Con el paso de los años los veranos se han vuelto más calientes y los incendios forestales más intensos, grandes y además se están produciendo en lugares impensables. Las canículas que asfixian están golpeando hoy a medio mundo mientras que la temporada boreal de conflagraciones es más potente y asola vastas zonas desde el círculo polar ártico a su opuesto antártico.
Tanto la Organización Meteorológica Mundial (OMM) como la red de monitoreo climática europea Copernicus señalaron que el 2020 fue el año más caluroso de los últimos tiempos. Y, más recientemente que este junio fue el de mayores temperaturas de este 2021. Sin embargo, el termómetro se ha mantenido en alza y parece que va a marcar récord este agosto.
Como se recordará a mediados de este año el noroeste de los Estados Unidos y el oeste del Canadá, zonas acostumbradas al frío, enfrentaron una excepcional y peligrosa ola de calor. Se registraron temperaturas superiores a 45°C por varios días consecutivos, con noches extremadamente cálidas. En menos de dos semanas se registraron muchos récords: baste citar que en la localidad de Lytton (provincia de la Columbia Británica) se llegó a una máxima de 49,5°C (antecedidos por dos días de 46,6 °C y 47,9 °C), lo que no ocurría desde julio de 1937; mientras que Las Vegas enfrentó 47,2 °C, tan o más caliente que las de Oriente Medio.
Este atípico escenario hizo presagiar un verano ardiente, como en efecto se está registrando desde hace semanas y que la OMM lo sintentiza así: “partes del hemisferio norte están experimentando, desde principios del verano, una situación de calor excepcional, que se extiende desde el norte de África, la Península Arábiga, el este de Europa e Irán hasta el noroeste del continente indio. En julio, la temperatura máxima diaria superó los 45 °C en varias localidades y alcanzó los 50 °C en el Sahara. En el oeste de Libia se registraron temperaturas que superaron la media de junio en más de 10 °C”.
Y agrega que en la parte occidental de Rusia el mercurio marcó temperaturas inusualmente altas, por encima de los 30 °C en el día y los 20°C durante la noche, mientras que en las proximidades al mar Caspio se rebasaron los 40°C.
Así, toda Europa lleva semanas sofocada por altas temperaturas y, para citar dos ejemplos: Madrid y gran parte de España vivieron días con más de 40°C y Grecia está afectada por la peor ola de calor de los últimos 30 años, con una primera canícula este lunes cuando el mercurio marcó los 45°C. en las islas, 43°C en el continente (especialmente en Atenas), y máximas de 45°C en el Peloponeso y Tesalia. Ello llevó a que La Acrópolis, uno de sus principales atractivos turísticos y Patrimonio de la Humanidad cerrara sus puertas.
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Esa ola de calor también se siente, y con mucha fuerza gran parte de Asia. Aquí algunos datos: en el norte de Japón, donde se realizan los juegos Olímpicos. La región de Hokkaido, que albergará la semana próxima las pruebas de maratón y de marcha registró este fin de semana un inédito 38°C, cinco grados más que las que presenta Tokio. Igual situación enfrenta Corea del Norte con temperaturas que superan los 35°C.
Mientras en los dos extremos más fríos del mundo, la mencionada ola de calor también hace estragos: En Groenlandia, las temperaturas de más de diez grados por encima de las normales estacionales, provocaron la semana pasada un episodio de derretimiento "masivo" del casquete de hielo: unos 8.000 millones de toneladas días del miércoles al sábado. En su pequeño aeropuerto de Nerlerit Inaat, el termómetro llegó a 23,4°C, el más alto desde que se llevan los registros. Y, en el territorio ártico también se ha acelerado el ritmo del deshielo.
Incendios, de extremo a extremo
Las temperaturas altas, aunadas a otras condiciones como mala gestión del suelo, desencadenan incendios en la denominada temporada boreal que inicia en mayo y se extiende hasta septiembre. Sin embargo, en esta ocasión, las conflagraciones han sido no sólo más potentes y prolongadas, sino que se han registrado en zonas impensables.
Semanas antes de que el mundo conociera sobre los voraces incendios en vastas zonas de Estados Unidos y Canadá, la ciudad más fría del mundo, Yakutsk, en la Siberia rusa, (bordea el Océano Ártico) estaba envuelta en una bruma debido a las llamas que arrasaron los bosques resecos cercanos tras semanas de olas de calor. Han sido tan grandes y los vientos tan fuertes que el humo ha viajado hasta Alaska. Comenzaron en mayo y siguen reactivándose. Hay 144 activos. A la fecha han arrasado más de 1,5 millones de hectáreas en la pantanosa taiga de coníferas.
Días después, Norteamérica enfrentó el incendio forestal de Bootleg, en Oregón, el más grande de esta temporada. Fue tan poderoso que su humo viajó por miles de kilómetros, de un extremo a otros del continente. Y desde ese entonces, hasta ahora, se lucha con el bautizado "Dixie Firme" desatado en California, que ya devoró una superficie equivalente a la de Chicago y es tan enorme que ahora genera su propio clima y torna más difícil la tarea de los miles de bomberos que intentan combatirlo. Sus llamaradas son tan grandes que crean nubes capaces de provocar relámpagos y fuertes vientos, que a su vez pueden avivar el fuego.
Según la información proporcionada por el Centro Nacional Inter agencial de Bomberos de Estados Unidos, 1,7 millones de acres ardieron en 13 estados en un total de 82 incendios importantes y otros de menor calado en Idaho, Alaska y Minnesota. Hay activos 91 en una docena de estados occidentales.
Muchos países De Europa y África tienen conflagraciones activas, las mismas que han calcinado decenas de miles de hectáreas y han llevado a evacuar a miles personas.
Según el mapa satelital generado por el Sistema de Gestión de Recursos e Información sobre Incendios de la Nasa, los incendios se extendieron por muchas regiones, que incluye a regiones de Estados Unidos, Rusia, Sudamérica, centro y sur de África, el Golfo Pérsico; países europeos como Italia, España, Grecia, Turquía y Rumanía.
Según el mapa satelital de emergencia de la Comisión Europea los incendios forestales de diferentes tamaños llevan al menos una semana afectando varias naciones del viejo continente.
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Tal es el caso de Italia, específicamente en las regiones del sur del país que está afectada por muchos fuegos, grandes y pequeños. Miles de hectáreas resultaron calcinadas en las islas de Sicilia y Cerdeña, y en zonas como la región de Calabria.
En el incendio de la provincia de Oristano, Cerdeña, se destruyeron 20 mil hectáreas y se evacuó a 1.500 personas, mientras continúan los trabajos de refrigeración en los bosques de la región especialmente para salvar los milenarios olivos que datan de la época de Matusalén, entre ellos el llamado “Patriarca” un atractivo turístico y orgullo lugareño.
Las autoridades forestales de Italia han recibido 558 solicitudes de ayuda para extinguir incendios en varias regiones del sur desde el 15 de junio hasta la fecha. En un primer balance de este lunes señalan que se han llevado a cabo 250 operaciones para extinguir incendios en Sicilia, 130 en Pulía y Calabria, 90 en Lacio y 70 en la región de Campania. Los trabajos para contener las llamas aún continúan.
Entre tanto en Grecia, el incendio que estalló el 27 de julio en la región forestal de Sanata, un municipio de Dionisos, cerca de la capital Atenas, se extendió hasta las zonas residenciales cercanas. En otros frentes de combate, los bomberos siguen luchando contra dos fuertes llamas, en la isla de rodas y en el noroeste del Peloponeso. Más de 3.000 hectáreas de pinares y olivares ardieron en Acaya, cerca de Patras, en esta última península.
En Turquía, con corte a ayer, 122 de los 129 incendios forestales registrados en el país y que además de devastar amplias zonas de bosque causaron la muerte de ocho personas y afectaciones a 271 más, fueron controlados.
Al igual que en otros países europeos se necesitó de operaciones aéreas y terrestres, así como de establecer cortafuegos para evitar su expansión. Las labores se concentran ahora en los distritos de Mar maris y Mar maris en Mugle, en la costa sur del mar Egeo de Turquía.
Finalmente, en Rumania, la región del sur, incluida la capital Bucarest, y la frontera con Bulgaria siguen siendo las zonas más afectadas por el fuego. Así mismo, incendios forestales continúan activos en países vecinos como Moldavia y Ucrania.
En Sudamérica, según datos revelados por el Instituto Nacional de Investigación Espacial, la Amazonía brasileña registró en junio 2.308 focos de incendio, su peor cifra desde 2007.