En diciembre de 2015 el mundo se conmocionó al conocer que aviones rusos habían bombardeado civiles cerca Alepo, dejando un saldo de más de 30 muertos. Como responsable de esos ataques, Rusia presentó aquellas personas como terroristas, pero finalmente concluyó que se trataba de civiles, asumiendo su responsabilidad.
Pasaron meses bajo un intenso fuego cruzado entre fuerzas leales al régimen de Al Asad, rebeldes opositores y grupos terroristas, que sopesaron sus sangrientas acciones con débiles treguas que sirvieron de poco, como demuestró este macabro episodio.
Aquellas acciones militares suceden a lo largo y ancho de Siria, teniendo como epicentro: Alepo. La segunda ciudad de Siria se encuentra dividida desde 2012 entre barrios controlados por el régimen al oeste y por los rebeldes al este.
Como ninguna otra, la población civil de esta ciudad ha sufrido los vejámenes de la guerra, con bombardeos indiscriminados del régimen, Rusia y Estados Unidos, quienes presentan las muertes civiles como “daños colaterales”.
Tras el reinicio de la ofensiva en Alepo, fuerzas leales al régimen bombardearon un hospital controlado por los rebeldes que dejó 53 civiles muertos y centenares de heridos.
Una vez más, Naciones Unidas consideró "imperdonable" el ataque y manifestó que "debe haber responsables para estos crímenes", mediante un comunicado del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien recordó que "los ataques a civiles constituyen violaciones inaceptables a las leyes humanitarias".
Ban condenó los "recientes bombardeos ciegos por partes de fuerzas gubernamentales y los grupos de oposición y las prácticas terroristas empleadas por grupos extremistas", al tiempo que llamó a las partes beligerantes en Siria a "comprometerse nuevamente y con urgencia en el cese de las hostilidades".
Estados Unidos mostró su indignación por "los ataques aéreos en Alepo en el hospital Al Quds, administrado por Médicos Sin Fronteras y el Comité Internacional de la Cruz Roja, en los que murieron decenas de personas, incluyendo niños, pacientes y personal médico".
Al mismo tiempo, el Secretario de Estado, John Kerry, dijo que "Rusia tiene la responsabilidad de presionar al régimen" para que deje de "atacar a civiles, servicios médicos y de primeros auxilios" y respete "plenamente el cese de las hostilidades".
El enviado de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, expresó su preocupación por la situación en Alepo, donde los bombardeos dejaron más de 200 muertos y cientos de heridos en una semana, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
"Es la peor jornada en Alepo desde hace cinco años. El régimen no ha perdonado ni un solo barrio", afirmó a la AFP un residente de la zona rebelde de Bustan al Qasr.
Para evitar más muertes, De Mistura instó a Rusia y a Estados Unidos a tomar "una iniciativa urgente". Moscú y Washington ya promovieron la maltrecha tregua actual que entró en vigor el 27 de febrero.
Masivo sufrimiento
Para el Comité Internacional de Cruz Roja, Alepo se encuentra "a las puertas de un desastre humanitario" "Allá donde estén, pueden escuchar las mortales explosiones, los bombardeos y el vuelo de los aviones", según Valter Gros, el representante del CICR en la ciudad.
Sin embargo, el régimen dejó entrever que prepara el lanzamiento de una ofensiva contra esta ciudad y la provincia homónima". Ahora es el momento de lanzar la batalla para la liberación total de Alepo", anunció el jueves en Damasco el diario Al Watan, próximo al gobierno sirio. "No es un secreto que el ejército sirio y sus aliados han preparado esta batalla decisiva", añadió.
Un portavoz del Alto Comité de las Negociaciones (ACN), que reagrupa a los principales representantes de la oposición y de la rebelión sirias, Salem al Meslet, estimó que el régimen de Asad "rechaza poner fin al sufrimiento del pueblo sirio".
Según el director del grupo de trabajo humanitario para Siria, Jan Egeland, los convoyes de ayuda humanitaria han llegado ya a un 52% de zonas sitiadas y a 255.000 personas. Pero las agencias de ayuda humanitaria no han podido visitar todavía 35 localidades, donde viven 905.000 personas, lamentó Egeland.
"Deberíamos estar avergonzados de que esto ocurra", señaló ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el responsable de la ayuda humanitaria en Siria, Stephen O'Brien, quien instó a revitalizar el cese al fuego y poner fin "al masivo sufrimiento" provocado por la falta de alimentos y medicinas.
La guerra en Siria, iniciada en marzo de 2011, ha dejado más de 270.000 muertos y ha obligado a más de la mitad de la población a abandonar sus hogares. Mientras tanto una solución que le ponga fin al conflicto no se ve por ningún lado. /ENS con AFP