Amnistía Internacional (AI) manifestó que las autoridades del país deben respetar y garantizar los derechos de las personas a la libertad de expresión, en el marco de la Cumbre del G20 que se llevará a cabo entre el 30 de noviembre y 1 de diciembre en Buenos Aires, Argentina.
Por lo tanto, según AI, para contener las manifestaciones y protestas, las fuerzas de seguridad deben guiarse estrictamente por los estándares internacionales del uso de la fuerza.
“El mundo entero va a estar mirando a Argentina durante la Cumbre del G20. Las autoridades deben estar a la altura de las circunstancias y mandar un mensaje muy claro a los cuerpos de seguridad, de respeto al derecho a manifestarse por encima de la lógica represiva que pueda derivar en el uso excesivo de la fuerza”, dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
“La lógica de estigmatizar la protesta social debe ser desechada porque manifestarse pacíficamente es un derecho humano. En su tarea de mantener la seguridad de los asistentes a la Cumbre, el Estado argentino debe demostrar que, al mismo tiempo, puede garantizar manifestaciones que quieran expresar descontento”, añadió Guevara.
La cumbre del G20 acogerá a varios jefes de Estado como los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Donald Trump y Vladimir Putin, respectivamente. Durante los dos días se sostendrán más de 45 reuniones en varios niveles gubernamentales.
Las prioridades de la agenda serán el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo y el futuro alimentario sostenible, con un sistema de provisión de alimentos más inclusivo y eficiente a nivel mundial.
La imagen del país suramericano se vio empañada a nivel global por cuenta de los desmanes ocurridos el pasado sábado en el marco de la final de la Copa Libertadores entre los clubes argentinos River Plate y Boca Juniors.
En horas previas al partido, el autobús en el que se movilizaban los jugadores de Boca fue recibido a pedradas por varios hinchas cuando estaba llegando al Estadio Monumental, en Buenos Aires.
Ante los ataques, la Policía lanzó gases lacrimógenos para contener a los hinchas pero el químico también resultó afectando a la nómina de Boca, la cual presentó síntomas de asfixia y picazón en la garganta, además de varias heridas leves, como cortaduras por los vidrios rotos de las ventanas del autobús.
Pablo Pérez, capitán de Boca, fue uno de los heridos. Lo atendieron en una clínica de Buenos Aires por una lesión en el ojo izquierdo y determinaron que tenía una úlcera en la córnea.