DECENAS DE miles de simpatizantes del oficialismo de izquierda en las calles de Ciudad de México ofrecieron “un pedacito de amor” a la nueva presidenta Claudia Sheinbaum y despidieron al popular Andrés Manuel López Obrador.
“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución de México y las leyes que de ella emanan”, prometió desde el Palacio Legislativo de San Lázaro, después de que los portavoces de los grupos parlamentarios se dirigieran a la Cámara durante la primera parte de una sesión que comenzó bajo gritos de ¡presidenta!
Sheinbaum empezó su discurso agradeciendo con nombres y apellidos la presencia de varios líderes extranjeros, en especial los de la región. Asimismo, se refirió a otros invitados que han acudido a título personal como el laborista británico Jeremy Corbyn o diputados españoles, como Gerardo Pisarello de Sumar.
Además, la mandataria destacó que, durante la anterior administración, se logró sacar a 9,5 millones de mexicanos de la pobreza, se redujeron las desigualdades, al mismo tiempo que mejoraron las inversiones extranjeras y los salarios.
“La respuesta es que cambió el modelo de desarrollo del país, del modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios a uno que surgió de la fecunda historia de México, del amor al pueblo y de la honestidad, lo llamamos el humanismo mexicano”, afirmó Sheinbaum entre aplausos y vítores de la Cámara.
Aseguró que durante su mandato se respetarán las libertades civiles y las inversiones privadas, en medio preocupaciones por proyectos de ley impulsados por su predecesor y aliado. “En nuestro gobierno garantizaremos todas las libertades (...) quien quiera que diga que habrá autoritarismo, estará mintiendo”, dijo la flamante mandataria, de 62 años, en su toma de posesión. “Tengan la certeza que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras en nuestro país”.
Sheinbaum recibió la banda presidencial de manos de la presidenta de la Cámara de Diputados, una convaleciente Ifigenia Martínez, después de que le cediera tal honor un Andrés Manuel López Obrador a quien la nueva mandataria se ha referido como “el dirigente político y luchador social más importante de la historia”.
“El presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas. El que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo y para mí, aunque a él no le guste que se lo digan, el mejor presidente de México”, indicó.
“Usted estará siempre donde residen los que luchan toda la vida, los que no se rinden, los que devuelven la esperanza y la alegría, usted estará siempre en el corazón del pueblo de México”, destacó la nueva presidenta.
Desde el mediodía, cuando en la sede del Congreso se realizaba la juramentación, una multitud abarrotaba ya el Zócalo (plaza central), donde resonó el clamor: “¡Presidenta, presidenta!”.
Por la tarde, tras celebrar un almuerzo con dignatarios invitados al traspaso de poder, Sheinbaum salió al Zócalo a saludar a la multitud y participar en una ceremonia prehispánica, en la que recibió una limpia con hierbas y el humo del incienso y el copal.
“Hermanita Claudia, te recibimos con amor, con alegría, con gusto. Tú eres la voz de las que no tuvimos voz por mucho tiempo”, le dijo una mujer indígena antes de invocar a las deidades para que le den “iluminación y sabiduría” a la presidenta.
En seguida, Sheinbaum recibió el llamado “bastón de mando”, que representa el poder político y espiritual de los pueblos originarios.
“¡Es un honor, estar con Claudia hoy!”, coreó ante Sheinbaum la multitud en una nueva edición de la proclama dedicada a AMLO, el exmandatario que se va con una popularidad que ronda 70%.
López Obrador, de 70 años, prometió irse a retirar a “La Chingada”, el rancho que tiene en Chiapas (sur).
Cientos de trabajadores del poder judicial protestaron contra una polémica reforma al sector para que jueces y magistrados sean electos por voto popular, modelo único en el mundo. “¡Represores!”-, gritó una nutrida columna de manifestantes cuyo camino fue detenido por vallas metálicas de la policía en las cercanías del Congreso.