COMO una “indecisión casi cósmica” calificó el ex primer ministro laborista británico Tony Blair la posición del actual líder del partido Jeremy Corbyn sobre el Brexit y le criticó su "socialismo casi revolucionario" en momentos en que la formación se prepara para reemplazarlo tras su histórica derrota electoral.
En un acto público en Londres, Blair, defensor de una línea socialdemócrata centrista y el único laborista en haber llegado al poder en los últimos 45 años (entre 1997 y 2007), advirtió de que el Partido Laborista corre el riesgo de ser "remplazado" por otra formación como alternativa a los conservadores si no se "renueva".
Abiertamente opuesto al radicalismo de Corbyn, criticó que este no tomase "una posición clara" sobre la gran cuestión que preocupa al país: el Brexit.
El exsindicalista hizo campaña prometiendo negociar un nuevo acuerdo con Bruselas y asegurando que lo sometería después a referéndum junto con la opción de simplemente permanecer en la Unión Europea. Pero advirtió que él personalmente se mantendría "neutral" al respecto.
"Con otra dirección", el partido habría "conservado más votos en las áreas tradicionalmente obreras", dijo, subrayando que "la mayoría de votantes laboristas están de hecho a favor de permanecer" en la UE.
"Seguimos un camino de indecisión casi cómica", denunció.
En su opinión, Corbyn encarna un "socialismo casi revolucionario" que "mezcla la política económica de la extrema izquierda con una profunda hostilidad hacia la política exterior occidental", incapaz de seducir a los votantes en "los países occidentales".
Sus posiciones radicales lo habían convertido en ejemplo para partidos de la extrema izquierda europea, como el español Podemos o el griego Syriza, pero los sondeos situaban a Corbyn como el líder opositor británico más impopular de los últimos 45 años.
La izquierda británica atraviesa un periodo de duelo y reflexión tras perder 59 diputados en las legislativas, para quedarse con 203 escaños en un Parlamento de 650. Es la más grave de sus cuatro derrotas consecutivas y el peor resultado de la formación desde 1935.
Liderado por el muy izquierdista Corbyn, el laborismo hizo campaña con un ambicioso programa contra la desigualdad social, por la renacionalización de servicios públicos y políticas radicales de redistribución.
Pero los conservadores del primer ministro Boris Johnson les arrebataron buen número de sus bastiones en el norte obrero de Inglaterra con la promesa de llevar por fin a cabo el Brexit.
Corbyn, un exsindicalista de 70 años, dejará la dirección del partido en los próximos meses. Varias figuras ya señalaron su intención de entrar en una pugna que decidirá, sobre todo, la orientación futura del partido.
Emily Thornberry, encargada de los asuntos exteriores en el seno de la formación, fue la primera en anunciar ayer su candidatura. Consciente de que muchos piden un nuevo líder originario del norte de Inglaterra, defendió que el sustituto de Corbyn debe elegirse por su "conciencia política y visión estratégica", no por su procedencia o su opinión sobre el Brexit.
Proeuropeo y londinense como ella, Keir Starmer, responsable laborista para la cuestión del Brexit, dijo "reflexionar seriamente" tras haberse mostrado muy crítico con el actual líder.
Pero la principal favorita parece la más joven Rebecca Long-Bailey, surgida de una familia obrera de Mánchester, en el noroeste inglés, y considerada la candidata de la continuidad "corbynista".
Durante una reunión del partido, el martes por la noche, Corbyn fue blanco de la ira de muchos de sus miembros. Algunos analistas atribuyen el revés al alejamiento de los laboristas de la línea centrista defendida por políticos como Blair.