EN un informe de 265 páginas que se presentó en la ciudad de Nueva York y se denomina Ataques a la educación 2022, se presentan cifras alarmantes sobre estudiantes, y docentes que fueron víctimas de conflictos armados entre 2020 y lo corrido de este año.
Se calcula que fueron nueve mil académicos, estudiantes y profesores que resultaron heridos o murieron en ataques en 5.000 ataques perpetrados en establecimientos educativos o directo a personas que ejercen la profesión docente. Los datos representan la cifra más alta desde que se hacen mediciones al respecto.
Un hecho alarmante es que el incremento se presente durante un período donde gran parte del mundo educativo estuvo confinado y trabajando o estudiando desde casa. Los países donde se presentaron el mayor número de ataques fueron Estados Unidos, Burkina Faso, Etiopía, Mali, Myanmar, Nigeria y Colombia.
Surgieron otros países que en estudios anteriores no habían presentado ataques como Azerbaiyán y Mozambique. Mientras que hubo una reducción en países con conflictos armados prolongados como Yemen, Siria y Sudán del Sur.
Por otra parte, en el 2022 otro conflicto armado, el de Rusia y Ucrania ha incrementado las cifras. A mayo de 2022, mil instalaciones entre escuelas y universidades fueron dañadas en Ucrania según el ministerio de educación del país europeo.
Los ataques reportados en el mundo incluyen grupos armados, e inclusive militares que con explosivos atacan escuelas y universidades. En algunos países en guerra se denuncia la incorporación de estudiantes y profesores a grupos armados. Sin contar situaciones de asesinatos en colegios como se ha presentado en Estados Unidos, donde se evidencia la fragilidad de los estudiantes y profesores frente a asesinos o personas con desórdenes mentales.
Los países donde más se presentaron ataques a escuelas fueron Mali, Palestina y la República Democrática del Congo, entre los tres se registraron 400 ataques en los dos años.
Por otra parte, se incrementó el número de instalaciones educativas que fueron cerradas para ser utilizadas como cuarteles, operaciones militares o lo peor, centro de detención y tortura. El país que más casos reportó en estas situaciones fue Myanmar con 200 instituciones educativas afectadas. El asunto en este país fue el golpe de estado que se presentó en febrero de 2021.
El país donde fueron asesinados más profesores fue Afganistán con 185 víctimas, otro país donde la guerra y el control de los talibanes incrementaron el conflicto armado. La mayoría de las víctimas fueron mujeres. En Palestina la escala de hostilidades que se presentó en 2021 hizo que una cuarta parte de las escuelas fueras destruidas por los ataques aéreos y terrestres.
Otra situación crítica es la que se presenta en Nigeria donde en los últimos dos años 1000 personas entre estudiantes y profesores fueron secuestrados, un tercio de ellas mujeres y niñas, en un país donde radicales musulmanes consideran que las mujeres no pueden estudiar.
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Los países donde más se incrementaron los casos de amenazas y lesiones a los estudiantes fueron Camerún, Burkina Faso, Somalia y Colombia. Preocupa que nuestro país es el único de la región que reporta un incremento de la violencia dentro de las instituciones educativas. Los niveles de agresión, abuso y asesinato entre la población escolar son preocupantes y requiere de acciones orientadas a las habilidades ciudadanas y la recuperación de los entornos escolares.
Atacar las instituciones educativas, perseguir profesores y prohibir por la fuerza el acceso a la educación especialmente a las mujeres se ha convertido en un arma de guerra. Es por eso que se proponen acciones como escuelas seguras y alejar el conflicto de los espacios académicos, algo que muchas veces no ocurre porque la violencia logra entrar a los espacios educativos y convertirlo en una bandera dentro de ellas.
*Especialista en Educación