El Banco Central Europeo (BCE) se encuentra nuevamente bajo una fuerte presión para que actúe rápidamente luego de una nueva caída en el índice de precios en mayo para la zona euro que hace pesar un riesgo creciente de deflación en la región.
Según una primera estimación de la agencia europea de estadísticas Eurostat, publicada este martes, la inflación para mayo cayó a 0,5%, 0,2% menos que el mes anterior. Con esta cifra vuelve al nivel de marzo pasado que constituyó entonces su más baja evolución de precios en cuatro años y medio.
Los precios de los servicios aumentaron 1,1%, (+ 1,6% en abril) pero para todos los otros sectores los precios no cambiaron (bienes industriales sin energía, alimentación, bebidas alcoholizadas y tabaco, así como energía).
Estas cifras constituyen una mala sorpresa según los analistas, aunque ya la esperaban tras la publicación el lunes de la evolución de los precios de la primera economía de la zona euro, Alemania, en donde aumentaron sólo 0,9% el mes pasado, su más bajo nivel de los últimos cuatro años.
La desaceleración generalizada de los precios en la zona euro gira todas las miradas hacia el Banco Central Europeo (BCE), que se reúne el jueves. Se espera que la entidad actúe para revertir la baja inflación que pone en riesgo de deflación a la zona euro.
La deflación es un fenómeno nocivo para el dinamismo de una economía, dado que aplaza las decisiones de compra -con la expectativa de que los precios sigan bajando- y desalienta por ello las inversiones. Este fenómeno es el que debe hacer frente Japón desde fines de los años 1990.
El objetivo del BCE es el de preservar la estabilidad de los precios y el de mantener una inflación justo por debajo de 2%, un nivel que no conoce el bloque desde hace meses.
Y la situación parece que no va a mejorar a corto plazo. "No hay ningún signo de presión inflacionista", estimó Jennifer McKweon de Capital Economics, para quien el nivel aún elevado del desempleo pesa igualmente sobre los precios.
- Empleos precarios -
El desempleo cayó a 11,7% para abril en la zona euro (11,8% en marzo), según publicó este martes Eurostat. Representa unos 18,751 millones de personas desempleadas, 76.000 menos que en marzo y 487.000 menos que un año antes.
"Sin embargo, muchos de los nuevos empleos son precarios, y estamos lejos de garantizar que cada uno pueda tener reales oportunidades en el mercado laboral. Es por ello que debemos seguir haciendo esfuerzos para que el crecimiento se traduzca en empleos, tanto a nivel europeo como nacional", reaccionó el comisario europeo de Asuntos Sociales, Laszlo Andor. Con un crecimiento que sigue siendo átono en la zona euro --sólo 0,2% desde principios de año--, la institución de Fráncfort dijo estar dispuesta a actuar. Podría apuntar hacia la inflación para que la evolución de precios sea mayor, pero también la apreciación del euro, que supone un freno para las exportaciones.
A principios de mayo el presidente del BCE, Mario Draghi, subrayó que el BCE podría intervenir en junio. Los observadores aluden a diferentes medidas que podrían aplicarse, entre ellas la más esperada: una nueva baja de la principal tasa de interés, que actualmente se encuentra en 0,25% su más bajo nivel histórico.
Todo converge hacia una acción "agresiva" del BCE esta semana, supone Martin Van Vliet, del banco ING. El BCE debería "como mínimo" bajar su principal tasa de interés y llevar a tasas negativas la de depósito, aquella que remunera la liquidez que colocan los bancos a 24 horas.
Podría asimismo dar nuevos créditos a muy largo plazo a los bancos con la condición de que faciliten el crédito a las empresas, medida que estimula la economía. El jueves el BCE publicará además sus nuevas previsiones de crecimiento e inflación para la región.