"No puedo acceder a ninguno de mis escritos, es muy difícil hacer algo", dijo con un hilo de voz apenas perceptible
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El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, acusado de espionaje por Estados Unidos y amenazado de extradición, apareció desorientado el lunes durante una audiencia judicial en Londres, su primera comparecencia en persona desde hace seis meses, cuando fue detenido en la embajada de Ecuador.
El australiano, de 48 años, con cabello largo y bien afeitado, compareció vestido con una camisa blanca y un jersey azul bajo una chaqueta del mismo color ante el tribunal de Westminster, que examinó la fecha de una próxima vista de extradición.
En las vistas anteriores, había participado por videoconferencia desde la cárcel londinense de alta seguridad de Belmarsh.
Balbuceante, pareció tener dificultades para recordar su fecha de nacimiento y al final de la audiencia afirmó ante la juez Vanessa Baraitser que no había entendido lo que acababa de suceder.
También se quejó de sus condiciones de detención. "No puedo acceder a ninguno de mis escritos, es muy difícil hacer algo", dijo con un hilo de voz apenas perceptible y aseguró que lucha contra "gente con recursos ilimitados".
"No puedo pensar correctamente", agregó en una sala de vistas donde se habían reunido varios de sus seguidores, incluido el exalcalde de Londres Ken Livingstone.
Su defensor, Mark Summers, acusó a Estados Unidos de haberse "inmiscuido en las conversaciones entre Assange y sus abogados en la embajada" de Ecuador, donde vivió refugiado siete años hasta que el 11 de abril fue detenido por la policía británica con la autorización de Quito.
También "copiaron ilegalmente (el contenido) de sus teléfonos y ordenadores", aseguró.
Summers pidió más tiempo para reunir pruebas pero la juez se lo denegó y fijó para el 19 de diciembre una próxima vista, antes de la audiencia sobre la extradición prevista para febrero.
A las puertas del tribunal, unas decenas de personas, incluidos algunos "chalecos amarillos" procedentes de Francia, se manifestaron gritando "¡liberen a Julian Assange!" y con una pancarta que decía "No extraditen a Assange".
Condenado a 50 semanas de cárcel en el Reino Unido por haber infringido su libertad condicional al refugiarse en la embajada ecuatoriana en 2012 para no ser extraditado a Suecia, Assange es reclamado por Estados Unidos que lo acusa de espionaje tras la publicación en 2010 por WikiLeaks de 250.000 cables diplomáticos y 500.000 documentos confidenciales sobre las actividades militares en Irak y Afganistán.
Si es extraditado a Estados Unidos, podría ser condenado a hasta 175 años de cárcel.