Un resumen de los procesos que lleva la justicia en contra de Luiz Inácio Lula, Dilma Rousseff y Michel Temer
El expresidente de Brasil Michel Temer, detenido el jueves en el marco de una investigación anticorrupción, es el tercer exjefe de Estado que cae en desgracia en los últimos años en el gigante sudamericano.
Lula, en la cárcel
El 12 de julio de 2017, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), el primer presidente obrero de Brasil, fue sentenciado a nueve años y seis meses de prisión por corrupción y lavado de dinero, por recibir un apartamento frente al mar de una constructora a cambio de favores.
El 24 de enero de 2018, un tribunal de segunda instancia elevó la pena a doce años y un mes, que comenzó a cumplir en abril una cárcel de Curitiba (sur), cuando ya era favorito para las elecciones de octubre.
El 4 de agosto, el Partido de los Trabajadores (PT) formalizó su candidatura presidencial, invalidada a finales de ese mes por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
La pena se le incrementó el 6 de febrero, cuando fue condenado a 12 años y 11 meses de prisión por corrupción y lavado de dinero en otro proceso.
El exmandatario, que dejó la presidencia con un histórico 87% de popularidad, está involucrado en media docena de casos más. Pero él se declara inocente y afirma ser víctima de un complot para evitar que vuelva al poder.
Dilma Rousseff, destituida
La heredera de Lula, Dilma Rousseff, candidata del PT, se convirtió en la primera mujer elegida presidenta de Brasil en 2010, reelegida después en 2014.
Acusada de haber maquillado las cuentas públicas, el Congreso la apartó del poder el 12 de mayo de 2016, cuando abrió un controvertido proceso de impeachment (destitución) en su contra. Según ella, fue "un golpe de Estado institucional".
El 31 de agosto, el Senado ratificó su destitución. El entonces vicepresidente Michel Temer, del oportunista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centroderecha), finalizó su mandato y el 1 de enero de 2019 le pasó la banda presidencial al ultraderechista Jair Bolsonaro.
La caída de Rousseff estuvo precedida por una serie de acusaciones de corrupción contra su partido, lo que derivó en masivas manifestaciones en todo el país.
El 19 de octubre de 2016, el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (PMDB), considerado uno de los principales arquitectos de la destitución de Rousseff, fue detenido por su participación en el escándalo de desvió de fondos de la petrolera paraestatal Petrobras.
Fue sentenciado a 15 años y cuatro meses de cárcel. Rousseff, que presentó su candidatura a senadora en las elecciones de octubre pero no fue elegida, nunca fue procesada.
Michel Temer, detenido
El 17 de mayo de 2017, el diario O Globo reveló la existencia de una grabación comprometida en la que Temer parece estar de acuerdo con Joesley Batista, uno de los dueños del gigante cárnico JBS, en el pago de sobornos.
El 26 de junio de ese año, el procurador general Rodrigo Janot presenta una solicitud de acusación formal contra él por corrupción pasiva, un proceso inédito para un presidente en funciones en la historia de Brasil.
Temer salvó su mandato dos veces, al obtener el 2 de agosto y luego el 25 de octubre los votos de los diputados que le permitieron eludir un juicio.
El 14 de septiembre, la Fiscalía lo acusa en esta ocasión de "obstrucción de la justicia y participación en una organización criminal".
En mayo de 2018, consciente de su gran impopularidad, declinó su candidatura a las presidenciales de octubre, que terminaría ganando Bolsonaro contra Fernando Haddad, del PT de Lula y Rousseff.
Este jueves fue detenido en Sao Paulo en el marco de la megaoperación anticorrupción "Lava Jato" (lavadero de autos) -iniciada hace cinco años alrededor de Petrobras- como presunto jefe de "una organización criminal" que negociaba sobornos a cambio de contratos de obras en la usina nuclear Angra 3, de Rio de Janeiro (sudeste).