegía autoridades regionales.
La Constitución actual, reformada varias veces desde que Chile recuperó la democracia en 1990, es considerada la armadura legal que dejó el exdictador Augusto Pinochet (1973-1990) -"Pinocho", como lo llaman adversarios popularmente- para instaurar un sistema con poca participación del Estado y gran apertura al libre mercado.
Más del 60% de la población, según encuestas, considera que esta carta magna creó un sistema beneficioso para un reducido número de privilegiados, con predominio del sector privado en educación y salud, y un sistema privado de pensiones que solo se nutre con el aporte del trabajador.
Composición
Este proceso marcará, además, la primera vez en el mundo que una Constitución se escriba por constituyentes elegidos de forma paritaria y también en la historia de Chile en que se reserven 17 escaños para los 10 pueblos originarios del país y la primera vez que los pueblos indígenas van a "sentarse a la mesa" desde que se fundó la nación.
- Más información: Chile vuelve a las urnas para construir nuevo pacto social
Habrá siete cupos para el pueblo mapuche -el más numeroso-, dos para el aymara y uno para los diaguita, quechua, atacameño, colla, yagán, kawésqar, chango y rapa nui.
"Los escaños reservados son una medida de inclusión política indígena de una trascendencia que pocos han advertido. Y que sí o sí deberá replicarse en el Congreso Nacional y los gobiernos locales. Es otro desafío futuro para las primeras naciones", escribió en Twitter, a horas de la elección, el periodista y escritor Pedro Cayuqueo, candidato a constituyente en la región de Valparaíso.
Por su parte Ana Llao, líder mapuche y candidata constituyente, aboga por recuperar "derechos colectivos" para todas las etnias.
Pero uno de los roles más importantes en la formación de la Convención lo jugarán los independientes. La encargada de gobernabilidad del PNUD comenta que el contenido de la Constitución tendrá que aprobarse por un quórum de dos tercios, lo que quiere decir que se requieren "mayorías muy altas". "Por lo tanto, si hay gran cantidad de independientes va a funcionar de una manera totalmente distinta", detalla, destacando que "puede ocurrir que las negociaciones no sean en bloque".
En este sentido, varios analistas vaticinan que la Convención Constituyente será diversa "como nunca antes" y que la derecha, gracias a su reciente unidad, estará sobrerrepresentada y obtendrá, al menos, un tercio de los escaños.
No obstante, "ya las innovaciones en representación son muy importantes", señala, poniendo el foco en que ya no importa lo que uno piensa, sino también importa quién se es. "Esa parte de la representación va a generar un antes y un después para adelante", predice.
Este proceso marcará, además, la primera vez en el mundo que una Constitución se escriba por constituyentes elegidos de forma paritaria y también en la historia de Chile en que se reserven 17 escaños para los 10 pueblos originarios del país
"Esta Constitución se tiene que escribir sin ningún tipo de miedo pero también se tiene que escribir sin ningún tipo de rabia", dice en redes sociales el futbolista de la "generación dorada" de la selección chilena, Jean Beausejour Coliqueo, de ascendencia haitiana y mapuche, invitando a votar.
Tono pandémico
La elección llega en un contexto de incipiente optimismo por el auge espectacular de los precios mundiales del cobre, principal exportación chilena. También ante una baja progresiva de contagios, muertes y ocupación de hospitales por el covid.
Chile llega a esta cita de las urnas con 8,7 millones de personas vacunadas por una primera dosis, y una cobertura de vacunación con ambas dosis del 48% de la población objetivo a inyectar.
Entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde del sábado y domingo los ciudadanos están convocados a votar de manera voluntaria, con mascarilla y alcohol gel.
En las últimas semanas se lanzaron aplicaciones (apps), especiales en los medios y muchos candidatos multiplicaron sus videos en las redes sociales para divulgar sus propuestas en un país que tiene la esperanza de crear y firmar nuevo pacto social para dejar atrás un modelo que ha frustrado a mayorías.