¿Apostará Putin a celebrar otra victoria el 9 de mayo? | El Nuevo Siglo
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Sábado, 9 de Abril de 2022
Redacción internacional con AFP

Tras seis semanas de su complicado avance en Ucrania y a menos de un mes de conmemorar, como es tradicional con una demostración de poderío militar la fecha más importante del calendario ruso, el Día de la Victoria, crecen los temores de que el presidente Vladimir Putin apueste por la ofensiva final en Ucrania, específicamente la conquista de la vasta franja del este, desde Odesa hasta el Donbás.

El repliegue de Kiev y Chergínov, anunciado tras el reencuentro cara a cara de los equipos negociadores en Estambul, hace más de una semana, llevó a una reorganización logística rusa, concentrando sus tropas en el este ucraniano, donde tiene como aliados a los prorrusos de Donestk y Lugansk, las dos autoproclamadas repúblicas independientes que reconoció horas antes de iniciar su ‘ofensiva especial total’ a territorio ucraniano, el pasado 24 de febrero.

La actual situación de las fuerzas rusas ha generado numerosas preguntas, entre si es un reagrupamiento tácito con miras a la ofensiva final o, por el contrario, un replanteamiento de objetivos menos ambiciosos. De allí que expertos occidentales se debatan entre si corresponde a una pausa estratégica o un bloqueo en el avance, ante la férrea resistencia ucraniana.

Y aunque los especialistas de las potencias occidentales son unánimes al hablar del fracaso ruso en las primeras operaciones del conflicto, cuando aspiraban a tomar Kiev en pocos días, tienen opiniones encontradas en torno a la posible conquista del este del país.

"Tras el fracaso en Kiev, los rusos no han conseguido avanzar, salvo en el sur, donde llegaron a Jersón desde Crimea y a los territorios prorrusos", explicó a la AFP una fuente del Estado Mayor francés. Están "adoptando posiciones defensivas", asegura.

Pero una vez hechas las constataciones, hay que desentrañar su significado. "Es difícil saber si se han tomado una pausa estratégica para lanzar otro ataque o si están bloqueados", admitió la misma fuente, mientras que el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) pronostica que “las fuerzas rusas pueden prepararse para una ofensiva importante en los distritos de Donetsk y Lugansk (...) pero tendrán problemas en producir la fuerza de combate necesaria”.

Michel Goya, un coronel del ejército francés retirado, pone un ejemplo: "El 1er Ejército Blindado de la Guardia [Nacional] fue enviado al sector norte del Donbás de cara a la decisiva batalla del mes de abril", pero, "cuando usen esta masa de fuerza, la capacidad de maniobra rusa se quedará en nada".  

Sin embargo, algunos mandatarios occidentales, como el francés Emmanuel Macron, consideran que el presidente Putin va a concentrar sus ataques en las zonas de los separatistas en el Donbás, en el este de Ucrania, para intentar obtener una victoria para el 9 de mayo, el aniversario de la capitulación de Alemania en 1945.

"Para Rusia, el 9 de mayo es una fiesta nacional, una cita militar importante y es casi seguro que para el presidente Putin, el 9 de mayo debe ser un día de victoria", explicó esta semana el mandatario galo.



Las tareas de Putin

A menos de un mes de la emblemática fecha que, como reseñamos, evoca el final de la Segunda Guerra Mundial, la ofensiva rusa en Ucrania enfrenta complejos desafíos. Y aunque es difícil

desentrañar los objetivos de un Putin que es impredecible, estas serían algunos de ellos:

1. Conquistar el Donbás. Esta cuenca minera de mayoría rusoparlante está desgarrada desde 2014 por una guerra entre las fuerzas de Ucrania y separatistas armados y apoyados por Moscú. El objetivo declarado ahora es conquistar esta región cultural y geográficamente más cercana a Rusia, de la cual los rebeldes prorrusos solo controlan una parte. Aunque aún no hay un "redespliegue masivo" hacia el este, "fuerzas aerotransportadas comienzan a sumarse a las fuerzas (rusas) en y alrededor del Donbás", señala un alto responsable occidental. Tras un inicio de ofensiva marcado por importantes dificultades logísticas, el Estado Mayor ruso deberá planificar sus operaciones con más cuidado, ante el riesgo de que el conflicto se prolongue aún más.

2. Festejar dignamente el 9 de mayo. El ejército ruso estará bajo presión para conseguir resultados antes del 9 de mayo, día feriado en el que se celebra la victoria sobre la Alemania nazi en 1945. Cada año, Putin encabeza un desfile militar frente al Kremlin para exhibir el poderío ruso. Como Moscú afirma que combate a los "nazis" un Ucrania, esta fecha permite trazar un paralelo con la victoria de 1945, teniendo en cuenta que la Historia es otro campo de batalla del Kremlin. Si bien constata que esta fecha es "importante", el responsable occidental advierte sin embargo que apurar una ofensiva en el Donbás a raíz de un "imperativo político" puede conducir a un "desastre militar". Para Vasili Kashin, experto en geopolítica en la Escuela Superior de Economía de Moscú, la fecha del 9 de mayo "no desempeñará ningún papel". Si la conquista del Donbás parece difícil antes del 9 de mayo, la captura de Mariúpol, gran ciudad portuaria sitiada al precio de una catástrofe humanitaria, podría ser presentada como una victoria.

3. Continuar las negociaciones.  En forma paralela, Rusia continúa sus negociaciones con Ucrania, a pesar de que los países occidentales dudan de su voluntad de diálogo. El Kremlin alterna estas últimas semanas entre una línea blanda y otra dura y, luego de haber saludado progresos a finales de marzo, el jueves acusó a Kiev de dar marcha atrás con sus propuestas.  Para los expertos, Rusia quiere dar un gran golpe militar para estar en posición de fuerza antes de negociar de manera seria. Para Kashin, el resultado de las negociaciones estará "determinado por la dinámica" en el terreno. El punto más difícil es "el estatuto de Crimea y del Donbás", ya que Moscú quiere que Kiev reconozca la soberanía rusa en la primera y la independencia del segundo. Para Kashin, Rusia va a intentar "alcanzar sus objetivos cueste lo que cueste".

4. Mantener la economía a flote.  Además de la situación en el terreno, Putin tiene que mirar de manera atenta los indicadores económicos, ya que el impacto de las sanciones occidentales comienza a hacerse sentir, con un inflación elevada y riesgos de escasez, en particular en la industria. Según Serguéi Khestanov, consejero para cuestiones macroeconómicas del corredor bursátil Open Broker, el impacto se sentirá verdaderamente "en tres o cuatro meses", con "la acumulación de problemas logísticos". El primer ministro ruso Mijaíl Mishustin estimó que son necesarios "al menos seis meses" para que la economía se "reestructure". Mientras tanto, el Estado interviene de manera masiva, lo que despierta el temor de una planificación de la economía. Esta semana, por ejemplo, Putin ordenó fabricar más material agrícola y establecer "objetivos claros" para compensar las importaciones suspendidas.

5. Cerco a oposición.  El Kremlin reforzó la represión en Rusia con la detención de miles de manifestantes, el bloqueo de medios independientes y redes sociales y la mención de términos duro como "purificación" de la sociedad o "traidores". Como resultado, cerca del 83% de los rusos dice aprobar el accionar de Putin, según un sondeo en marzo del instituto ruso independiente Levada, una cifra que debe ser relativizada en un contexto ultrarrepresivo. Estos esfuerzos dan lugar también a una retórica cada vez más hostil hacia los occidentales. La vocera de la diplomacia rusa Maria Zajárova acusó el miércoles a los medios occidentales de ser "cómplices" de los abusos en Bucha, de los cuales Moscú niega la responsabilidad, acusando a Kiev de la masacre de civiles. En una señal del clima nacionalista, el expresidente y ex primer ministro Dmitri Medvedev multiplica las declaraciones y ha llamado, por ejemplo, a crear una Eurasia "desde Lisboa hasta Vladivostok”.