EN una inhabitual incursión en plena campaña electoral, el gran rabino británico Ephraim Mirvis acusó al líder laborista, Jeremy Corbyn, de permitir que arraigue el "veneno" antisemita, ensombreciendo su promesa de reforzar la lucha contra las discriminaciones si llega al poder.
En el marco de la campaña para las legislativas de diciembre, Corbyn, que había desplegado hasta ahora un ambicioso programa económico para luchar contra la desigualdad, presentó en Tottenham, en el norte de Londres, una serie de medidas destinadas a reforzar la lucha contra las discriminaciones.
Pero, sobre todo, utilizó el acto para defenderse de las acusaciones lanzadas por Mirvis en un artículo publicado en The Times, insistiendo en que su partido tiene un "sistema rápido y eficaz" para tratar las denuncias de antisemitismo.
"No hay lugar para el antisemitismo en ninguna forma, ni en ningún lugar, en el moderno Reino Unido, y bajo un gobierno laborista no será tolerado de ninguna manera", afirmó Corbyn.
La formación izquierdista es acusada desde hace tiempo de albergar en su seno actitudes antijudías. Hace dos semanas el diario Jewish Chronicle, portavoz de esa comunidad, llamó a los lectores a no votar por ellos y el ayer fue el turno de la máxima autoridad judaica del país.
"La forma cómo su dirección trató el racismo antijudío es incompatible con los valores británicos que nos enorgullecen, los de la dignidad y el respeto por todos", escribió el gran rabino. "Un nuevo veneno, aprobado desde lo más alto, arraigó en el Partido Laborista", agregó.
"Cuando llegue el 12 de diciembre, pido a todo el mundo que vote con conciencia. No lo duden, el alma de nuestra nación está en juego", dijo.
Defensor de larga data de la causa palestina, el muy izquierdista líder del laborismo es acusado desde hace años de falta de firmeza contra el antisemitismo de algunos miembros de su partido, lo que llevó a varios de sus diputados a abandonar la formación.
En 2018 Corbyn acabó reconociendo que existía un "problema real" interno y él había sido "demasiado lento" en imponer sanciones. También afirmó que su prioridad era "restaurar la confianza" con la comunidad judía.
"El laborismo es el partido de la igualdad y los derechos humanos", afirmó Corbyn antes de su presentación en Tottenham. Su programa contra la discriminación promete entre otras cosas obligar a las empresas a publicar datos sobre las diferencias de remuneración que afectan a personas negras, asiáticas o de minorías étnicas.
Si llega al poder tras los comicios de diciembre, la oposición laborista promete asimismo crear un "consejo educativo independiente" encargado de asegurar que "el colonialismo, las injusticias a lo largo de la Historia y el papel del Imperio colonial británico se enseñan correctamente en el programa escolar".
"Es sorprendente ver a Corbyn dar lecciones sobre discriminación racial y religiosa, cuando su partido es objeto de una investigación de la comisión de igualdad y derechos humanos por el antisemitismo que reina en sus filas", afirmó la ministra del Interior, Priti Patel.
El gran rabino también recibió el apoyo del arzobispo de Canterbury, líder espiritual de la Iglesia anglicana, Justin Welby, quien afirmó que "todos en el país tienen derecho a sentirse en seguridad".