Este sábado toma el cargo como presidente de México, un país al que le quiere dar un giro en seguridad, democracia y economía. También, busca ser la otra voz de la izquierda
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ANDRÉS Manuel López Obrador (AMLO) no solo tendrá los retos propios de gobernar México. Sobre su espalda también está una nueva esperanza para la izquierda latinoamericana.
Seguridad, violencia y derechos humanos
AMLO asume la Presidencia de México en el momento de más altos índices de violencia en el país. Según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística, en 2017 murieron 31.174 personas, es decir, un promedio de 85 muertes diarias.
Para afrontar el reto de garantizar la seguridad y combatir el secuestro, la extorsión, el robo de combustible y el crimen organizado en general, el nuevo Presidente propone una estrategia de pacificación que consiste en segmentar el país en 265 cuadrantes que estarán a cargo del Ejército, la Marina y la Policía, para que el Gobierno Federal tenga más control donde la seguridad ha dependido de los gobiernos de cada estado. Algo parecido a lo que hizo con éxito entre 2000 y 2015 cuando estuvo al frente de la capital de México.
Los cuadrantes tendrán recursos y un número de agentes proporcional (entre 300 y 600 uniformados) a sus dificultades. Esto requerirá un incremento de policías y militares, por lo que López Obrador ya anunció que abrirá 50.000 cupos tan pronto empiece su mandato.
AMLO se ha referido públicamente a la “descomposición en los cuerpos policiales” y ha garantizado que en su gestión se respetarán los derechos humanos. También ha dicho que el 80% del éxito de una estrategia de seguridad es atacar las causas de la violencia y por tanto destinará USD 5.000 millones para fomentar empleo y becas juveniles.
Narcotráfico y corrupción
El problema de violencia y seguridad está íntimamente relacionado con el problema de narcotráfico y la corrupción que vive el país azteca.
Según informes de secretarías de gobernación, Defensa Nacional, Policía Federal y Procuraduría General de la República, a los que tuvo acceso el periódico Excélsior, dos grandes organizaciones criminales hacen presencia en gran parte del país: el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que opera ilegalmente en 25 de los 32 estados; y el Cártel del Pacífico, que dirigía Joaquín 'El Chapo' Guzmán, que delinque en 17 estados.
Pero estas dos no son las únicas: existen en total seis cárteles y más de 80 células delincuenciales repartidas por toda la nación.
La mencionada estrategia de pacificación será complementada con atención a las causas de la inseguridad y se ha planteado una legalización de las drogas ligeras para golpear el negocio del narcotráfico, dejar de criminalizar a sus consumidores y así aligerar las cárceles.
La corrupción hace que los funcionarios y policías sean fácilmente cooptados por las mafias, entre otras cosas porque sus sueldos son muy bajos. AMLO tendrá que encontrar una solución a esto sin desequilibrar las finanzas públicas.
Crisis migratoria
López Obrador, como presidente de México, tiene el reto de controlar, en el marco de los derechos humanos, el tema de los migrantes que transitan por su país para pasar hacia los Estados Unidos, que con el presidente Trump a la cabeza pretende construir un muro fronterizo que paguen los mexicanos.
La apuesta de AMLO, ante la inviabilidad de una política de contención, es que Estados Unidos fomente inversión privada en el sur de su país para que México pueda acoger a los migrantes mientras solicitan asilo en EEUU.
La idea del Presidente que hoy se posesiona es que se generen tres “cortinas de desarrollo”, donde se focalice la inversión (en Chiapas, en un proyecto de reforestación; en el sureste de México con el tren maya y una línea férrea que conecte Oaxaca con Veracruz) y se creen puestos de trabajo a los que puedan acceder mexicanos y migrantes centroamericanos por igual, con permisos especiales como los otorgados a los haitianos en Brasil.
La propuesta también incluye que se aumenten las ayudas a Centroamérica de una manera significativa, al estilo de un 'Plan Marshall', después de la Segunda Guerra Mundial.
Mantener la gobernabilidad y la estabilidad
Aparentemente la gobernabilidad de AMLO está garantizada. Ganó la presidencia con el 53% de los votos y el bloque que lo apoya es mayoría en ambas Cámaras del Poder Legislativo.
Pero la gobernabilidad de un mandatario no solo depende de la correlación de fuerzas en el Congreso; depende también de si el apoyo popular se mantiene a medida que avanza el gobierno y de cómo sortee los posibles ataques de los sectores opositores.
En el caso de López Obrador, su discurso genera demasiadas expectativas positivas entre sus seguidores y es posible que el apoyo a su gobierno baje en el mediano plazo si no responde a ellas. De otro lado, la oposición (PAN y PRI) tendrá críticas que serán ampliamente difundidas por los medios de comunicación que no sean afines al gobierno y eso podrá generar alguna mella en la gobernabilidad.
En cuanto a la estabilidad, puede haber factores internos y externos que la afecten y de paso perjudiquen la gobernabilidad: el papel de las calificadoras de riesgo puede llevar a la disminución de la inversión y al aumento del desempleo, por ejemplo.
Estabilidad económica
Para poder cumplir con su ambiciosa agenda social y hacerla sostenible, AMLO deberá garantizar el crecimiento económico en el tiempo y mantener en equilibrio las finanzas públicas.
La agenda social implicará la necesidad de un aumento en el gasto público y esto tendrá efectos sobre la inflación y el déficit, de ahí la importancia del equilibrio, sobre todo porque ha anunciado que no subirá impuestos.
A esto debe sumarse una dificultad extra que tiene por ser un hombre de izquierda: la desconfianza de los mercados, que se agudizó con la cancelación de la millonaria construcción del nuevo aeropuerto de Ciudad de México, en Texcoco, luego de una consulta pública llena de polémica.
AMLO lo entiende y por eso ha llamado a la calma: “Empezamos a cambiar las cosas y eso produce nerviosismo, pero no hay nada que temer; el cambio va a ser ordenado, profundo, pero pacífico”. También ha asegurado que no hará expropiaciones y que dará garantías a los inversionistas.
Sin embargo, desde su victoria, la bolsa ha caído un 14%, el peso mexicano se ha devaluado casi un 2% y su promesa de crecimiento de un 4% anual tiene poca credibilidad luego de que este miércoles el Banco Central rebajara las expectativas de expansión.
AMLO tendrá prácticamente que estrenar el nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, por lo que tendrá que lidiar con los primeros resultados positivos y/o negativos del tratado.
Del éxito o fracaso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador depende la izquierda latinoamericana, golpeada por la victoria de Mauricio Macri en Argentina, Iván Duque en Colombia, el encarcelamiento de Lula y la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, el cambio de paradigma de Lenín Moreno en Ecuador y la crisis venezolana.