En cuenta regresiva. Perú está a 29 días de escoger al su próximo presidente, y en esta ocasión el electorado deberá elegir entre dos extremos del espectro político: la candidata Keiko Fujimori, la política de derecha por el partido Fuerza Popular, y Pedro Castillo, su oponente de izquierda por el partido Perú Libre.
De acuerdo con la última encuesta de Ipsos América TV, publicada el pasado 2 de mayo, Pedro Castillo sigue encabezando las preferencias electorales con 43% de intención de voto, mientras que Keiko Fujimori tiene un 34% de apoyo. Un 13% restante votaría en blanco, y el 10% de los encuestados están indecisos sobre a quién darles sus votos (esta encuesta interrogó a 1.204 personas el 30 de abril, con un margen de error del 2,8%).
Adicionalmente, esta encuesta mostró que Pedro Castillo tiene en Lima solo el 29% de votos y en la capital Keiko Fujimori tiene una intención de voto del 51%. También es claro que la candidata tiene más apoyo en los tres niveles socioeconómicos más altos, mientras que los últimos dos votarían por Pedro Castillo.
El más reciente sondeo, realizado por Datum para el diario ‘Perú 21’ publicado el 6 de mayo señala que Castillo logra un 41% de apoyo y Keiko 36%, mientras un 11% señala que votará en blanco y un 12% aún no se decide.
Ambas mediciones coinciden en señalar que el candidato de Perú Libre es favorito en todas las regiones peruanas menos en Lima. La de Datum le da allí a Fujimori tiene un 48% frente a 28% de su rival.
Varios analistas habían referido a EL NUEVO SIGLO que es altamente probable que el voto decisorio sea por “el mal menor”, y con el paso de las semanas parece que esta es una tendencia que le está funcionando mucho mejor al candidato de Perú Libre. ¿Qué está haciendo mejor que su retadora?
“Algo que me sorprende es que hasta el momento ha primado, dentro de la lógica del mal menor, el anti fujimorismo y el voto castigo de “vamos a castigar a todos los políticos y al establishment sin excepción”. En este momento en Perú, cuando se pone en una balanza quién genera más rechazo, la figura de Alberto Fujimori y su recuerdo del autoritarismo está por encima del castrochavismo, de Venezuela y de una figura como la de Castillo, que desconoce los temas transversales del quehacer político”, comenzó por señalar el internacionalista experto en temas latinoamericanos de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo.
Así mismo, otro de los factores que está jugando a favor del candidato de izquierda es que, contrario a la lectura que tradicionalmente se le ha dado al outsider y anti establishment que no ostenta profundo conocimiento en temas económicos y de relaciones exteriores, es que esas aparentes “desventajas”, se pueden convertir en atributos.
“El candidato Castillo fácilmente podría canalizar su falta de expertise en una ventaja, aludiendo a que él es independiente con respecto a la política tradicional y esa es la misma fórmula que utilizó Alberto Fujimori en los años noventa. Él dijo: “Yo no estoy contaminado de la política, soy un independiente” y le funcionó. En estos momentos el hecho de que Castillo no esté tan enterado y no tenga trayectoria política no creo que juegue necesariamente en su contra. De hecho, creo que le conviene y eso es lo que ha prevalecido en las encuestas”, añadió Jaramillo.
El caso de Fujimori
A este respecto, aunque es increíblemente paradójico, en estos momentos se puede hacer un paralelismo entre la fórmula que aplicó Alberto Fujimori en 1990 y la que parece que está materializando el candidato Castillo en el 2021.
En 1985 Perú estaba siendo gobernado por Alan García, quien en aquel entonces se convirtió en el presidente más joven del país, con cortos 36 años. Dicho esto, su gobierno puso en marcha un plan de política económica que hoy sería concebido dentro de un nacionalismo económico en donde el Estado invierte y materializó la creación de una nueva moneda denominada Inti (reemplazada en 1991 por el Nuevo Sol).
“Perú terminó con índices de hiperinflación, escasez y se tuvo que declarar en cesación de pagos de la deuda externa. El gobierno de García quebró al país, y para completar el panorama había un avance muy consolidado de las dos guerrillas: Sendero Luminoso y Túpac Amaru. Entonces cual era el escenario: un país quebrado y acorralado en materia de seguridad y orden público. El discurso de Fujimori cual fue: esto es culpa de los políticos tradicionales y necesitamos a alguien de afuera que no represente esos partidos y que saque a Perú de la crisis. Ese soy yo”, explicó Jaramillo, sin entrar a la filigrana de lo autoritario y moralmente cuestionable que fue el gobierno del expresidente, cumplió.
Enmarcado en ese contexto histórico, aunque hoy por hoy Perú no está ni quebrado ni con una crisis de seguridad, sí hay una crisis de la entraña profunda de la política derivada de una fuerte corrupción, y como Fujimori pescó en el rio revuelto de una crisis económica y de seguridad, Castillo bien podría hacer lo mismo en un rio de interinidad y corrupción.
- Le puede interesar: Preocupación internacional tras 200 heridos en Israel
Puntos en contra de Castillo
Ahora bien, ¿Cómo podría Keiko Fujimori repuntar en las encuestas? A comienzos de la semana, cuando se publicaron los resultados del sondeo, la candidata de Fuerza Popular indicó que se tomaba las proyecciones con serenidad, pues “vemos que finalmente las cifras y las tendencias empiezan a moverse", como de hecho ha ocurrido.
Más allá de jugar bien la carta de outsider, de acuerdo con el internacionalista Jaramillo, Castillo es débil por dos flancos y esos son los escenarios que mejor debe tratar de explotar la candidata fujimorista:
El primero de ellos es el de la extrema izquierda que representa Castillo y que algunos ven incompatible con los derechos humanos y las libertades individuales. A ese respecto Jaramillo aclaró que la carta del castro chavismo está funcionando cada vez menos en América Latina y está comenzando a agotarse, pero que podría funcionarle.
Y la otra carta está relacionada con la economía de mercado y las inversiones. A este inmediato respecto es muy probable que a medida que se acerquen las elecciones, si se sigue confirmando la tendencia de que podría ganar Castillo, Keiko deberá jugar la carta de que ello impactará a la economía peruana.
Y en este escenario lo que podría argumentar la campaña de la candidata es que, con un líder de extrema izquierda no será claro el rumbo económico y de inversión extranjera del país. Los inversionistas son muy influyentes en las evaluadoras de riesgo y si sienten el temor de perder estabilidad macroeconómica y dejar de ser un país jurídicamente estable, “el pánico se va a apoderar y Keiko puede usar ese temor como plataforma”.
“Es difícil adivinar la psicología de los electores, pero creo que ella puede repuntar si se enfoca en el tema económico y de mercados. Pero si se pone ese paralelo, es posible que los peruanos comiencen a reaccionar en masa, consideren que podría peligrar la estabilidad macroeconómica que se ha sostenido por tres décadas, pero debería ser la fórmula de la candidata fujimorista”, finalizó diciendo el internacionalista de la Universidad Externado de Colombia.