El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro hizo una feroz defensa de la soberanía de Brasil este martes en su primer discurso en la ONU: negó que los incendios estén devastando la Amazonia y afirmó que la mayor selva tropical del mundo no es "un patrimonio de la humanidad" sino de su país.
"La Amazonia no está siendo devastada ni consumida por el fuego como dice mentirosamente la prensa", aseguró Bolsonaro en su discurso de más de 30 minutos -el doble de lo permitido- y que como es tradición, fue el primero de la Asamblea General anual de las Naciones Unidas.
El presidente brasileño, quien asegura que existe una "psicosis ambiental" y defiende la explotación comercial en áreas de preservación ambiental e indígena, denunció que hay gobiernos extranjeros que utilizan a líderes indígenas como el cacique Raoni, de la tribu kayapó de la Amazonia, "para avanzar sus intereses económicos".
Sin mencionar a Francia o a su presidente, Emmanuel Macron, Bolsonaro deploró también que "otro país" basado en "las mentiras de la prensa (...) se portó de forma irrespetuosa y colonialista, atacando nuestra soberanía".
Macron propuso durante la reciente cumbre del G7 en Biarritz, Francia, conceder a la Amazonia un "estatuto internacional", una idea que indignó a Bolsonaro, que le acusó de querer restringir la soberanía de Brasil.
Durante la reunión del G7 se planteó también la idea de aplicar sanciones a Brasil por no proteger la Amazonia, recordó Bolsonaro. Esa fue "una propuesta absurda", afirmó, y agradeció al presidente estadounidense Donald Trump por haberla rechazado.
Ataque contra el cacique Raoni
"A veces algunos líderes indígenas, como el cacique Raoni, son usados por gobiernos extranjeros en su guerra de información para avanzar sus intereses económicos en la Amazonia", dijo Bolsonaro en referencia al jefe indígena nominado al Nobel de la Paz para 2020, y a quien Macron recibió tras el G7.
"El monopolio del Raoni se acabó", aseguró.
Años antes de ser electo, Bolsonaro, excapitán del ejército, deploró que la caballería brasileña "no haya sido tan eficiente como la estadounidense, que exterminó a los indígenas".
El cacique Raoni, que participó el fin de semana en la cumbre de la ONU sobre el clima que precedió a la Asamblea General y a la cual Bolsonaro no asistió, dijo el lunes que el presidente brasileño "está abriendo la Amazonia a un abanico de actores que están permitiendo su destrucción".
"Esto es malo no solo para nosotros, los pueblos indígenas, es un desastre para toda la humanidad", indicó Raoni a periodistas.
Bolsonaro dijo que algunos dentro y fuera de Brasil insisten en tratar a los indígenas "como verdaderos hombres de las cavernas", impidiendo que exploten la riqueza de sus tierras.
"El indígena no quiere ser un latifundista pobre encima de tierras ricas. Especialmente de las tierras más ricas del mundo", afirmó, recordando que en las reservas Yanomami y Raposa Serra do Sol existe una gran abundancia de oro, diamantes o uranio.
Y aseguró que no extenderá las áreas de protección de indígenas de 14% a 20% del territorio brasileño, como algunos desean.
Desde que asumió el poder en enero, Bolsonaro es acusado de atentar contra la Amazonia y los pueblos indígenas para beneficiar a las industrias minera, agropecuaria y forestal, que lo apoyaron durante su campaña.
Una veintena de manifestantes vistiendo camisetas verdes y con un muñeco gigante de Bolsonaro y un cartel con la leyenda "Bolsonaro, una amenaza para la Tierra" protestó frente a la ONU durante su discurso.
"¡La Tierra está ardiendo, la Amazonia está ardiendo, Bolsonaro es un mentiroso!", gritaban los manifestantes.
La deforestación en la Amazonia brasileña se duplicó en la primera mitad del año, y los incendios -provocados en su mayoría por ganaderos y madereros- casi se triplicaron en agosto en relación al año anterior, provocando una crisis internacional.
Según cifras oficiales, la deforestación de la Amazonia brasileña prácticamente se duplicó entre enero y agosto, y representa este año el equivalente a 640.000 canchas de fútbol.