Conservador PP reclama su derecho democrático a gobernar España | El Nuevo Siglo
AFP
Domingo, 23 de Julio de 2023
Redacción internacional

¿HARÁN presidente al perdedor de las elecciones? Esa pregunta, que parece un contrasentido, es la primera que surge tras el resultado ayer de las elecciones generales en España, ya que si bien el conservador Partido Popular liderado por Alberto Núñez Feijóo fue el más votado, el que tiene más chance de lograr la mayoría parlamentaria para formar gobierno es el socialista Pedro Sánchez.

La razón: el actual inquilino de la Moncloa, tiene como aliado al novel movimiento izquierdista Sumar y, como lo ha evidenciado durante estos cuatro años de mandato no tiene inconveniente alguno en hacer alianzas con partidos extremos como los nacionalistas y ex miembros de Eta.

La expectativa de Feijóo, alentada por la victoria en municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo, así como haber ganado claramente el 'cara a cara' con Pedro Sánchez, no se cumplió, ya que no alcanzó los 150 escaños que le pronosticaban las encuestas. Sin embargo, sumó 47 escaños y casi 1,9 millones de votos a los pocos más de 5 millones que el partido de centroderecha obtuvo hace cuatro años.

Con el 98,75% escrutado, el PP logró 136 escaños (32,96% de los votos), 47 diputados más que los que consiguió el partido en las generales de noviembre de 2019. Por su parte, el socialista PSOE se ubicó como segunda fuerza con 122 escaños (31,73%), dos diputados más que hace cuatro años, un resultado que han celebrado en Ferraz (sede del partido) tanto por lograr un resultado notablemente mejor al que vaticinaban las encuestas como porque ello permitirá a Sánchez –con las concesiones del caso- formar una coalición con sus aliados: Sumar, que obtuvo 31 curules, Bildu (6) y Esguerra Republicana de Cataluña (7), los independentistas, el Partido Nacional Vasco (5) y, sobre todo, Junts (7), el que lidera Carles Puigdemont.

Ni el bloque de centroderecha (PP con Vox logra 169 diputados) ni el de izquierda (Psoe + Sumar con 153) alcanzan así la mayoría absoluta para investir presidente (176), pero paradójicamente es el último el que tiene mayor chance de alcanzarla, pero para ello es imprescindible el apoyo de Junts, con sus siete diputados.


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Tras este 23J, se reconfiguró el mapa político español, tiñéndose mayoritariamente de azul el color de los conservadores que triunfaron Madrid, Toledo, La Rioja, Valencia, Cádiz, Huelva, Asturias, Alicante, Coruña, Murcia, Albacete, Ciudad Real, Jaen, Almería, Granada, Córdoba, Málaga, Castellón, Teruel, Huesca, Zaragoza, Cuenca, Guadalajara, Soria, Burgos, Ávila, Segovia, Valladolid, Palencia, Cantabria, Salamanca, León, Pontevedra, Lugo, Ourense y Zamora.

Solo en 9 de las 50 circunscripciones electorales ganaron los socialistas: Barcelona, Sevilla, Navarra, Girona, Cáceres, Tarragona, Lleida, Bayandoz y Alaba, mientras, Bildu se impuso en Gipuzkoa y el Partido Nacional Vasco en Vizcaya.

 

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El líder conservador Núñez Feijóo, reivindicó el derecho de su Partido Popular “a formar gobierno” tras ser la fuerza más votada en estas parlamentarias y anticipó que pedirá se permita su investidura, lo que se visualiza difícil más no imposible porque es probable que los nacionalistas vascos o inclusive los catalanes opten por negociar con la centroderecha para formar gobierno.

"Como candidato del partido más votado, creo que mi deber" es "intentar gobernar nuestro país", dijo Núñez Feijóo a los simpatizantes del PP congregados ante la sede del partido, a quienes agradeció “su confianza tras devolver al PP a la condición de primer partido político del país” y les instó a no perder la esperanza de llegar a la Moncloa.
Entre tanto, fuentes de la cúpula conservadora cuestionaron la euforia de los socialistas. “Es la primera vez que un PSOE que pierde las elecciones celebra una derrota frente a su sede nacional", coincidieron en señalar algunos de sus dirigentes.

En el otro extremo, un exultante jefe de gobierno, también sorprendido por el resultado socialista –temía otro batacazo-, se dirigió a los congregados en Ferraz, la sede del partido en Madrid. “El bloque involucionista del Partido Popular con Vox han salido derrotados…Somos muchos más los que queremos que España avance y así seguirá".
Según varios analistas españoles, un factor movilizador de la izquierda en estas elecciones fue el temor a que la extrema derecha entrara en una coalición de gobierno, más cercana aún después de que PP y Vox pactasen en varios gobiernos locales y regionales.

Sánchez martilleó que tal alianza sería "un retroceso para España" y algo mal visto en Europa.

Para Giselle García Hípola, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Granada, “el Partido Popular perdió apoyo con los últimos movimientos de la campaña mientras que en paralelo, el Partido socialista logró movilizar más a su electorado y convencer a los indecisos”.

Sin mayoría absoluta ni la centro-derecha ni la izquierda, ambos bloques inician desde hoy las negociaciones con diferentes partidos y en un mes se constituirá el Parlamento. Una vez ocurra ello, el rey Felipe VI recibirá representantes de las diferentes fuerzas parlamentarias y propondrá un candidato a la investidura, que deberá contar con el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, en una primera votación, o de mayoría simple en la siguiente. Se prevé que se realizará a finales de agosto o a más tardar la primera semana de septiembre. 

Si en definitiva no hubiera una mayoría viable, ni de derechas ni de izquierdas, el país se vería abocado a nuevas elecciones dentro de unos meses.

Tejer alianzas políticas será muy difícil por las concesiones que deberán hacer y que serán más exigentes para el gobernante socialismo. Amén de ello, las consecuencias trascendentales que tendrían para la política española y su inamovible de preservar la unidad territorial.

Un adelanto de esos condicionantes lo hicieron anoche varios dirigentes. "Podemos decantar la balanza", dijo el diputado independentista catalán Gabriel Rufián, cuyo partido ERC (Izquierda Republicana de Cataluña) logró 7 diputados, y que adelantó que pediría un referéndum de independencia a cambio de su apoyo a Sánchez.
En esa línea también se pronunció Andoni Ortuzar, del Partido Nacionalista Vasco que consiguió cinco escaños: "Nuestros votos serán decisivos una vez más", dijo.
La jornada electoral tuvo lugar en un día de mucho calor y en plenas vacaciones de verano, lo que no fue impedimento para una alta participación: 70%, superior a 2019 (66,23%).

Superado el desconcierto en unos y la euforia en otros, con la calculadora electoral en la mano, tanto la centro-derecha e izquierda empiezan hoy, contra el reloj, un trabajo de filigrana política para sumar apoyos que le permitan formar gobierno en un país que, evidentemente, tras la jornada de ayer tiene el ‘corazón partío’.