La Constituyente comunal de Maduro es un hecho. Ahora, la dirigencia opositora debe decidir si, para hacerle frente, hace parte de los comicios regionales o se abstiene. En medio de esta decisión, esta semana quedó claro que hay dos tendencias al interior de la MUD. ¿Muchos líderes, poco consenso?
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La oposición de Venezuela, agrupada en casi veinte partidos, debe resolver un dilema inmediato. El chavismo, que logró instalar la Asamblea Nacional Constituyente, calificada por los opositores de fraudulenta, fijó para el 10 de diciembre las elecciones regionales.
Un sector cree que participar en ellas sería traicionar a los más de 120 muertos en las marchas contra Nicolás Maduro. Otro, al contrario, considera que, pese a la poca legitimidad del sistema electoral, la oposición no puede perder las tres gobernaciones que domina, frente a veinte chavistas.
En las filas opositores la Constituyente comunal de Maduro es un hecho, por ello la estrategia, luego de cuatro meses de calle –marchas y trancazos-, puede cambiar o intensificarse.
El dilema entre participar en las regionales o no presentar ninguna lista con candidatos, amenaza la unidad de la oposición. Durante las protestas contra Maduro, una de sus exigencias ha sido que se fije un calendario electoral, que ya tiene una elección establecida, pero no es completo y, sobre todo, confiable.
El consenso
La MUD, fundada en 2008 para hacerle frente a Hugo Chávez, hoy agrupa casi veinte partidos, cuyas tendencias ideológicas van desde el antichavismo radical y el neoliberalismo económico, hasta sectores socialdemócratas y, recientemente, incluye algunos chavistas críticos.
Luego de los fallidos intentos de diálogo con el chavismo, algunos sectores, como Voluntad Popular (partido de Leopoldo López), Henrique Capriles y el alcalde Antonio Ledezma, han dicho que participar en estas elecciones sería retroceder en el camino para lograr la salida de Maduro del poder.
Abarcando las mayorías dentro de la Unidad, esta facción es opuesta a jugar bajo los reglas de un gobierno ilegítimo, que, luego de quitarle las funciones legislativas a la Asamblea Nacional y reprimir las marchas en su contra, intenta tener un gesto democrático fijando la fecha de las elecciones regionales, que debieron haberse celbrado en 2016.
Este sector, además, rechaza participar en estos comicios por el reciente fraude que se presentó en la elección de la Constituyente, denunciado por la empresa de tecnología electoral, Smartmatic. Al menos un millón de votos fueron adicionados para sumar los ocho millones que defiende el chavismo, dice la compañía, pero la dirigencia opositora ha explicado que esa cifra no llega ni a los cuatro millones.
Ante la fijación de la fecha electoral, varios actores han criticado una eventual participación de la MUD en las regionales. El alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, preso en su casa tras ser trasladado desde la cárcel de Ramo Verde el viernes, dijo, “yo no me imagino a nadie que sea leal a la lucha que ha dado el pueblo inscribiéndose, haciendo una fila india para inscribirse en ese Consejo Nacional Electoral (CNE)”.
En la misma línea María Corina Machado, líder del partido Vente, Leopoldo López, Freddy Guevara y Henrique Capriles, han dicho que sería un error “garrafal” participar, porque traicionaría la masiva votación del 16 de julio en la que los venezolanos dijeron: sí a un gobierno de transición, sí a la elección de un tribunal paralelo, y sí que las Fuerzas Armadas se “pongan del lado del pueblo”.
Diferencias
A diferencia de un amplio sector de la oposición, Henry Ramos Allup, expresidente de la Asamblea Nacional y secretario general del tradicional partido Acción Democrática, ha sugerido que sería un error no inscribir candidaturas en las elecciones regionales.
“Si no nos inscribimos en las elecciones de gobernadores, el chavismo ganaría 23 gobernaciones por forfait, y en esa misma línea también regalaríamos 335 alcaldías", dijo en declaraciones a Globovisión.
La oposición, a juicio del diputado, siempre ha defendido el sufragio universal. Dentro de sus peticiones, nunca ha incentivado el “abstencionismo” y ha buscado, con más de 120 marchas, que se realicen elecciones generales o se convoque el referendo revocatorio.
“Hay personas que dieron su vida por pedir un calendario electoral y elecciones. Esa gente murió pidiendo participar y nunca hemos convocado una marcha proabstención", aclaró, cuando le preguntaron sobre los fallecidos en las marchas.
Ramos Allup, a diferencia de sus pares de la Unidad, ha reiterado la posición de su partido, Acción Democrática. “No puedo hablar por ningún partido, pero Acción Democrática -su partido, miembro de la MUD- va a participar. Creo que se va a aprobar”, espetó, en diálogo con la AFP.
Poco a poco, el dirigente político ha tomado distancia de algunos sectores de la oposición. En medio de una plenaria en la Asamblea, el martes, Ramos Allup lanzó un fuerte ataque contra Freddy Guevara por su propuesta de elegir un nuevo Consejo Nacional Electoral y convocar un gobierno paralelo tras la instalación de la Constituyente.
Usado por el chavismo para magnificar la división opositora, este choque muestra que en la oposición la unidad, que a lo largo de estos cuatro meses parecía inquebrantable, no es tan cierta. Al menos el dirigente de Acción Democrática, y otros tantos, han criticado algunas medidas anunciadas por Guevara, hoy vicepresidente de la Asamblea, quien pertenece a Voluntad Popular, partido radical antichavista.
Muchos líderes
No es un secreto que en la MUD hay, por ser una convergencia de numerosas fuerzas políticas, varios líderes y, por ende, diferentes posiciones frente a las crisis sociopolítica.
Entre ellos, se destacan Julio Borges y Henrique Capriles, de Primero Justicia, Freddy Guevara y el preso político, Leopoldo López, de Voluntad Popular, Ramos Allup, de Acción Democrática y Antonio Ledezma, de Alianza Bravo Pueblo, también sentenciado por una supuesta instigación a la violencia.
Todos, de una u otra manera, tienen intenciones presidenciales, opacadas por la inconmensurable mano dura del régimen. En los últimos anuncios hechos por la Unidad, se fijó que en un eventual gobierno de transición no habrá reelección y todas las fuerzas políticas estarán representadas en el gabinete.
Para evitar diferencias entre partidos, algunos diputados han propuesto unas primarias en las que se defina un líder de la oposición. Eventualmente, el que saldría favorecido sería Capriles, dos veces aspirante a la presidente en 2012 y 2013.
De momento, esto es una simple iniciativa. En la dirigencia opositora se sigue hablando de una unidad diversa y democrática. Pero, en su interior las diferencias cada vez son más notables. Luego del impulso chavista con la Constituyente, parece que un líder único es una condición necesaria para la oposición venezolana.