Esta fue una semana muy movida en Siria, en donde se libra una guerra civil desde el 2011 y ultimo blanco de disputas norteamericanas, en esta ocasión con Irán. Este “nuevo” foco de tensión, algunos temen que pueda escalar, con lo que se sumaría a la escalada de tensiones entre China y Taiwán, y por supuesto a la guerra ruso-ucraniana.
La misma semana en la que avanzaron los acercamientos para reactivar un acuerdo nuclear con Irán (del que Estados Unidos se retiró bajo la presidencia de Donald J. Trump), Washington ordenó el martes una serie de ataques aéreos en el este de este país, contra instalaciones utilizadas por, de acuerdo con Estados Unidos, milicias proiraníes.
Los ataques en la petrolífera provincia oriental de Deir Ezzor "apuntaron a infraestructura usada por grupos afiliados al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán", indicó el portavoz del Comando Central norteamericano, Joe Buccino, hace cinco días.
Ataques dirigidos a defender y proteger a las fuerzas estadounidenses de ataques como los del 15 de agosto contra personal estadounidense por grupos proiraníes", aludiendo a un ataque con drones contra una base de las fuerzas antiyihadistas encabezadas por Estados Unidos que no dejó bajas, los primeros bombardeos alcanzaron a nueve búnkeres en un complejo utilizado para el almacenamiento de municiones y logística.
Los militares estadounidenses querían alcanzar a 11 de los 13 búnkeres del complejo pero cancelaron el bombardeo contra dos de ellos cuando detectaron que había gente en su interior, agregó.
Dos días mas tarde, el pasado jueves, el presidente Biden aclaró que los ataques aéreos y de artillería estadounidenses que mataron a cuatro militantes proiraníes en el este de Siria fueron ordenados para proteger a las fuerzas estadounidenses de los ataques de milicias respaldadas por Teherán.
"Dirigí los ataques del 23 de agosto para proteger y defender la seguridad de nuestro personal (...) y para disuadir a la República Islámica de Irán y a las milicias respaldadas por Irán de llevar a cabo o apoyar nuevos ataques contra el personal y las instalaciones de Estados Unidos", dijo Biden en una declaración en la que informaba al Congreso de la acción.
El mandatario dijo que los ataques estadounidenses, la acción más intensa de sus fuerzas en la región en muchos meses, respondían a una serie de ataques con cohetes contra las instalaciones de las tropas estadounidenses y asociadas en la zona.
Biden indicó que los ataques de represalia, en los que participaron helicópteros de ataque Apache, helicópteros de combate AC-130 y artillería M777, tuvieron como objetivo una instalación utilizada por los atacantes para logística y almacenamiento de municiones.
En total, cuatro combatientes de la milicia fueron asesinados y siete lanzacohetes fueron destruidos, dijo en un comunicado el Comando Central de Estados Unidos (Centcom), que supervisa las operaciones en Oriente Medio.
La respuesta iraní
Ante este hecho, la Casa Blanca se afanó por aclarar que "Estados Unidos no busca conflicto, pero seguirá tomando las medidas necesarias para proteger y defender a nuestro pueblo", aunque de poco sirvió, pues Irán no solo negó un día más tarde que tuvieran cualquier vínculo con los grupos armados atacados por la potencia occidental, sino que lo vieron como un acto terrorista.
"La nueva agresión del ejército estadounidense contra el pueblo sirio es un acto terrorista contra los grupos y combatientes que luchan contra la ocupación y que no tienen ninguna afiliación con Irán", afirmó en un comunicado el portavoz del Ministerio iraní de Relaciones Exteriores, Naser Kanani.
Acto seguido, Irán se refirió a una clara violación por parte de Estados Unidos del Derecho Internacional al referir que la presencia continua de sus tropas en algunas partes de Siria va en contravía del mismo e infringe la soberanía de ese país, “y debe ser considerada como una ocupación".
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El país árabe advirtió, por último, que las fuerzas estadounidenses "deberían salir inmediatamente de Siria y dejar de saquear el petróleo y los cereales de ese país", añadió.
Fuerzas en el este de Siria
Ahora bien, en donde Estados Unidos bombardeo esta semana, una zona rica en petróleo y fronteriza con Irak, están las Fuerzas democráticas sirias (FDS), dirigidas por los kurdos y apoyados por los Estados Unidos.
Estas son las que controlan una parte de la orilla oriental del Éufrates y se hicieron con ese territorio combatiendo al grupo yihadista, Estados Islámico (EI), con el apoyo de la coalición liderada por Washington. El grupo extremista fue declarado "derrotado" en 2019 en Baghuz, en la frontera sirio-iraquí.
La coalición internacional, por su parte, tiene bases en el campo petrolero de Al Omar, el mayor de Siria, así como el campo de gas de Conoco. También hay tropas estadounidenses en las provincias de Hasaka (noreste) y de Raqa (norte), controladas por los kurdos, y en 2016 construyeron una base en Al Tanf, en el sur, en la frontera entre Siria, Jordania e Irak.
Los milicianos pro-Irán
Ahora bien, ¿exactamente a quienes bombardearon los norteamericanos? Desde el inicio de la guerra en Siria en 2011, numerosas facciones pro-Irán han combatido junto al régimen de Bashar al Asad.
En la actualidad, cuentan con unos 15 mil combatientes iraquíes, afganos y paquistaníes, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), en un sector que va de la ciudad fronteriza de Bukamal hasta la capital homónima de Deir Ezzor.
Controlando esa zona fronteriza, garantizan corredores seguros para pasar hombres, armas y bienes entre Siria e Irak.
Irán asegura que no tiene tropas en Siria, pero sí "consejeros" militares de los Guardianes de la Revolución, operando junto al régimen sirio.
Asimismo, varias facciones iraquíes combaten en Siria, especialmente las brigadas de Hezbolá, que han sido objetivo de bombardeos de Washington e Israel en varias ocasiones.
Los combatientes del Hezbolá libanés también están presentes en esa región, pero en los últimos años sus efectivos se han reducido significativamente ante el descenso de los combates en el terreno.
Las brigadas Al Fatimiyun y Al Zeinabiyun reagrupan a combatientes afganos y paquistanís chiitas. Fueron fundadas por los Guardianes de la Revolución iraníes y desde 2019 están sancionadas por Estados Unidos.
Al Fatimiyun es una de las principales milicias pro-Irán implantadas en Siria, según el OSDH, y miles de sirios se han unido a las milicias locales aliadas de Teherán.
Ahora bien, Deir Ezzor, donde se encuentran los mayores campos de petróleo de Siria, es bombardeada regularmente por Estados Unidos e Israel, grandes rivales de Teherán.
Estos ataques, que no siempre son reivindicados, se dirigen principalmente contra depósitos militares y camiones que transportan municiones o armas a grupos pro-iraníes.
Algunos han sido reconocidos por las fuerzas estadounidenses y otros, por Israel, que insiste regularmente en su intención de impedir que Irán extienda su influencia en la región.