Del sistema de navegación que sirve de consola para jugar a un dispositivo de altavoces que compensa el volumen según las curvas, los fabricantes de automóviles buscan seducir a los jóvenes en el salón de Detroit con todo tipo de accesorios.
"Es difícil atraer durante mucho tiempo a este grupo porque todavía no es leal a una marca", señala Joe Vitale, analista automovilístico en la consultora Deloitte, para quien los jóvenes tienen más expectativas que sus padres a la hora de comprar.
La fiabilidad, la calidad y la seguridad son cualidades que los jóvenes aprecian por encima de todo, pero también quieren que sus vehículos consuman poco y puedan conectarse a las redes sociales. Al igual que sus mayores, este segmento necesita que sus coches se parezcan un poco a ellos.
Las consolas para sincronizar la música de los teléfonos inteligentes, un motor enérgico y un interior elegante se han convertido en elementos imprescindibles en los automóviles que se exponen en el salón de Detroit (norte), que estará abierto hasta el 27 de enero, para que los jóvenes adquieran uno, teniendo en cuenta que este grupo demográfico pronto representará uno de cada cuatro vehículos comprados en Estados Unidos.
"Cuando construyes coches emocionales, más jóvenes compran tu producto", cuenta Jim Lentz, director de Toyota Motor Sales de Estados Unidos.
El fabricante nipón ha desarrollado un modelo especial para los jóvenes, el Scion, que pone el acento en la personalización del vehículo, algo por lo que los jóvenes están dispuestos a pagar más.
Scion ofrece 250 maneras de personalizar el automóvil, por ejemplo a través de kits de iluminación, tubos de escape deportivos y amortiguadores para bajar el chasis.
El Mini de BMW también juega con la personalización, ofreciendo una infinidad de colores y motivos para la carrocería -incluyendo el clásico techo con la bandera británica-, mientras que dentro el cliente puede llegar a encontrarse con sorpresas, como un compartimento secreto para guardar guantes.
El sistema de audio compensa el volumen de los altavoces en función de las curvas, mientras que en la pantalla de navegación un pececito rojo se cae de una pecera si el conductor ha girado con demasiada fuerza.
El estadounidense Ford, por su parte, no espera que la gama de colores para la carrocería de su pequeño Fiesta Storm sea suficiente para convencer a los nuevos compradores jóvenes.
Sin embargo, los seduce con equipamientos de alta gama como espejos con calefacción y un dispositivo que lee en voz alta los tuits, que vienen a complementar un vehículo moderno que no gasta mucho y no es muy caro.
Al final, los colores son una estrategia para crear un vínculo emocional, que servirá para que el conductor vuelva a escoger a Ford cuando llegue el momento de sustituir el coche.
Es lo mismo que hace el alemán Volkswagen con su Fender Beetle: el sistema de música permite conectar una guitarra y el interior tiene una estética particular que le da carácter al automóvil.
Los jóvenes compradores quieren que su coche sea más que un simple medio para desplazarse, cuenta John Mendel, responsable de ventas en American Honda. "Buscan la flexibilidad, la navaja suiza del vehículo", explica.
Honda se esfuerza por responder a esta exigencia con su SUV urban, que combina las funcionalidades de un coche deportivo con la manejabilidad de un vehículo pequeño.
El también estadounidense General Motors busca llamar la atención de los jóvenes con sus pequeños modelos Chevy Spark y Sonic, que ofrecen un audaz diseño con colores llamativos que hacen juego con varios detalles del interior, así como un sistema de música que se conecta a los teléfonos inteligentes y lee mensajes.
Pero el SUV Equinoz y la camioneta Silverado se venden igual de bien que las líneas para la generación más joven.
Hyundai, de Corea del Sur, también tiene sus métodos para seducir a los más jóvenes con un estilo dinámico que también piensa en los padres a través de un sistema de navegación que avisa a los progenitores cuando el vehículo abandona una zona conocida.
AFP.