El presidente ruso, Vladimir Putin, pidió que todas las partes implicadas en la crisis de Bielorrusia negocien para salir, aunque advirtió que está dispuesto a ayudar con fuerzas policiales al presidente Alexander Lukashenko.
Éste, enfrentado durante tres semanas a una ola de protestas de una amplitud sin precedentes, afirmó a mediados de agosto haber recibido una promesa de "ayuda" de Moscú para preservar la seguridad.
Ayer Putin explicó que Rusia está preparada para intervenir en Bielorrusia, si es necesario, en el marco de acuerdos militares y de seguridad existentes.
"Alexander Gregorivich (Lukashenko) me solicitó que constituyera una reserva de agentes del orden y lo hice", señaló, agregando que esperaba no recurrir a ella.
"Convenimos que no la utilizaría hasta que la situación quedase fuera de control y elementos extremistas... superen ciertos límites: incendiando autos, casas, bancos, o intenten apoderarse de edificios administrativos", explicó.
Putin exhortó a "todos los participantes en este proceso" a "buscar una salida" a la crisis.
Al mismo tiempo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, pidió a Rusia que no se entrometa en la crisis política bielorrusa.
"Nadie, Rusia tampoco, debe entrometerse", advirtió en una entrevista concedida al diario alemán Bild online. "Bielorrusia es un Estado soberano e independiente", añadió.
La oposición dice querer dialogar con Lukashenko, pero le exige su salida, y éste rechaza cualquier negociación, limitándose a mencionar un vago proyecto de revisión constitucional.
El presidente se enfrenta a un desafío de protestas sin precedentes desde que llegó al poder en 1994. Han tenido lugar manifestaciones gigantescas para denunciar su reelección, considerada fraudulenta, con el 80% de los votos. Los manifestantes creen que ganó la opositora Svetlana Tijanovskaia, refugiada en Lituania.
En la capital Minsk y en toda Bielorrusia, hay mítines diarios pese las declaraciones marciales de Lukashenko, acompañadas de represión.
El 16 y 23 de agosto, unas 100.000 personas marcharon contra él y esperan repetirlo el domingo. Pero, las autoridades también mantienen su presión.
Una de las principales figuras de la oposición, Maria Kolesnikova, fue convocada este jueves por investigadores en el marco del proceso contra el "Consejo de coordinación" creado para impulsar la transición política, del que es miembro.
Kolesnikova se negó a responder a las preguntas: "He ejercido mi derecho constitucional a no atestiguar contra mí misma", dijo a periodistas.
Los embajadores de la UE ante Minsk advirtieron ayer al ministro de Exteriores bielorruso el proceso judicial contra opositores es "inaceptable", y solicitaron a las autoridades aceptar el diálogo.
La reunión con el ministro de Exteriores, Vladimir Makei, tuvo lugar en momentos en que la UE debe decidir las sanciones que impondrá a los altos funcionarios presuntamente involucrados en la represión y en el fraude electoral en Bielorrusia.
La brutal represión tras las elecciones provocó tres muertos, decenas de heridos y más de 7.000 detenidos.
A pesar de que la mayoría de los encarcelados han sido liberados, los diplomáticos de la UE solicitaron tener acceso a las cárceles donde se encuentran detenidos quienes se han manifestado contra el gobierno, tras informaciones sobre malos tratos y torturas realizadas por algunos de los primeros.
Lukashenko, inflexible, denunció esta jornada una "guerra híbrida", diplomática y mediática, atizada por sus vecinos bálticos y polacos.