El tráfico de droga es un "elemento esencial" del financiamiento de los grupos yihadistas y los señores de la guerra en África, y es "indispensable" que ese fenómeno sea tomado en cuenta en las políticas que se adopten, señalaron expertos en momentos en que se reunía en París la cumbre sobre la seguridad en el continente.

África occidental se ha convertido en los últimos años en lugar de tránsito de la droga entre América Latina y Europa, así como entre Asia y Europa, señalaba en febrero pasado el informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC).

"Nosotros fuimos los primeros que denunciamos la amplitud de ese tráfico", pero "tenemos la impresión de que es un tema tabú para los Estados y para muchos expertos", señala a la AFP el diputado francés François Loncle, autor junto con su colega Henri Plagnol de un informe parlamentario sobre la seguridad en los países del Sahel.

El tráfico de droga "alimenta a los jefes de guerra y a los grupos yihadistas, en particular AQMI" (Al Qaida en el Magreb Islámico) y "espero que las políticas de seguridad en África que se debaten en la cumbre tomen en cuenta este tema", dice Loncle, que considera "impensable" dejarlo de lado.

"Hay que detener ese tráfico, que financia en gran medida a los movimientos yihadistas, como hay que cesar de pagar rescates por los rehenes, que también los alimentan", insiste.

En la declaración final de la cumbre, los 40 jefes de Estado y de gobierno participantes reconocieron el sábado que la "implantación de redes terroristas y criminales" constituye "una amenaza para la paz y la seguridad en África y en el mundo", pero no anunciaron ninguna medida concreta respecto al narcotráfico, limitándose a "reafirmar su compromiso de prevenir y contener la producción, la transformación, el consumo y los tráficos de droga en los dos continentes", luchar "contra los flujos financieros" conexos y "reforzar la cooperación" con ese fin.

En su informe, el diputado Loncle explicaba que el Sahel se convirtió a principios del siglo XXI en encrucijada del tráfico de droga desde América Latina hacia Europa, dado que la "'Highway 10', es decir el paralelo 10", es más segura para los traficantes que "la vía directa de aprovisionamiento".

Pero América Latina no es la única región de origen de la droga que transita por la región: "cocaína y heroína procedentes de Afganistán pasan también por la zona".

Una opinión que comparte Philippe Hugon, director de investigaciones del Instituto de Investigaciones Internacionales y Estratégicas (Iris).

"Con la cocaína procedente de América Latina en tránsito hacia Europa, la heroína procedente de Asia y la producción de países de la región, como Marruecos, África forma parte hoy de la economía criminal mundial", afirma Hugon a la AFP.

Y "todos los movimientos yihadistas del arco sahelo-sahariano se nutren con ese tráfico", agregó, recalcando la importancia de este fenómeno para "comprender los retos políticos".

"Las medidas que se toman no están a la altura del problema", estima Hugon, subrayando que "cuando se toman medidas contra el tráfico en un lado, como en ciertos países de América Latina, las mafias se reorganizan y se reconstituyen en otra parte".

"Hay además connivencias entre países. Por ejemplo, las mafias de la droga en Nueva York son controladas hoy por nigerianos. Y aquí se trata de América del Norte y no de Sudamérica", explica.

El experto señala las dificultades de la tarea. "Los países africanos son pobres y no tienen la posibilidad de frenar a las mafias criminales, cuando no son los Estados los que son corruptos", como Guinea-Bissau, que Hugon califica de "narco-Estado".

También Loncle señala la pobreza como un elemento clave. "La seguridad debe tener en cuenta el desarrollo", con una "doble ecuación", ya que "no hay desarrollo sin seguridad, pero tampoco hay seguridad sin desarrollo", recalca el diputado.

Una afirmación que no desmentirán los propios africanos. "Hoy, el principal aliado de los yihadistas, de los terroristas, de las organizaciones criminales, es la pobreza", recalcó en la cumbre de París el presidente de Níger, Mahmadou Issoufou./AFP