El 20 de agosto arrancó el programa económico del presidente Nicolás Maduro con una reconversión monetaria. Hoy, cien días después, la economía venezolana sigue en caída libre, con el dólar ganando cada vez más protagonismo en la transacciones cotidianas de los venezolanos.
El programa aun no se completó, pues todavía debe aumentarse a precios internacionales la gasolina más barata del mundo, algo de que por ahora sólo se hicieron pruebas. Pero puede decirse que fue superado claramente por la hiperinflación y la recesión.
Maduro lanzó su plan el 20 de agosto pasado, poniendo en circulación una nueva moneda, el bolívar soberano, al suprimirle cinco ceros al bolívar fuerte, el cual fue pulverizado por la hiperinflación.
En el programa se aumentaron los impuestos y el salario mínimo nacional, que se ubicó a un equivalente a 30 dólares mensuales, combinado con una ola de controles y regulaciones de precios.
En la primera semana fueron detenidas 92 personas, incluyendo gerentes de supermercados, por aumentar sin autorización los precios de bienes de consumo.
Maduro pidió al país una espera de dos años para ver el presunto éxito del programa, mientras espera el inicio el 10 de enero de un segundo mandato, producto de las controversiales elecciones del 20 de mayo boicoteadas por la oposición y cuyos resultados fueron desconocidos por varios gobiernos.
Al frente del plan no hay ninguna figura especializada, ya que Maduro es su principal portavoz. Los analistas sostienen que las medidas fueron sugeridas por un grupo de economistas ecuatorianos y españoles.
"El Programa de Recuperación Económica ha demostrado ser el camino correcto para la recuperación del equilibrio y la estabilidad del país", dijo Maduro después de los primeros días del programa.
El plan se apoyó en la divisa digital petro, la criptomoneda que creó el Gobierno para evadir las sanciones financieras de Estados Unidos, aumque fue prohibida por nuevas medidas de Washington. El Gobierno fijó su precio en 60 dólares, equivalente a un barril de petróleo en ese mes de agosto.
Si el plan no ha podido contener el desaforado aumento de los precios, tampoco ha frenado el incremento de la tasa de cambio. La tasa oficial, que comenzó el 20 de agosto a 60 bolívares por dólar, ya va por 79 bolívares, deslizándose hacia arriba mediante unas subastas realizadas por el Banco Central de Venezuela.
Pero en el mercado negro, activo mientras no se levanta totalmente el control de cambios impuesto en 2003, el cambio llega a 330 bolívares.
El bolívar soberano apareció con muchas expectativas entre los venezolanos, pero su capacidad de compra se fue diluyendo en el primer mes del programa. En 100 días, el pasaje de autobús saltó de un bolívar fuerte hasta cinco o 10 bolívares, según las rutas en Caracas.
La regulación de precios de bienes de consumo masivo provocó la inmediata desaparición de productos. Por el ejemplo, el pollo fue regulado en 78 bolívares el kilo (poco más de un dólar) y de inmediato desapareció. La carne de res, controlada a 90 bolívares, también se desvaneció. Los cortes de carne y pollo no regulados se ofrecen ya en más de 500 bolívares el kilo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), que pronosticó una inflación de un millón por ciento para fines de 2018, ajustó su estimación en más del doble. La economía también sumará otro año en caída, con estimaciones independientes que prevén un retroceso de 10 por ciento del producto interno bruto.
El diputado y economista Ángel Alvarado, miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional -controlada por la oposición pero despojada de facto de poder-, dijo que el plan ha sido un fracaso desde el comienzo, debido a que no previó medidas para contener la inflación, mientras el Gobierno continuó aumentando el circulante monetario.
"Los precios se han multiplicado por 25, el dinero inorgánico emitido por el Banco Central de Venezuela creció en 450 por ciento, el control de cambios no se levantó, la gasolina no se aumentó. Lo que sí cumplieron fue el aumento de impuesto al pueblo (el impuesto al valor agregado fue aumentado de 12 a 16 por ciento)", dijo a la dpa sobre los resultados del programa.
A la par, cada día aparecen en tiendas más productos marcados con cantidades en dólares; muchas ofertas de servicios y equipos piden como pago el billete verde o, por lo menos el cambio, a la tasa del mercado negro.
La dolarización de la economía ha estaba flotando en el debate público como fórmula para contener la hiperinflación, aunque es rechazada por el Gobierno. Sin embargo, la realidad económica ha impuesto las operaciones con la divisa.
"La economía se dolariza justamente para protegerse de la hiperinflación en bolívares. Mientras más aumenta la demanda por dólares, más rápido se destruye el bolívar, pero los agentes buscan proteger el poco patrimonio que tienen", señaló el economista Asdrúbal Olivares, de la firma de Econalítica.
La economía venezolana se ha contraído a la mitad desde 2014, último año en el que experimentó crecimiento.
"Después de casi 20 años con un Gobierno socialista radical, tres cuartas partes de la economía se han contraído. El problema de fondo es que están intentando que el Estado se embarque en un proyecto socialista, con una enorme caída del consumo", dijo el economista Guillermo Rodríguez, conferencista del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice).