El favorito Boris Johnson y el canciller Jeremy Hunt intervinieron por última vez ante su formación política que deberá de aquí al lunes escoger al sucesor de Theresa May
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CON el endurecimiento de posiciones en temas clave, entre ellos el controvertido Brexit y que hace temer un choque con la Unión Europea, los dos candidatos en liza por suceder a Theresa May en las riendas del Partido Conservador británico y el gobierno, Boris Johnson y Jeremy Hunt entraron en la recta final de sus campañas.
Un último cara a cara ante las bases de su partido, anoche, dejó en claro las posiciones y planteamientos de ambos aspirantes, diametralmente opuestas en varios puntos, pero principalmente en las condiciones que debe acatar Gran Bretaña para que se cumpla el plazo establecido por la Unión Europea para el retiro del bloque (31 e octubre).
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Ante los 160.000 miembros de la formación intervinieron el exalcalde de Londres Johnson, claro favorito para ganar la competencia política interna, y el actual ministro de relaciones exteriores, Hunt, expusieron sus puntos de vista sobre el Brexit, las relaciones internacionales y algunos temas domésticos, en un último intento por convencer a sus electores conservadores, quienes en votación abierta hasta el lunes deberán hacer su escogencia. Un día después se conocerá el vencedor.
El miércoles tendrá el Reino Unido tendrá a un nuevo jefe de gobierno tras la decisión de May de dimitir, ante su incapacidad para que Parlamento británico aprobase el Tratado de Retirada que negoció con Bruselas.
"Sigo creyendo que la mejor solución para el Reino Unido es abandonar la Unión Europea con un acuerdo (...) y que teníamos un buen acuerdo", afirmó el miércoles May al término de una conferencia sobre política nacional e internacional, uno de sus últimos actos antes de dejar Downing Street.
La Unión Europea ha dicho en reiteradas ocasiones que no está dispuesta a renegociar el texto, pero en los últimos días ambos candidatos se mostraron tajantemente en su contra.
Esto acentuó los temores de un Brexit sin acuerdo, que dieron al traste con la libra: el miércoles a la apertura de los mercados la divisa británica caía a 1,2382 dólares, su nivel más bajo desde abril de 2017.
La controvertida "salvaguarda"
El principal tema de conflicto sigue siendo la denominada "salvaguarda irlandesa".
Se trata de un dispositivo de último recurso para asegurarse de que, si no se encuentra una solución mejor, no se volverá a instaurar tras el Brexit una frontera entre la República de Irlanda -país miembro de la UE- y la provincia británica de Irlanda del Norte, que podría amenazar el frágil acuerdo de paz que en 1998 puso fin a cuatro décadas de sangriento conflicto.
El mecanismo acordado por May con Bruselas consiste en mantener a Irlanda del Norte bajo las reglas del mercado único y a todo el Reino Unido en una unión aduanera con Europa, lo que los partidarios del Brexit rechazan con furor.
"La salvaguarda, como tal, está muerta, debemos encontrar otro medio", dijo hace pocos días Hunt, quien hasta ahora se había mostrado más moderado que Johnson, determinado a negociar un acuerdo con Bruselas que excluya este mecanismo o a sacar simplemente al país del bloque de forma brutal el 31 de octubre.
Sin embargo ambos candidatos coinciden, según declaraciones recientes a la BBC, en que se debe cerrar el acuerdo sobre el Brexit con la Unión Europea sin el controvertido dispositivo de "salvaguarda",.
"Tendremos un acuerdo de aquí al 31 de octubre", fecha del Brexit, inicialmente previsto para el pasado 29 de marzo pero postergado dos veces, aseguró el exalcalde de Londres.
"Lo que deben hacer", declaró en referencia a los líderes de la UE, "es tomar las 175 páginas de la salvaguarda irlandesa y suprimirlas", agregó, considerando que se podía encontrar una solución alternativa en el marco de un acuerdo de libre comercio entre Reino Unido y el bloque.
La "salvaguarda" ("backstop", en inglés) es un mecanismo ideado para evitar la reinstauración de una frontera dura en la isla de Irlanda por temor a debilitar los Acuerdos de Paz de 1998, que pusieron fin a 30 años de sangriento conflicto.
Este solo entraría en vigor tras el periodo de transición y si no se logra encontrar una solución mejor en el marco de la futura relación, que debería tomar la forma de un gran acuerdo de libre comercio.
Prevé que la provincia británica de Irlanda del Norte se siga rigiendo por las reglas del mercado único europeo, lo que permitiría mantener abierta la frontera con la vecina República de Irlanda.
Y para no imponer barreras administrativas entre esa provincia y el resto del país, todo Reino Unido permanecería en la unión aduanera europea.
Los partidarios de una salida neta temen que este mecanismo mantenga al país permanentemente atrapado en las redes europeas, por lo que dijeron que votarán en contra del acuerdo.
Por su parte el canciller Hunt también había declarado que quiere cambiar la "salvaguarda" pero muchos analistas consideran que en realidad es solo un enunciado para obtener la aprobación de los diputados británicos, que rechazaron tres veces el acuerdo de retirada negociado por la saliente primera ministra Theresa May con la UE.
Tensión con Bruselas y el parlamento
La alemana Ursula von der Leyen, elegida el martes a la cabeza de la Comisión Europea, dejó claro que "el Tratado de Retirada concluido con el gobierno del Reino Unido aporta seguridad mientras que el Brexit crea incertidumbre".
El texto "preserva los derechos de los ciudadanos y preserva la paz y la estabilidad en la isla de Irlanda", dijo. "Estas son mis dos prioridades", insistió Von der Leyen, declarándose "dispuesta" a aplazar de nuevo la fecha de salida del Reino Unido -inicialmente fijada para el pasado 29 de marzo- si hay una "buena razón" para ello.
El ministro británico del Brexit, Stephen Barclay, se reunió la semana pasada en Bruselas con el negociador europeo Michel Barnier y según la prensa el encuentro fue muy tenso.
Ayer Barclay afirmó ante los parlamentarios británicos que un Brexit brutal sería mejor que nada.
"Un Brexit sin acuerdo sería perturbador (...) pero que no hubiese Brexit sería el peor de los resultados", aseguró.
Muchos diputados se han declarado abiertamente contrarios a un Brexit sin acuerdo, pese a que varias iniciativas para cerrarle esta vía al gobierno fracasaron hasta ahora en el Parlamento.
Johnson, una de las figuras claves del referéndum de 2016 en que el Brexit se impuso por 52%, está incluso considerando, según medios británicos, terminar la sesión parlamentaria intempestivamente en octubre para evitar que los legisladores le impidan, llegado el caso, llevar a cabo una salida brusca de la UE