ESTE JUEVES el presidente Joe Biden llega a la fecha simbólica de sus primeros 100 días de mandato y tiene varios hechos para mostrar, los que de seguro expondrá en el discurso de política general ante la sesión conjunta del Congreso, como es tradicional antes de dicha fecha, y que está programada para el miércoles.
Vale recordar que los años siguientes dichas alocuciones ante ese plenario son denominadas “discurso sobre el estado de la Unión”.
El retorno al multilateralismo que anunció el pasado 20 de enero cuando tomó posesión de la Presidencia lo ha materializado con varios hechos, entre ellos, el retorno de Estados Unidos al Acuerdo de París, a la Organización Mundial de la Salud, el levantamiento del veto a la Corte Penal Internacional y el pretendido liderazgo en la lucha contra el cambio climático.
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Pero, sin duda, en lo que enfatizará Biden en ese primer corte de cuentas será la sostenida reactivación de la economía y la acelerada vacunación contra el covid-19. Y aunque son varias las acciones emprendidas por el mandatario, tanto a nivel doméstico como internacional, estas son las más relevantes:
*Guerra al covid. Con dos biológicos contra el covid-19 aprobados al momento de su posesión (Pfizer y Moderna) y semanas después de una tercera (Johnson y Johnson) gracias a la financiación que su predecesor Donald Trump otorgó a dichos desarrollos, Biden focalizó su estrategia sanitaria en acelerar la vacunación contra el coronavirus.
De esta forma logró, mucho antes de lo previsto, la aplicación de 100 millones de vacunas a comienzos de este mes y duplicó esa cifra este miércoles, con lo que llegará a sus primeros 100 días de mandato con al menos 50 millones más. A hoy, cualquier persona mayor de 16 años puede ser inoculada y en diversos sitios, inclusive en farmacias. Dio exención fiscal para alentar a las empresas dar a todos los empleados un día libre para vacunarse. Con esta acelerada inmunización podrá, como lo anunció, que se celebre en familia (pequeños grupos) el Día de la Independencia, este 4 de julio. No impuso pero si aconsejó el uso del tapabocas en el transporte público y comercios.
*Lucha climática. Desde campaña prometió emprender acciones para llevar a Estados Unidos hacia las energías limpias y liderar la ofensiva global contra el cambio climático. Tras su posesión retornó al país al Acuerdo de París y la semana pasada realizó una cumbre virtual con la participación de 40 jefes de Estado o de gobierno, anunció la meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 50 y 52% para 2030 en comparación con 2005; en un plazo de dos años duplicar la ayuda vinculada al clima para los países en vía de desarrollo, llamó al mundo a emprender ya, con hechos puntuales, la ofensiva para frenar el calentamiento global, el que calificó como amenaza existencial y espera que el Congreso de vía libre a su paquete de infraestructura que incluye una transición ‘importante’ hacia una economía verde que permitiría crear millones de empleos.
*Reactivación económica. Desde antes de posesionarse la economía norteamericana daba señales positivas de recuperación, gracias al plan de ayuda social implementado por su antecesor (US$3 billones) lo que impulsó el consumo al igual que todas las cadenas productivas y la política de ‘América primero’.
En el primer ítem, la aprobación del plan de estímulo por US$1.9 billones otorgado en los primeros días de gestión le ha permitido mantener la ayuda por US$1.400 mensuales a millones de estadounidenses con ingresos anuales inferiores a 75.000 dólares por persona o 150.000 dólares por matrimonio y la misma cantidad por niño. Las personas que ganan hasta US$80 mil al año y as parejas con ingresos de hasta US$160.000 también recibirán dicha ayuda federal, pero en una suma inferior.
También extendió el subsidio al desempleo hasta septiembre, crédito fiscal para cuidado de niños, recursos para centros educativos, estados y municipalidades, aumentar el rubro destinado a test de detección covid, así como para los sectores más afectados por las restricciones para contener la pandemia, como ha sido el gastronómico. En el segundo aspecto, que rebautizó como “Hecho en Estados Unidos” ha dado prioridad a las empresas y productos estadounidenses en los contratos con el gobierno federal y la ordenó revisar las cadenas de abastecimiento de bienes esenciales, cuya escasez afecta a la industria del país. Todo ello ha llevado a que baje el desempleo al igual que las solicitudes de subsidio para quienes no lo tienen.
*Plan de infraestructura. Para mantener la hoja de ruta económica prevista, el presidente Biden presentó al Congreso un ambicioso proyecto de ley de infraestructura por más de US$2 billones que pretende inyectar fondos en múltiples sectores, desde la reconstrucción del deteriorado sistema de carreteras hasta llevar internet de banda ancha a las comunidades agrícolas y mejorar el abastecimiento de agua en los hogares.
Para financiarlo propone aumentar los impuestos corporativos del 21% a 28%, en contravía de la rebaja que había decretado su antecesor. Ha sostenido que más allá del paquete tradicional de infraestructura busca cimentar el camino hacia la transición verde no solo en tecnologías sino en cualquier otro aspecto de la economía ampliada. en un intento por "apropiarse del futuro". Para sacarlo avante abrió conversaciones bipartidistas, aunque para su aprobación no lo requiere ya que en Cámara los demócratas son mayoría y, en Senado, pese a estar 50-50 el voto del desempate es el de su vicepresidenta. Este proyecto prevé la generación de millones de puestos de trabajo.
*Política exterior. Si bien la administración Biden se ha movido en varios y diversos frentes, que van desde el comprometido retiro de Afganistán hasta sanciones a varios países, lo que ha dominado la agenda ha sido sus relaciones con sus tradicionales rivales geopolíticos: Rusia y China.
Tras iniciar con duras declaraciones como considerar a Vladimir Putin “un asesino” o que el chino Xi Jinping “no tiene una pizca de democracia” no solo ha moderado el tono, sino que inclusive ha buscado desescalar la consabida tensión. Con el mandatario ruso y posterior a las sanciones que impuso a funcionarios de su gobierno y expulsar de Washington a 10 diplomáticos por lo que calificó como ‘acciones nocivas’ (ciberataques, intento de interferir en las pasadas presidenciales de Estados Unidos, envenenamiento y arresto del opositor Navalni), volvió a llamarle para proponerle una cumbre en un tercer país, lo que no ha sido desestimado por el Kremlin.
Con el presidente chino, tras el duro enfrentamiento que su equipo, liderado por el Secretario de Estado sostuvo con la delegación asiática en Anchorage (Canadá), envió a su delegado para asuntos climáticos, John Kerry a Pekín hace una semana, lo que redundó en la participación de Jinping en la reciente cumbre virtual sobre lucha contra el calentamiento global en la que éste planteó una inevitable cooperación.
*Movimiento de tropas. Sin cumplir la fecha pactada por su antecesor, que establecía el retiro total de los efectivos norteamericanos de Afganistán este 1 de mayo, el presidente Biden dijo que esos 2.500 militares saldrán de dicho país entre mayo y el 11 de septiembre, fecha en que se cumplen dos décadas de los atentados terroristas en Estados Unidos. Los talibanes han mostrado su desacuerdo con esta decisión.
De otro frente de guerra, Irak, las tropas de combate que fueron desplegadas para luchar contra los yihadistas comenzarán pronto a retirarse, aunque un pequeño contingente permanecerá unos meses más para acabar de entrenar a las fuerzas armadas iraquíes.
Entre tanto, desplegará 500 soldados suplementarios en Alemania (serán 35 mil), donde la presencia de importantes tropas estadounidenses había sido cuestionada por la administración anterior arguyendo la falta de participación financiera germana para su seguridad y en el marco de la Otan.