La reputación de los productos franceses, que gozan de cierto prestigio en el Golfo, se encuentra amenazada en los países musulmanes más conservadores por la firme defensa del presidente Emmanuel Macron de las caricaturas del profeta Mahoma.
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La indignación de algunos musulmanes con Francia surge del alegato de Macron en defensa de los valores laicos y del derecho a blasfemar, tras el asesinato cerca de París de un profesor que había enseñado en clase caricaturas del profeta Mahoma.
Al mismo tiempo que estallaba una campaña de boicot contra los productos franceses en varios países del Golfo, un ciudadano saudí hirió con un cuchillo a un vigilante del consulado francés en Yeda.
En Kuwait, 60 tiendas retiraron los productos franceses de sus estanterías, y las agencias de viaje dejaron de proponer Francia como destino turístico. "El profeta es una línea roja que no se puede traspasar", dijo Jaled Hussein, director de una de las tiendas que aplican el boicot.
En Catar, Al-Meera, una cadena de supermercados perteneciente a un miembro del gobierno dejó de abastecer sus tiendas con productos franceses.
Dos fuentes oficiales declararon que Catar boicoteará este año el Foro de París sobre la Paz que tiene lugar del 11 al 13 de noviembre.
Para Gerd Nonneman, especialista del Golfo en la Universidad Georgetown de Catar, el impacto a largo plazo de esta campaña dependerá de la actitud de Emmanuel Macron.
Si el presidente francés mantiene el discurso actual, "tendrá un efecto a largo plazo (...) incluso aunque el impacto comercial sea modesto", explicó. Pero puede cambiar "si Macron usa un lenguaje diferente en los próximos meses", añadió.
Moderación en Arabia Saudí y Emiratos
Francia tiene una presencia reseñable en el Golfo gracias sobre todo a las grandes firmas de lujo como Louis Vuitton y los grupos internacionales. El Museo del Louvre abrió una sucursal en Abu Dabi mientras que el arquitecto francés Jean Nouvel diseñó el Museo Nacional de Catar. Igualmente, una empresa francesa construye el metro de Yeda, en Arabia Saudí.
Francia vende, a su vez, miles de millones de euros de material y de tecnología militar a las ricas monarquías del Golfo.
Arabia Saudí es el primer socio comercial de Francia en la región, con intercambios por valor de 10.000 millones de euros (USD 11.600 millones) en 2018, por delante de los Emiratos Árabes Unidos (4.500 millones de euros), según las últimas cifras del Tesoro francés.
Arabia Saudí condenó las "caricaturas ofensivas del profeta" pero según Michael Stephens, miembro asociado del Royal United Services Institute, la monarquía no ha tomado ninguna medida concreta de boicot.
Lo mismo ocurre con los Emiratos Árabes Unidos que han tenido "una reacción limitada" frente a las caricaturas, analizó Cinzia Bianco, responsable de investigación en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
El atentado yihadista de Niza, que el jueves causó tres muertos, y el ataque en Yeda pueden atemperar las reacciones en el Golfo, señala por su parte H.A. Hellyer, investigador del Carnegie Endowment for International Peace. "Tras las muertes del jueves habrá menos ganas de criticar a Francia", dijo.
El factor turco
Cinzia Bianco apunta a que la controversia podría comprometer la solidez de las relaciones entre Francia y Catar.
"La creciente hostilidad de París con Turquía podría perjudicar a las relaciones que Francia tiene con el aliado más fiel de Ankara en el Golfo, Catar", consideró Bianco.
Boicoteado por sus vecinos, Catar se ha acercado mucho a Turquía, ahora que Recep Tayyip Erdogan se ha impuesto como el campeón en la defensa del profeta Mahoma, con sus críticas vehementes a Macron.
Desde hace tres años, Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Baréin y Egipto, mantienen en el ostracismo a Catar, acusado de apoyar a grupos islamistas radicales, lo que desmienten los cataríes.
"Ofender a nuestra religión y a nuestro profeta es algo que no deberían ustedes hacer, así que no compraré (más) marcas francesas", declaró.