Al menos 27 personas murieron en un ataque este viernes contra una concentración política en Kabul, el primero en la capital afgana desde la firma del acuerdo entre los talibanes y Estados Unidos, indicaron fuentes del ministerio del Interior.
Los disparos se hiceron desde un obra en construcción próxima al evento, declaró el vocero del ministerio Nasrat Rahimi.
"Por lo menos 27 personas, entre ellas mujeres y niños, murieron y 29 resultaron heridas", declaró Rahimi a la cadena Tolonews.
Un responsable del ministerio de Salud, Nizamuddin Jalil, brindó una cifra algo más alta, de "29 muertos y 30 heridos".
Fotos en las redes sociales mostraban cuerpos alineados en el suelo, algunos de ellos con una tela que les cubría el rostro, señal de que se trata de cadáveres.
Los talibanes negaron toda responsabilidad en este ataque contra una ceremonia que conmemoraba la muerte de Abdul Ali Mazari, un político de la minoría hazara, cuyos miembros son mayoritariamente chiitas, en un Afganistán ampliamente sunita.
Varios miembros de la élite política estaban presentes, entre ellos el jefe del ejecutivo afgano Abdulá Abdulá, quien dice haber ganado la presidencial de septiembre aunque los resultados oficiales lo dieron como perdedor.
"Estábamos en medio de la ceremonia cuando de repente se oyeron disparos", contó Mohammad Mohaqiq, el más conocido de los políticos hazara y cercano a Abdulá Abdulá, también a la cadena Tolonews.
El expresidente Hamid Karzai y el ex primer ministro Salahuddin Rabbani, también presentes, se habían retirado un poco antes, agregó.
"Todos los responsables de alto nivel fueron evacuados del lugar", comentó Rahimi. Unidades de las fuerzas especiales afganas "llevan a cabo operaciones de rastrillaje" en la zona, agregó.
- Antecedente en 2019 -
El año pasado, en un ataque reivindicado por el grupo Estado Islámico en esa misma ceremonia se produjeron disparos de mortero que mataron al menos a 11 personas.
El incidente ocurre menos de una semana después de la firma de un acuerdo en Doha entre Estados Unidos y los talibanes, que abre la vía a una retirada completa de las tropas extranjeras de Afganistán en 14 meses a cambio de garantías de seguridad.
No obstante, una tregua parcial instaurada a pedido de Washington el 22 de febrero fue levantada el lunes por los talibanes, que desde entonces multiplicaron los ataques contra las fuerzas de seguridad afganas, evidenciando la dificultad de un diálogo entre los insurgentes y el gobierno, otra condición del acuerdo de Doha.
Pese al deterioro de la situación, el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo reiteró el jueves su confianza en los jefes del grupo islamista expulsado del poder en 2001 por Washington por haberse negado a romper con Al Qaida tras los atentados del 11 de septiembre de ese año.
El principal obstáculo al diálogo interafgano es, actualmente, la liberación de prisioneros prevista en el acuerdo, y que puede beneficiar hasta 5.000 rebeldes detenidos por Kabul y 1.000 personas presas en manos de los insurgentes.