¿Cambiará administración Biden relaciones con sus principales adversarios? | El Nuevo Siglo
Con Biden es casi seguro que todo el impulso hacia la normalización israelí con otros países árabes se detenga.
Foto AFP
Jueves, 19 de Noviembre de 2020
Redacción internacional

El presidente Joe Biden centró si campaña electoral en el manejo de la pandemia y la reconstrucción de la economía de los Estados Unidos (EU) lo que podría significar que la política exterior podría permanecer inactiva durante meses, hasta que realice una revisión de políticas estándar. Así las cosas, no considera viable una agenda tan activa como la del presidente Donal Trump, lo que podría significar cambios en las relaciones con los principales rivales de la súper potencia.



China

Expertos aseguran que China está considerando la elección de Biden como el próximo presidente con cautela y esperando que pueda ser un adversario tan formidable como el hombre al que está reemplazando e incluso más efectivo.

Posiblemente el mayor desafío de política exterior que enfrenta la administración Biden, es China país que en los últimos años se ha convertido en una gran potencia mundial, mostrando fuerza económica y militar en el Mar del Sur de China y en su frontera con India.

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Asesores de la campaña de Biden han asegurado que la nueva administración podría reunir un grupo más potente de aliados para enfrentarse a China y al presidente Xi Jinping.

Al mismo tiempo indican que el presidente electo estaría dispuesto a abrir algunas áreas de cooperación con China, como lidiar con el cambio climático.



Pese a lo anterior no se espera un cambio muy significativo considerando que Biden ha dicho que ponerse duro con China seguiría siendo un derrotero de su política exterior.

El gobierno chino es una de las pocas naciones importantes que no ha felicitado a Biden y se ha limitado a señalar que espera cooperar con EU en una relación "sana y estable".

Expertos y académicos de China dijeron que esperaban un cambio en las tácticas y el estilo de la política estadounidense hacia China, pero no en la esencia de la competencia, la confrontación y la presión para reformar y desistir de un comportamiento agresivo.

Corea del Norte

Diversos analistas consideran que de llegar a la Casa Blanca sólo realizará una revisión de las políticas hacia el país hasta marzo o abril, lo que probablemente frustrará a los norcoreanos, quienes estarán muy tentados a aumentar las tensiones probando misiles cada vez más poderosos y tal vez incluso el nuevo misil balístico intercontinental que mostraron el 10 de octubre pasado.

Eso podría obligar a Biden a aumentar las sanciones, única medida a la mano hasta que el plan de trabajo en la península esté listo. Es probable que las sanciones, el coronavirus, la inseguridad alimentaria y tres tifones en los últimos meses, hayan minado la legitimidad de su líder Kim Jong-un lo que lo motivaría aún más a generar problemas para llamar la atención.

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Como se recordará en el último debate presidencial, Biden dijo que se reuniría con el mandatario norcoreano si éste acepta reducir su arsenal nuclear, respuesta vaga que no permite entrever su postura, de tenerla definida.



El historial de Corea del Norte muestra que tiende a poner a prueba a las nuevas administraciones de EU con provocaciones militares, sin embargo, considerando que en la coyuntura actual Pyongyang no puede permitirse el lujo de recibir más sanciones se cree que los primeros meses de Biden en el Despacho Oval serán tranquilos y sobre todo distantes. Así las cosas, no es muy probable que se repita una imagen de un mandatario estadounidense reuniéndose con uno de Corea del Norte en un buen tiempo.

Israel

Una de las cosas asombrosas de la administración de Donald Trump fue que esencialmente redefinió lo que significa para un presidente ser pro-Israel.

Desde aproximadamente 1973 hasta 2008, hubo un gran acuerdo sobre lo que significaba pro-Israel. Significaba apoyar la existencia de Israel, significaba proporcionar a Israel armas y permitirle mantener una ventaja militar cualitativa sobre sus enemigos árabes, pero eso era todo.

Por su parte la administración de Barak Obama de la que Biden hizo parte como vicepresidente, trató de intimidar a Israel para que cediera tierras estratégicas.

Trump movió las cosas en la otra dirección y no sólo volvió a la postura pro-israel, sino que además trasladó la embajada a Jerusalén, reconoció los Altos del Golán como parte del país (territorio que como se recordará fue visitado ayer por el secretario de estado Mike Pompeo).



Así las cosas y aunque Biden no es Obama, es casi seguro que todo el impulso hacia la normalización israelí con otros países árabes (Omán, Marruecos y especialmente Arabia Saudita) se detendrá y aunque es posible que las relaciones entre Israel y otros países árabes continuarán mejorando, no se arriesgarán al reconocimiento público de Estado judío.

Es probable que Biden reabra un consulado palestino en el este de Jerusalén, así como la misión de la OLP en Washington y que reanude la cooperación de USAID a los palestinos.

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Afganistán

Tras la autoproclamación de Biden como presidente electo los talibanes dijeron que esperan que el próximo presidente de EU cumpla con el acuerdo firmado con la administración de su predecesor que allanó el camino para la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán.

La retirada de las tropas ha sido una piedra angular de los planes de Trump para poner fin a la guerra más larga de EU. Desde la firma del acuerdo, el ejército estadounidense ha cerrado varias bases y retirado miles de tropas según lo acordado. Como se recordará esta semana la administración anunció que en enero retirara a muchos más efectivos.



Aunque la victoria de Biden podría generar esperanzas entre los ciudadanos afganos que consideran que el nuevo mandatario podría frenar lo que algunos ven como una retirada demasiado apresurada de las tropas estadounidenses del país, también podría significar terminar de hundir las ya estancadas negociaciones de paz entre los talibanes y el gobierno afgano que comenzaron el 12 de septiembre pasado después de la liberación de casi 6.000 prisioneros talibanes.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, dijo que se espera que los lazos entre Kabul y Washington se profundicen en áreas de lucha contra el terrorismo y consolidación de la paz, mientras felicitaba a Biden por su victoria electoral.